Capítulo 11: Lágrimas

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PVO Willy Wonka

Salgo del ascensor de cristal secándome una lágrima que se me había escapado del ojo. Miro a mi fábrica, todo lo que me costó conseguirla y estar donde estoy ahora, no fue para nada fácil, una sonrisa triste adorna mi rostro, pero tan rápido como vino, se fue, y mi cabeza empieza a recordar todo lo sucedido en el día de hoy.
La canción de bienvenida, con los muñecos cantando y luego quemándose poco a poco, con sus caras completamente derretidas; cuando entramos dentro de la fábrica; cuando puede hablar por primera vez con mi querido grano de cacao; después... el campo de golosinas, donde tuve mi segunda conversación con Sara, que después de tenerla, un sentimiento cálido empezó a bombear mi dulce corazón de chocolatero; cuando Augustus Gloop se cayó en mi río de chocolate, manchándolo completamente con sus sabor a niño sudoroso; el viaje en barco y cruzando las profundidades de la fábrica hasta llegar a la sala de inventos; Violet Beauregarde convirtiéndose en un arándano gigantesco de color purpura; Veruca Salt siendo atacada por mis ardillas y sucesivamente tirada en el conducto de los desperdicios; Mike Tevé siendo encogido en el tele-chocolate; y finalmente, Charlie rechazando mi oferta de vivir conmigo en mi fábrica.
No entiendo por qué la rechazó, si a mí me la hubiesen propuesto cuando todavía era un niño y odiaba con todo mi corazón a mi padre, la hubiera aceptado sin pensármelo dos veces, no hubiese querido estar más con mi padre diciéndome lo malo que eran las golosinas y los caramelos y ponerme reglas de "No comer chocolate o cualquier dulce existente."
Todavía me alegro muchísimo cuando me escapé de esa casa y dejé atrás toda mi vida con él y empecé mi negocio en Cherry Street hace 20 años, fue la mejor decisión que había tomado, y gracias a ella, estoy donde estoy.
Siento a alguien acercarse a mi y colocando su mano en mi hombro, miro a la persona temiendo de que fuese un extraño pero mis estímulos se relajan al saber que solo era Sara, la misma sonrisa triste apareció una vez más y la miro con melancolía.
-Willy...- Susurró mi nombre triste provocando que la mirase a sus ojos castaños. Eran tan hermoso que parecían hechos de chocolate con leche, podía perfectamente una persona perderse en ellos y daría lo que fuese para que esas órbitas marrones reflejaran la felicidad como cuando por primera vez me vieron en persona. Intento forzadamente esbozar una sonrisa en mi rostro, pero más que una de mis sonrisas parecía una sonrisa vaga, sin ilusión de absolutamente nada.
-Hola mi grano de cacao...- Susurro igualmente, intentando no aparentar preocupado o triste, pero era lo único que se detectaba, en mi voz. Me devuelve la "sonrisa" que antes la di, y me pareció lo más hermoso de este mundo. Había olvidado completamente como era su sonrisa y como quedaba en su rostro pálido y sonrojado levemente por culpa del frío. La intento pasar una mano por su cadera y pegarla a mí con la poca fuerza que tenía, apoyo ligeramente mi mejilla en su cabeza y nos consumimos en un silencio incómodo, pero al mismo tiempo cómodo.
Los dos mirábamos fijamente a la fábrica y podía notar como el cuerpo de Sara empezaba a temblar y la intente pegar a mi cuerpo para que no pasase frío, pero como dije antes, con la poca fuerza que tenía, se me era imposible. Hasta que de repente, se giró y me dio un beso el mi hombro haciendo que la mirase y sonriera.
-Mi chocolate dulce...- Dice triste mirándome a los ojos, acompañada solo con una leve risa enseñando sus dientes como siempre, lo adoraba tanto como una de las golosinas que he creado, y encima la suya sería una de mis favoritas.
-Al menos te tengo a ti, mi grano de cacao...- Susurro triste y la intento abrazar para consolarme un poco, pero termino abrazándola raro con lo brazos muy tensos, por culpa de que me estaba congelando por el frío.
-Willy...- Me llamó mi Sara y la miré a los ojos sin romper el "abrazo" y dándola como afirmación un ligero ruido con mi garganta, que significaba "¿Qué pasa?".- Charlie fue el niño que ganó el premio, pero yo... ¿Qué pinta un sexto billete dorado en los cinco billetes dorados? ¿Qué pinto yo aquí en todo esto?- Pregunta y de repente me acuerdo, la miro emocionado y doy un mini saltito de la emoción y me separo de ella, la miro con ilusión y la respondo.
-¡Es verdad!- Exclamo sorprendido y alegre, si no me lo hubiese recordado mi precioso grano de cacao, ella y yo seguiríamos en un abrazo y de repenteme imagine yo abrazandola un día de invierno infernal y ella posando su cabeza en mi pecho, yo acariciandola el pelo suavemente mientras que ella levanta la cabeza y junta sus labios con los míos...- En su entonces, yo creé, solo cinco billetes dorados, pero luego pensé "¡Ey! ¿Qué tal si creas un sexto billete y haber si hay suerte...?"- Frunze el ceño y luego levanta una ceja confundida, habré dicho algo mal? Algo que la ha podido ofender? Me la quedé mirando un poco preocupado sin importarme que me haya interrumpido mientras hablaba.
-¿Suerte en qué?- La pasé mis brazos por su pequeña cadera, atrayendola hacia mi cuerpo y juntandolo con el mío. Normalmente nunca una persona se acercaría tanto a mí, pero nunca llegué a pensar que esa persona hubiese sido el amor de mi dulce vida y encima que la hubiese acercado yo, juntando su pequeño y delicado cuerpo junto al mío. Podía ver perfectamente como se había sonrojado, sus ojos tuvieron un brillo muy peculiar cuando se me quedó mirando atentamente y pude ver sus color castaños perfectamente. La estaba sujetando tan fuerte que en pocos segundos sin duda, su cara se parecería a la cara de Violet Beauregarde.
-Con todo mi corazón deseaba que no fuese otro niño, si no, que fuese un adulto, y en particular una mujer y que no estuviese malcriada, que adorará los dulces, que pensará igual que yo, igual de inteligente, poder romper las paredes de su mente e ir a un mundo más allá del nuestro, que sería perfecta para mí...- Me separé de ella y cogiendo más fuerte mi bastón de caramelo, eleve mi otra mano al cielo y empeze a moverla maravillado por el momento tan fantástico y asombroson que estaba creando-...Su premio sería el mejor de todos ellos, algo inigualable, algo fantástico, increíble, algo que a la ganadora del premio le encantase, y sin negárselo dos veces, lo aceptaría feliz, algo realmente amoroso...- Solté un suspiro de felicidad y me di la vuelta para mostrarle una de mis sonrisas más sinceras y felices, pero me extrañé un poco al ver en su rostro que estaba confundida y atónita. ¿Habré ahora hecho algo mal? ¿Por qué no hablaba? ¿Por qué se ha puesto aún más palida? Estaba empezando a preocuparme pero mi sonrisa voluminosa no la retiré de mi rostro.
-Estas diciendo... ¿Qué la ganadora, en este caso yo, ganaría el premio de tener una relación amorosa con el magnífico e increíble chocolatero Willy Wonka?- Gire la cabeza mirándola otra vez porque había desviado la vista al cielo porque empezaba a caer unos pequeños y suaves copos de nieve y se posaban delicadamente en el pelo marrón con linas verdes de mi dulce chocolate, asentía lentamente mirándola encantado a que ella había encontrado la respuesta a lo que yo todo el rato había estado insinuando constantemente, no quería admitirlo pero realmente me daba muchísima vergüenza decirlo...
-Willy...yo...- Empezó a tartamudear nerviosa y cortó la conexión que tenían nuestros ojos y miró al suelo. Sus pies se movieron hacia dentro y se agarró el brazo izquierdo con su mano derecha y lo acariciaba lentamente mientras pensaba en algo, a lo mejor es la respuesta que estaba esperando durante tanto tiempo. Ya podía imaginarla decir que sí, la abrazaría y sin duda alguna la besaría, ahogaría por fin el deseo que tenía en mi interior desde el comienzo de la visita. Recuerdo perfectamente verla debajo del árbol de manzanas de caramelo, coger una manzana caramelizada y comérsela mientras me sonreía y decía que todo eso parecía sacado de un cuadro de Salvador Dalí, tan retorcido y extraño, pero al final lo adornó con las palabras "Me encanta", allí fue donde mi corazón empezó a sentir un sentimiento tan cálido que no se podría comparar si a mi corazon le diesen unas mil capas de chocolate derretido y luego lo espolvorearan con azúcar glasé de primerísima calidad como el chocolate. Me acerqué a ella sin perder mis esperanzas y me agaché a su altura, que tampoco era mucha la diferencia, incliné la cabeza hacia la derecha y subí su cabeza, posando en su barbilla mis dedos pulgar e índice, obligándola a mirarme.
Podía ver en sus ojos tristeza, mucha, demasiada, era casi devastador verla de ese modo, me miró y la sonreí, y sin verlo dos veces, nuestros labios estaban conectados.
Ella se me había acercado lo suficiente para poder besarme, no sabia que hacer, me empeze a poner nervioso, este era mi primer beso, y ni siquiera sabia que decir o pensar, solo podía sentir sus labios fríos sobre los míos cálidos, tenía bastantes arañazos en sus labios y sin dudarlo, por culpa del miserable ambiente invernal, sus labios se habían agrietado. Me agarró de la mandíbula juntándome más a ella, se sentía tan pero tan bien, que no pude evitar soltar mi bastón de mi mano y juntarme a su cuerpo para calentarla y que no muriese de hipotermia en mis brazos. Continuamos el beso mientras veía a un Oompa Loompa salir de la fabrica con el abrigo y la bufanda de Sara, alejé mi vista de él y cerré mis ojos disfrutando el momento tan deliciosamente dulce. Sara empezó a mover sus labios sobre los míos y yo por miedo a fastidiarlo, no los móvi, pero se me fue tan tentador no hacerlo pero cuando lo hice, pude disfrutar un poco de la saliva tierna y caliente de la chica que tenía delante mía, su saliva sabia a hierbabuena o a mente juntado a un sabor a caramelo y chocolate, demasiado dulce incluso para un chocolatero tan bueno en su oficio como yo. Empeze a quedarme sin aire para poder continuar el beso, pero aguanté todo lo posible para no destruir el mejor momento de mi vida, fue incluso mejor que cuando abrí la fábrica, un montón de gente aplaudiendo, cámaras grabandome, periodistas haciendo fotos, entrevistadores hablando a micrófonos mientras que miraban la fábrica expectantes, solo puede ser superado por este momento tan fantástico de mi primer beso con Sara, solo había una cosa que le hacía diferencia con el otro recuerdo, no era que habia una mujer guapa y hermosa entre mis brazos, que también lo era, si no que este momento era solo entre ella y yo, fundiendonos en algo más dulce que algo que podría salir de mi fábrica.
El Oompa Loompa empezó a darme suaves toquecitos con sus manos pequeñas enguantadas mientras que tiritaba de frío, quería darle un puntapié y alejarlo de mí pero antes yo de hacer eso, Sara se alejó de mí y yo me quedé con los ojos cerrados y los labios entre abiertos. Al notar que no habia nada sobre ellos, abrí los ojos y miré a Sara con vergüenza mientras que mis mejillas se tornaban de un color parecido a la cereza, me puse recto y me rasque la nuca nervioso y abri la boca para decir algo, pero luego la cerré nervioso a soltar algo inadecuado o que pudiese arruinar este momento tan perfecto.
Sara se agachó al Oompa Loompa y se puso rápidamente su chaqueta negra y su bufanda verde con muchísimos parches, pude ver uno que era de un villano de Batman, y solo habia un signo de interrogación de color verde, pero se podía perfectamente diferenciar ese verde del de la bufanda, se cerró el abrigo hasta arriba y me miró.
Se acercó a mí oído y me susurró.
-Te amo Willy, perdón...- Y después la vi alejarse hacia las puertas, se abrieron automáticamente y luego se cerraron, creando un estrepitoso ruido que se quedo en el aire durante unos pocos segundos.
Qué acababa de pasar? Todo a pasado tan rápido que... Qué hago aquí? Por qué mis labios tienen un sabor a menta? Por qué sentía que me acababan de romper en mil pedazos y me tiraron a la basura? Por qué... no me dijo que sí? Pensé que era mi grano de cacao, mi chocolate, pensaba que era el amor de mi vida, pero... Qué ha ocurrido en tan poco tiempo? Un ángel apareció en mi vida para luego hacerme ilusiones y jugar con mi corazón para luego marcharse de ella como si nada hubiese pasado?
Mis ojos se cristalizaron y en menos de un segundo, lágrimas empezaron a caer de mis ojos descontroladamente, llegaban a mi barbilla y luego caían al suelo, manchando la nieve, una nieve tan blanca que parecía ser la más pura que había visto, parecía igual de pura que Sara, podía verla a ella delante mía, mirándome con una sonrisa de oreja a oreja, tan perfecta, mirándome con esos ojos castaños difíciles ahora de ver.
De repente sentí una mano temblorosa agarrar mi chaqueta y me giré emocionado para encontrarme a Sara detrás de mí para volver a besarla y esta vez no soltarla para que no se fuera, pero cuando me di la vuelta me encontra mi fábrica, bajé la mirada desilusionado, y me encuentro al Oompa Loompa que le trajo a Sara su abrigo y bufanda, le miró con odio por culpa de él no se hubiese ido Sara, pero luego me di cuenta que era mi culpa por haberla dejado marcharse sin más.
Entonces armé un plan rápido en mi cabeza. Me agaché a la altura del Oompa Loompa y me quité rápidamente mi chaqueta carmín y se la puse en los hombros. Empezaba a resfriarse, y podía llegar a resfriarse, los Oompa Loompas solo podían soportar temperaturas muy altas y con la ropa que tenía puesta, podía haberse caído en la nieve y haber muerto de hipotermia, me acerqué a él, abrochandole algunos bontones mientras le decía rápidamente.
-Quiero que entres en la fábrica, calentarte y despues de estar mejor, dile alguno de tus compañeros que lleve mi chaqueta a mi cuarto-
-¿Dón-Dónde i-iras?- Tartamudeó por culpa del frío, le di un beso en la frente y susurre.
-A buscar el amor de mi vida...- Nada más terminar, el Oompa Loompa se giró y se marchó hacia la fabrica, yo me dirigí hacia las verjas y se abrieron rápidamente, después de haber salido corriendo durante unos minutos sin rumbo aparente, me paré en medio de las calles desiertas intentando recuperar el aliento pero de repente escuché un sollozo de mujer, me giré y grité.
-¡Sara!- Espere un momento a que otra voz me respondiera pero nadie me devolvió la palabra. El sollozo se calló e intenté recordar de donde venían los lamentos, así que corrí por el callejón que tenía a mano derecha.
Corrí y corrí más, hasta que había pasado más de media hora, mi cuerpo entero empezaba a temblar sin parar y sin duda de que ya me había resfriado porque unos minutos después esturnude repetidas veces y me estaba congelando, agarré mi pecho con mis brazos y me rendí, no podía encontrarla, hubiese seguido, pero era elegir entre morir en medio de las calles o volver a la fábrica con una tristeza más grande que mi corazon pequeño y dulce no podría soportarlo, pero decidí la segunda opción, así que anduve por las calles a altas horas de la noche devuelta a mi casa, remordiendome por dentro por mi cobardía y estupidez, esperé en las verjas que se abrieran y entrar en la fábrica, cuando entré estaban un montón de Oompa Loompas esperándome, los miré y me desplome en el suelo y empeze otra vez a llorar, quería sacar todo de mí, no quería que hubiese nada en mi cuerpo. Por qué me habré enamorado de un ángel tan hermoso? Por qué...?
Las lágrimas caían de mis ojos cerrados, hasta que sentí una mano en mi muslo, levanté la mirada y vi a un Oompa Loompa sonriéndome. Me estaba devolviendo la chaqueta que le había prestado al otro Oompa Loompa, la cogí y estornude, el Oompa Loompa después de yo haber cogido mi chaqueta me abrazó pero yo no lo correspondí el abrazo.
Me levanté después de bajar al Oompa Loompa de mí y alejarlo, y me marché del vestíbulo estornudando y tiritando sin control alguno, alejándome pensando en el ángel tan hermoso que se alejó de mi vida.

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2020 ⏰

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Sara en la fábrica de chocolate (Willy Wonka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora