Capítulo IV

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Ya me encontraba volando de regreso, la verdad es que estaba muy nerviosa por la conversación que voy a tener con Ludociel, después de aquel beso que tanto había soñado... ¡Creo que al fin tengo el valor que tanto necesitaba para declararme a Ludociel!

Sentí como me sonrojaba fuertemente, ¡Estoy de verdad muy, pero MUY nerviosa...! Por un lado.

Ya que por otro... No puedo dejar de pensar una y otra, y otra, y otra vez sobre el agradable rato que pase con ese demonio... Descarado... No sé si deba seguir llamándolo así, tiene nombre ¿No?

Cuál era... Me detuve y cerré los ojos intentando concentrarme para recordar su nombre, empezaba con «M» al igual que el mío...

—Mmm... ¿Cómo era...? —murmure a la vez que me cruzaba de brazos—. Empezaba con «M»... ¿Era Melodías? —murmure confundida.

Después sacudí mi cabeza suavemente, ¡Por supuesto que no! Ese no era, de era otro... Melodías... Mel...

De pronto algo hizo click dentro de mi cabeza.

—Meliodas... —susurre a la vez que abría los ojos y mis labios se curvaron en una sonrisa—. ¡Ese es su nombre ¡¡Meliodas!!

Sonreí contenta y orgullosa de mi misma por haber recordado su nombre, una vez habiéndolo recordado continúe mi vuelo. Ahora la próxima vez que nos veamos ya no lo llamaré demonio...

... ¡¿PERO QUE ESTOY PENSANDO?! ¡¡Por supuesto que no nos vamos a volver a ver!! ¡¡Solo iba a darle las gracias y eso sería todo!! ¡¡Lo prometí!!

Tuve que ahogar un grito de frustración puesto que ya había llegado y aterrizado.

¡¿¡¿QUE ME ESTAS HACIENDO DEMONIO DESCARADO?!?!

Suspiré totalmente frustrada, ¡¡No puede creer que inconscientemente haya querido volver a verlo!! ¡Ya dije que sólo lo vería por última vez para darle las gracias y así se quedará!

Asentí decidida a cumplir mi promesa y sacudí suavemente mi cabeza para dejar de pensar en eso y... Por consecuencia en ese demonio descarado.

Una vez que ya estaba más tranquila, suspiré aliviada y puse mi sonrisa de siempre comenzando a caminar, ahora me quedaba buscar a Ludociel. Miraba a todos lados, no lo veía por ninguna parte, ¡Pero no me rendiría!

—Dónde... Dónde... Dónde está... —murmuraba entrecerrando los ojos sin dejar de mirar a todos lados.

Me detuve cuando lo vi, ¡Bingo! Sonreí con alegría a la vez que sentía como mi corazón se aceleraba e inevitablemente me sonrojaba a la vez que  me acercaba a él. Pero me detuve de golpe al ver que estaba hablando... ¡Con una chica! Inevitablemente una punzada de celos me inundó.

Comencé a caminar más lentamente hacia él... Ellos, la chica tenía una silueta muy parecida a la mía... Por no decir que igual, a la vez que su cabello era igual que el mío y le llegaba a la misma altura que a mí... Por no decir que igual que a mí, y eso era todo lo que podía ver, pues se encontraba de espaldas.

—¡Hey! ¡Michelle! —pero antes de poder llegar con ellos, la inconfundible voz de Sariel llamándome me detuvo y me di vuelta para verlo.

—¡Sariel! —lo mire con una sonrisa, que se desvaneció en una expresión de vergüenza a la vez que me sonrojaba aún más si es que era posible al recordar lo que había hecho—, ¡T-tu! ¡¡BAKA!! —me acerque a él muerta de vergüenza y le di un pequeño golpe a la cabeza.

—¡Ay! ¡Itte! —se quejo sobándose la cabeza—. ¡¿Y eso porque fue?! —me reclamo algo molestó, sin dejar de sobarse la zona afectada.

—¡T-tenías que pagar por lo que hiciste a-antes! —le dije a la vez que me cruzaba en brazos inflando las mejillas, las cuales por cierto estaban muy, pero muy sonrojadas por la enorme vergüenza que estaba sintiendo en este momento.

Amor Fugaz | Meliodas x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora