Capítulo 9: El premio rechazado

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Fuimos volando en el ascensor de cristal y nos posicionamos encima del techo de la casa de Charlie. No irá a…
Y en menos de lo que canta un gallo, entramos en la casa de Charlie por el techo, rompiéndolo en mil pedazos, creando un boquete gigantesco en el techo de la casa. Nos detuvimos cuando el ascensor tocó el suelo de la casa de los Buckets.
-Creo que están llamando a la puerta- Dice una abuela, que estaba en una cama con dos señores mayores más. Un hombre viejo, con cara de pocos amigos al lado y en la otra punta de la cama, una mujer afable y con miedo en los ojos.
-Hola papá, hola mamá- Exclama Charlie emocionado.
-Hola…- Susurra la madre de Charlie sorprendida y con miedo.
Las puerta se abren y sale Charlie emocionado para abrazar a sus padres y después de él, su abuelo, y se coloca al lado de la familia. Salimos Willy y yo del ascensor y Willy mira a todos los lados con un poquito de asco, pero lo ocultaba bien, otra cosa eran sus ojos, que hablan por si solos.
La casa no era muy grande, eso había que admitirlo, el objeto que destacaba más en el cuarto era una cama, ya mencionada que estaba reservada para tres abuelos, y sobraba un hueco al lado de una señora y supuse que era el hueco donde iba el abuelo de Charlie, que había salido de la cama, para ir a ver la fábrica de chocolate, aun lado de la cama, había una señora mayor, que supuse también que era una de las abuelas de Charlie, y en el otro extremo, dos señores mayores también mencionados anteriormente. La sala donde estábamos era como el salón, la cocina y dormitorio unidas en una sola.
-Mamá, papá, hemos vuelto- Dice Charlie Bucket emocionado, dándoles un abrazo, y luego se les unió el abuelo Bucket.
-Es Willy Wonka, nos a traído a casa- Dice Charlie, rompiendo el abrazo familiar.
-Ya lo veo- Responde la madre mirando al techo sorprendida.
-Ah, es verdad, la señorita que está a su lado es Sara, una de las que consiguió un billete dorado- Continuó Charlie mirándome felizmente.
-Hola…- Saludo tímidamente.
-Ustedes deben de ser los p-p-p…- Empieza hablar Willy pero se atranca, una vez más, en la palabra “padres". Iba a terminar la palabra pero el padre de Charlie se me adelanta y dice.
-Padres?- Responde, sujetando a su mujer feliz y mirándola contento.
-Si… Eso- Responde fastidiado Willy y levanta una ceja en signo de repulsión.
-Dice que Charlie ha ganado algo- Explico el abuelo Bucket feliz y sin soportar la ilusión.

-Yo diría, más que algo- Me soltó la mano y empezó a rebuscar por toda la casa, sin ningún por qué en particular- Lo más algo, de lo más algo, que jamás haya habido- Abre un armario, lo ojea, y después lo cierra- Voy a regalarle a este muchacho, mi fábrica entera- Se agacha y abre otro armario. Nos quedamos todos los presentes en la sala (escepto Willy) con la boca abierta. Regalarle la mejor y más grande fábrica de chocolate a un niño de 10 años, que todavía iba al colegio!!?! Esta zumbado o ¿¡¡¿Qué le pasa a este tipo!?! Pero entonces recordé, yo también había ganado…
-Sera una broma?- Consigue articular emocionado el abuelo de Charlie.
-No, en serio, es verdad- Se levanta y empieza a decir mirándonos cínicamente- Es que, solo unos hace unos meses, en mi corte de pelo bianual, tuve una extraña revelación- Actúa como si estuviera viviendo un flashback otra, pero antes de que me moviese para ayudarlo, reacciono solo- En aquella primera cana, vi reflejado el trabajo de toda una vida. Mi fábrica, a mis queridos Oompa Loompas ¿Quién cuidará de ellos, cuando yo no esté? En aquel momento me di cuenta que…- Y dice en tono preocupado-…Un heredero me vendría al pelo- Aguante la risa que me vino en ese entonces y lo conseguí- Y ya lo tengo Charlie, tú- Exclama feliz.
Da un paso al frente y desvía la mirada a la cama que estaba detrás de nosotros y pone cara seria.
-Hola- Saluda una de las abuelas, que no supe cuál, porque Charlie al mismo tiempo empezó hablar.
-Por eso hizo lo de los billetes dorados- Posa la mirada en mi, y me hace un gesto para que me  acercarse a él. Le hago caso y mientras me acerco a él, Willy responde
-Sí- Me pongo a su lado, coloca una de sus manos en mi cintura y nos lleva a un sitio de la casa. Quién se cree? Revisando una casa ajena, como Pedro por su casa, anda, venga ya! Pero de repente abre una puerta y al abrirse por completo la puerta nos tapaba las caras y  me susurra- Y también por ti, mi grano de cacao- Roza sus labios finos y rosados contra mi nariz y cierra la puerta- Invite cinco niños a la fábrica, y el que estuviese menos malcriado, sería el ganador- Y nos volvemos al mismo lugar de antes.
-Ese eres tú Charlie- Dice orgulloso el abuelo Bucket.
-Bueno que dices? Están listo para dejar todo esto atrás y venirte con nosotros a la fábrica?- Dice feliz, ladeando su cabeza y me junta más a él. Espera un segundo… ¡¿¡NOSOTROS!?!
-Claro! Desde luego!- Respondió emocionado el niño, pero, luego añadió mirando a sus padres y abuelos felices- Bueno, si mi familia puede venir conmigo también-
-Oh! Hijo mío, claro que…- Se aleja de mí y dice contentísimo-…no pueden- Y todos nos quedamos mirándolo, una vez más, sorprendidos- No puedes dirigir una fábrica, cargando con el muerto de toda una familia- Mira a la cama con las personas mayores- Sin ofender- Y retira la mirada con repulsión.
-No lo hace, gili…- Responde el hombre entre dientes, y Willy le mira de reojo fastidiando.
-Un chocolatero tiene que ser independiente y libre, tiene que perseguir sus sueños, sin importarle las consecuencias- Continua hablando orgulloso y feliz.
Todos los presentes en el cuarto, miramos a Charlie triste, salvo Willy, que solo le miraba emocionado por aceptar su premio de una vez por todas.
-Mírame a mí, no he tenido familia y me e hecho de oro- Contesta feliz, con una sonrisa deslumbrante en la cara, que parecía imposible quitársela de la cara.
-Y si me voy con usted a la fábrica ¿No podré volver a ver más a mi familia?- Pregunta, perdiendo el brillo que siempre estaba presente en él, pero justamente en este preciso momento, se había apagado y sumergido en una completa oscuridad negra.
-¡Claro!- Exclama reluciente y asintiendo con la cabeza- Considéralo una ventaja- Charlie da un paso al frente y le responde sincero.
-Entonces no voy- En la cara de Willy, su sonrisa feliz, poco a poco empezó a desaparecer con cada palabra que soltaba Charlie de su boca- No dejaría a mi familia, por nada, ni por todo el chocolate del mundo- Algo en el corazón de Willy se había descompuesto o roto en mil pedazos y después de un silencio bastante intenso, Willy Wonka responde dolido.
-Oh, entiendo… que raro- E intento soltar una risita, pero lo único que le salió fue un jadeo triste. Luego dio un paso al frente y dice con una mirada de súplica- Hay otros dulces aparte del chocolate- Intenta arreglarlo pero Charlie zanja la conversación con una frase de disculpa.
Willy mira al suelo desanimado y gira sobre sus talones y camina lentamente con pasos largos hacia el ascensor. Entra en él y me mira triste, con los ojos cristalinos al borde de las lágrimas.  Me acerco a Charlie, le doy un abrazo y un beso en la mejilla, haciéndolo sonreír un poco. Le correspondo la sonrisa y antes de irme con el señor Wonka, revuelvo el pelo de Charlie,  haciéndolo reír, a él y al abuelo, mientras que a los padres les saque unas sonrisas felices y al mismo tiempo triste.
-Adiós enano- Digo de forma burlona y entro en el ascensor. Charlie mueve su mano para despedirse de mí y del señor Wonka y yo le correspondo, guiñándole un ojo. Willy le da con su bastón a un botón y salimos por el hueco del agujero que había creado desde el principio en el tejado de la casa.

Sara en la fábrica de chocolate (Willy Wonka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora