CAP. 4

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Pase una hora más conduciendo cuando por fin logré ver el inicio de la cuidad, habíamos quedado con antiguos compañeros de la escuela, el plan era verlos por la mañana y así poder coordinar algo.

Aún era de madrugada así que tenía que pasar al hotel a dormir, al menos por unas horas, ahora sí el cansancio empezó a ser presente en mi.

Bostece un par de veces antes de escuchar hablar a Daniela.

-¿Quieres que conduzca por ti?- voltee a verla se veía menos cansada que yo, pero aún así no quería que ella manejara.

-No, no te preocupes, ya casi llegamos a un hotel- ella no pareció convencida pero asintió.

Al llegar al edificio donde había hecho horas antes una reservación, baje del auto seguida de Daniela junto con su pequeña maleta y mi mochila de atrás del coche, en ese momento recordé que la reservación solo la había hecho para una habitación sencilla puesto que aunque Laura me acompañaría ella dormiría conmigo.

Daniela se dió cuenta de mi repentino comportamiento, sin embargo, seguí mi camino, entre al edificio, y me acerque a la recepción, pregunté sobre otra habitación continua a la mía al igual que por la llave de mi reservación.

-Lo siento pero por el momento solo tenemos la suite principal- dijo la chica que estaba detrás de la recepción mirando hacia el monitor que tenía frente de ella.

-¿Esta segura?- pregunté casi rogando, en mi sienes se sentía una ligera tensión. Daniela llamo mi atención, le agradecí a la chica para apartarme de ahí, la vi parada cerca de la puerta del ascensor.

-¿Qué pasó? ¿Todo bien?- dijo mientras tomaba el mango de la maleta para acercarse a mi.

-No, no tienen más habitaciones, ni en otros pisos ni tampoco en el que yo estaré- para este punto ya estaba algo frustrada, solté un suspiro mientras ponía las manos sobre mi cintura.

-Pues tocará aguantarme mientras duermo- soltó una carcajada por la cara que hice, me había tomado por sorpresa, no había contemplado esa situación, estaba entre la espada y la pared, un debate interno, el asesino y el acusado.y para colmo yo era ambos.

-Vamos Poché, no puede ser tan malo dormir conmigo, además no es como que no lo hayamos hecho antes- dijo Daniela sacándome de mi trance, pero mi apatía por estar cerca de ella me seguía y esta vez, fue la que ganó.

-Toma- dije extendiéndole las llaves de la habitación- yo puedo dormir en el auto- ahora ella estaba sería, la expresión de hace segundos se había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos, la tomo por sorpresa mi respuesta.

-No seas exagerada, tú no vas a dormir en un incómodo asiento de un auto rentado, sé madura y duerme conmigo.

Mi semblante había cambiado y el de ella también, con esa mirada intensa que usaba en nuestra juventud para convencerme de hacer algo por ella, una corriente eléctrica recorrió mi espina dorsal. Suspiré y pensé en qué tal vez no debía ser lo mejor pero tampoco debía hacer enojar a una fiera como Daniela.

Acepte y ella gustosa camino hacia el ascensor tomando fuerte mi mano.

Cuando estuvimos enfrente de la habitación Daniela la abrió, entramos dejando caer nuestras cosas junto a la puerta, seguido a eso ella encendió las luces del cuarto, avanzamos hasta donde estaba una cama matrimonial con dos mesas de noche en cada uno de sus extremos, una puerta que suponía era el baño, y al lado de la cama un ventanal suficientemente grande como para dejar la luz natural de la luna.

Fui por algo más cómodo a la mochila que llevaba, me metí al baño para cambiarme, al salir encontré a Daniela al pie de la ventana observando hacia el exterior, parecía ida, buscando algo que no podía encontrar, tosí falsamente para que notara mi presencia, giró sobre si para verme, sonrió y seguido de esto fue hacia su maleta y sacar algo parecido a lo que yo antes me había puesto.

Ella se adentro al baño y yo me pare junto al ventanal donde ella estaba antes, a través de él se veía al frente una residencia, parecía una casa deshabitada por su aspecto, sonreí por los recuerdos que está me traía.

Escuché detrás de mí como se cerraba la puerta del baño, voltee a ver a Daniela con unos shorts cortos y una blusa ancha, algo muy parecido a lo mío.

-¿Qué te parece la vista?- dijo mientras se acercaba a mi.

-Me parece que está bien para estar solo en una habitación sencilla- me encogí de hombros para caminar hacia la cama y meterme en está, Daniela me imitó para situarse a mi lado.

-¿Sabes? Hace años que estoy esperando por encontrarme contigo- me dijo ella casi susurrando.

Voltee a verla y ella hizo lo mismo, sus ojos parecían tristes, como si quisiera que yo le dijera lo mismo, una parte de mí lo quería hacer pero otra se había quedado en blanco.

-No tienes porque responder, solo quería que supieras que yo aún tenía la esperanza de volver a verte- seguía mirándola fijamente, estaba algo confundida, sus palabras y su comportamiento no me ayudaban demasiado- Buenas noches, Poché.

Me dió la espalda y fue cuando reaccione, mi corazón estaba descontrolado y parecía que iba a salir de mi pecho.

-Yo también te esperaba, pero ya no estoy sola en esto- le susurre esperando que me escuchase, aunque su respiración me confirmaba que dormía yá.

-

Desperté gracias a los rayos del sol que se colaban por el ventanal que estaba justo frente a mi cara, intenté levantarme pero un brazo que rodeaba mi cintura me lo impedía.

Me gire hacia ella, dormía aún, su rostro era tranquilo igual que su respiración.

Me levanté cuidando que Daniela no se despertara, me acerque hasta la mochila en donde estaba mi ropa, saque unos jeans azules, una blusa negra y mi ropa interior. Me metí al baño y me duche, mi cuerpo se relajo al sentir el agua caliente recorrerlo.

Al salir del baño ya vestida, encontré a Daniela que apenas despertaba, me acerque a mi mochila y dejé la ropa que había ocupado para dormir y la del día anterior.

-Buenos días- dijo con la voz adormilada mientras se estiraba sentada sobre la cama.

-Buenos días-respondí de vuelta - ¿Quieres que pida el desayuno o prefieres salir a algún lugar?- pregunté cuando ella ya estaba de pie para dirigirse al baño.

-Pídelo en lo que me duchó- asentí y ella se metió al baño.

Salió vestida con uno jeans negros rasgados por las rodillas con una blusa rosa palo, le acerque la comida que había pedido para ambas, empezó a comer en silencio, quería que hablase aunque no sabía porque estaba tan seria.

Justo cuando iba hablar el sonido de un teléfono me interrumpió, por el tono supe que era el mío.

Contesté. Era Paula.

-¿Si diga?.

-Wey parece que estás hablando con una anciana, ¡Tengo veinticinco años y aún no me he casado!- solté una rosita por su comentario, sin duda este viaje había valido la pena.

-Si mija, no es para tanto, no seas dramática.

-¿Dramática? Pero si sabes que esa es mi especialidad, y más si se trata de ti, pero bueno x estamos en The Italian Coffee.

-El que está en el centro, ¿cierto?.

-Ajá, te esperamos en media hora, ¡te apuras!- fue lo último que dijo antes de colgar.

Voltee hacia Daniela, no había dicho nada durante toda la llamada, tenía una sonrisa en el rostro aunque no entendía porqué.

-Al parecer Paula no ha cambiado- le parecía divertido, si había escuchado la llamada.

-Sigue igual, ahora hay que averiguar si está igual de bien que antes- me levanté de la cama para recoger lo que habiamos comido. Daniela me imitó y pregunto el lugar al que nos dirigíamos.

-El Coffee de siempre, están ya todos allá.

- Pues entonces vámonos- asentí y ambas levantamos nuestras cosas, no volveríamos al hotel así que no podíamos olvidar nada.

"MI TORMENTA FAVORITA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora