Aquí iniciamos todo, cuando la vida te trae de nuevo a donde en realidad perteneces, sin embargo, muy dentro de ti algo se niega a reconocerlo; que hay partes en el mundo al que has ido que consideras tu nuevo hogar, pero el destino, la vida o hasta tu inconsciente te lleva de regreso a donde jamás debiste haberte marchado, y así estaba yo, de nuevo en México después de ocho años de haberme ido, que cuando ella decidió irse y yo al no soportarlo, me fuí, acepte la beca que una universidad me daba, huí de el lugar que me había lastimado, que me había herido, pero que también me había dado los mejores recuerdos, a su costó claro, pero con todo y eso a mí me pareció ser uno de mis mejores lugares a pesar del tiempo.
Había regresado, en gran parte por mi trabajo, que después de terminar la carrera de artes visuales y fotografía y graduarme con una especialidad en publicidad, trabaje en una agencia de modelos, y con ello abrirme puertas hacia nuevos trabajos y así nuevos contratos con diferentes empresas y marcas reconocidas; pero también había vuelto por que algo dentro de mí me lo pedía, me lo exigía a gritos.
Rente un auto para llegar al hotel en el que me quedaría durante el próximo mes, mañana sería un día largo por ello decidí que en cuanto terminara de desempacar iría directo a la cama, sin embargo, mi cabeza aún no difería el porqué estaba de vuelta en esa ciudad, miles de preguntas rondaban en mi cabeza y ninguna de ellas tenía respuesta, igual solo estaba nerviosa por el hecho de que mañana tendría una importante junta de trabajo.
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Cuando desperté me sentía desubicada, estaba una habitación que no era la mía, pero cuando ví la hora en mi teléfono solo pude levantarme rápido, eran las ocho y media de la mañana y la junta era a las nueve. Me dirigí al baño de la habitación, me duche y cambié, no me elabore tanto, salí del hotel con un bolso en el que llevaba los documentos necesarios para la junta de esa mañana, me monte en el auto y puse en marcha el motor, aunque fuera lo más rápido aún así llegaría tarde.
–Maldita sea– dije al ver un auto parar frente a mí, al parecer había que esperar unos diez minutos para poder avanzar.
Sin duda ese no era mi día. En ese momento aproveché para enviarle un mensaje a Laura, la modelo con la que se haría la junta y obvio también el contrato.
Laura Villa
Avisa que llegaré tarde, por favor.
Enviado, 8:55 a.m.
En definitiva estaba más que estresada, y ni si quiera llevaba la mitad del día.
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Llegue al edificio donde sería la reunión, aparque el auto, e inmediatamente me adentre al edificio, llevaba veinte minutos de retraso, pedí el ascensor, cuando esté llego, un grupo de personas salió, entre ellas, una persona que jamás creí volver a ver, al menos en esa postura, no esa situación y mucho menos tan linda, aún más que de costumbre. Sus ojos conectaron con los míos y creí en ese momento haber tenido un paro cardíaco, sin embargo, mi mente reaccionó y me adentre al cubo de metal, presione el botón que llevaba al piso 6. Al salir lo primero que hice fue correr hacia la sala que estaba próxima de ese lugar, en esta se encontraba una mesa enorme de cristal y alrededor personas con la cuales durante el próximo mes tendría que trabajar.
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Había salido ya de aquella junta, a mi lado iba Laura, la verdad es que ella era la única que conocía en ese momento de ese lugar.
–¿A dónde quieres ir a comer?– me había preguntado ella apenas nos montamos al auto.
–A dónde tu quieras, pero de preferencia algo que sea ligero– por su mirada creo ella también quería lo mismo.
Llegamos a un restaurante que según ella era muy bueno, pero sobretodo que su variedad en ensalada era su especialidad. Después de bajarnos del auto nos adentramos al lugar.
Pedimos nuestra comida y entre pláticas que nos llevaron a lo que haríamos durante ese mes y que el proyecto en curso probablemente se alargaría, pero a mí la verdad eso me daba igual, hasta que recordé aquella persona que no creí encontrarme en ese lugar, y por primera vez en todo el día me deslice por mi mente en donde la recordaba a ella, cuando teníamos diecisiete años.
–Y cuéntame ¿qué más vas a hacer el fin de semana?– sus comentarios me regresaron a la realidad y me hicieron recordar en donde estaba, y que mi historia con ella yacía solo en mis recuerdos.
–La verdad no lo sé, supongo que iré a distraerme un rato con un par de personas que hace mucho no veo– le dije, y después de eso, finalizamos nuestra pequeña plática.
Al término de comer, nos levantamos y me ofrecí a pagar, salimos del lugar y nos subimos dentro del auto.
–¿Puedes llevarme a mi departamento?, no quiero pedir un Uber–
–Si, no te preocupes yo te llevo, de todas manera no tengo mucha prisa– dije, pero tenía un presentimiento sobre ir a dejarla a su casa.
Al llegar al edificio de Laura baje para abrir su puerta y ayudarla a bajar del auto.
–¿No quieres pasar?–
–No gracias, tengo algunas cosas por terminar en mi casa– le dije un poco ansiosa, cosa que no entendía, pero no le tome mucha importancia.
–Esta bien, hasta mañana– se despidió de mi como casi siempre lo hacía dejando un beso sobre mi mejilla.
La ví alejarse hasta el edificio y pronto desaparecer de mi vista, di media vuelta con la intención de volver al auto en el que venía, pero no esperaba encontrarme otra vez con ella, esta era la segunda ocasión en el día.
Estaba diferente a como la recordaba, pero no le quitaba lo hermosa que seguía, creó que me quedé mucho tiempo mirándola que al final me topé con esos ojos que parecía seguían teniendo el mismo poder sobre mi.
–Hola– saludo apenas se acercó a mi.
No sabía que contestar, ya han pasado varios años y nunca creí que la volvería a encontrar en estas circunstancias, al fin lo último que supe de ella era que seguía viviendo en Puebla, pero al parecer ya no.
–Hola, ¿Cuánto tiempo sin vernos?– dije de la manera más segura, que hasta a mí misma me sorprendió.
Si no mal recuerdo, ¿seis o siete años?– frunció el seño, seguía igual, pensé.
–Ocho, de hecho– dije y solo esperaba para salir corriendo de ahí mismo –Fue un gusto volver a verte, pero me tengo que ir– dije y pase a un lado de ella, no deje que me respondiera, pero estaba segura que no soportaría su presencia cerca de mi.
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"MI TORMENTA FAVORITA"
FanfictionNo te das cuenta de lo hermosas que pueden ser las tormentas hasta que te topas con una, que para tu suerte buena o mala hace que te encuentres dentro de ella hasta el grado de ya no poder salir tan fácilmente, incluso a pesar de los años, de las vi...