Las estrellas refulgían por toda la constelación. Brillaban y cada punto en el cielo hacía una diferencia. En el aislamiento era sofocante imaginar cuan pequeña era la raza humana, el planeta, incluso la galaxia. Tan pequeños, que para SooBin era molesto pensar que esa pequeña estrella era incluso más grande que todo su planeta. El muchacho respiró sobre su cabeza, entonces, la joven pensó que si tenía esos brazos sosteniéndola, ella no era tan pequeña; al final, su amor era más grande que todas las estrellas.
—HyungMin-shi —llamó la joven.
—¿Si SooBin?
—¿Crees que algún día pueda tocar las estrellas? —Un respiro seco de oyó, tan ocurrente.
—Nunca nadie lo ha hecho.
—Pero qué respuesta más tonta, HyungMin.
—¿Es así? —preguntó. Sus ojos dejaron de estar dormidos para mirarla desde abajo, contemplando sus largas pestañas observando el inmenso cielo.
—Sí. Observa —SooBin se soltó del agarre que envolvía su fina cintura. Hizo puntillas con los pies y cerró un ojo. Su lengua salía ligeramente de su boca, concentrada. Con el índice y el pulgar casi rozándose, en el pequeño espacio que separaba sus dedos, cabía la brillante luna que los acompañaba— ¿Ves? Si puedo tocar la luna, lo más probable es que logre llegar a ella. Te limitas demasiado.
HyungMin rio, en sus diecinueve años jamás había oído tal disparate, siquiera los compañeros de su padre tenía ideas tan descabelladas.
—¿Y para qué quieres llegar a la luna?. Dime.
SooBin le dio la espalda para luego extender sus brazos y dejar que la gravedad actúe sobre sí, cayendo directamente en la pila de eno.
Su brazo, que estaba extendido en la caída, llegó directamente al estómago de su novio, quién se quejó por el dolor.
—¡No quiero llegar a la luna! He leído que no hay oxígeno ¿Sabes qué significa eso? —sus manos se extendieron al cielo, y las sacudió, como si estuviera saludando a las estrellas— ¡Ni hablar! —SooBin se apoyó en un brazo para mirar a HyungMin. Sus gruesos labios y lacio cabello le encantaban. Deslizó uno de sus mechones para un costado— Si puedo llegar a las estrellas, eso quiere decir que podré llegar a Estados Fundidos.
—¿Estados Unidos?
—¡Eso! Ya decía yo que no era bueno que fueras a un sitio que estaba fundido— rio bajito, mirando los alzados pómulos de HyungMin.
El joven alzó el torso, igualándose a la chica.
—SooBin, yo volveré.
Ella negó con la cabeza, su dulce sonrisa acompañada de todo un universo en su mirada.
—No, no es así. Yo no te dejaré volver, al menos no en estos tiempos difíciles. Tu familia saldrá adelante y yo no seré tu ancla. Si voy hasta allá, tendremos una casa, y nuestros hijos tendrán hijos, y los hijos de sus hijos tendrán hijos. Y viviremos todos juntos. Sólo es cuestión de paciencia y perseverancia.
Tan inocente.
—No me quiero ir —confesó, acercándose para besar la frente de su mejor amiga.
—Y yo deseo que crezcas —confesó SooBin.
—No podré hacerlo sin ti.
SooBin negó.
—Justo ahora sé cómo se siente ser una estrella.
Incluso si las estrellas eran eternas; se extinguían. No obstante, le gustaba pensar que eran tan inmarcesibles, que su luz, luego de un lapso de estar muertas, se seguían viendo en la Tierra.
ESTÁS LEYENDO
Promise paradise ᵐⁱⁿ ʸᵒᵒⁿᵍⁱ ˣ ᵖᵃʳᵏ ʲⁱᵐⁱⁿ
Fanfiction𝑳𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒔𝒕𝒓𝒐𝒆𝒎𝒆𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒕𝒆 𝒅𝒊 JiMin recibió la primera carta de Lee SooBin a los 13 años. La conoció y descubrió todos sus defectos y virtudes en sus palabras, encontró en ella amparo y consuelo, y se enamoró de su ex...