Amor Fugaz | Meliodas x Oc

Prólogo

¿Porque no había hecho caso? Miraba con terror como un demonio se preparaba a atacarla, era la única que quedaba, con anterioridad ese demonio ya había asesinado a sus camaradas, solo ella quedaba.

Sentía como las lágrimas se acumulaban en sus ojos, intento razonar con él, retrocedió asustada.

—P-por favor, n-no quiero pelear...

Nada, el demonio solo se había limitado a acercarse a ella formando un ataque, con una sonrisa algo maléfica que estaba segura que le daría pesadillas, Michelle apretó los ojos sintiendo como las lágrimas terminaban por derramarse, se preparaba para lo peor.

¿Porque no habría de hacerles caso? Le habían advertido que no fuera...

Se abrazo a sí misma resignada a lo que sucedería... Nada, no había sucedido absolutamente nada, abrió los ojos y estos se abrieron a más no poder, vio con horror como el demonio estaba partido a la mitad en el suelo, muerto, pero con una cara de horror y miedo, que seguramente era mucho peor a la que ella había tenido segundos atrás.

—¿Cómo...? —intento preguntar, pero no fue necesario.

No muy lejos de donde estaba se encontraba un demonio rubio, que la miraba con una frialdad e indiferencia que la hizo estremecerse, tenía una espada gigante y la mantenía recargada en su hombro izquierdo.

No tuvo que debatir mucho sobre quién se trataba, retrocedió más aterrorizada que antes, sentía como un nudo se formaba en su garganta y sus ojos volvían a llenarse de lágrimas, ¿Sería su fin?

Se supone que era el demonio más cruel, quién no tenía piedad con nadie y no dudaría en asesinar a cualquiera que se cruzará por su camino... ¿Entonces porque le había salvado la vida?

*-*-*-*-*-*-*

Ahí se encontraba él, viendo con indiferencia como las diosas caían de una manera humillante, él ni tuvo que interferir.

La escena que él miraba lo estaba aburriendo, así que se dió media vuelta para irse, pero, algo le llamó la atención. A metros de distancia, una diosa iba a ser asesinada por alguien de su clan.

Sería normal para él, si no fuera que algo le había llamado la atención, había algo en esa diosa. Le había dado curiosidad.

—P-por favor, n-no quiero pelear...

Había escuchado de esa diosa, vio como el demonio se le acercaba para matarla, se iba a ir, pero la intriga le mataba y si ella moría, no podría saber el porque.

Con gran velocidad y con solo una cortada había acabado con el demonio.

—¿Cómo...? —había escuchado de ella.

Meliodas la observó con detalle, si era sincero, era muy bella, pero había algo más, algo más que no podría describir. ¿Que era lo que le atraía de esa diosa?