- Saquen sus cuadernos y pónganlos encima de la carpeta – dijo en voz fuerte la profesora Gloria.
Según entendí el día anterior había dejado una tarea para hacer sobre los iones y protones, la cual vi innecesario hacerla ya que antes la había leído en la biblioteca, por consiguiente, no hice la tarea, ni tampoco la recordé, era usual que me olvide de los deberes, tenía muchas cosas por hacer.
- Gabriel tu cuaderno por favor – me pregunto muy amable.
- Profesora no hice la tarea, ¿No cree que, si la hubiera hecho, ya hubiera sacado mi cuaderno?
Note rápidamente que la profesora aspiro una buena bocanada de aire, cerró sus ojos y volvió a mirarme.
- Gabriel, es la octava vez que me dices eso – dijo tranquila (en realidad era la sexta vez). – ¿qué pretexto tienes? No me digas que te fuiste a pasear a tu gato toda la tarde o lo atropellaron, ¿Qué explicación me das?
No sabía que responder, no es que no supiera que responder, solo que no sabía por dónde comenzar, no sabía si decirle que no tenía gato, o si decirles que soy alérgico a ellos, o si decirle que no salgo a pasear, o si decirle que la probabilidad que atropellen a un gato es de uno en mil ya que los gatos por naturaleza tienen los reflejos muchos más activos que los animales en general, esto se debe a que la organización de los movimientos más complejos y elaborados se lleva a cabo a través de estructuras situadas en los niveles medio y superior del encéfalo, ejerciendo el llamado control supraespinal. Estas estructuras son la corteza cerebral, el cerebelo y los ganglios basales, en este caso me puse a pensar que si tenía reflejos como el de los gatos podría haber reaccionado más rápido en responder a la profesora, hubiera sido una reacción gatal. Acabo de pensar "reacción gatal", al no estar en el diccionario la palabra "gatal", la imaginé, como la hice muchas veces con palabras desconocidos, "gata", es en singular, y la consonante "L", se asigna para indicar plurales, pero el plural de "gata" es "gatas", pero a la cantidad de gatas sería un "gatal", es totalmente absurdo e incoherente, hay palabras que se ven muy graciosas. En ese momento me reí a carcajadas y todos mis compañeros me quedaron mirando y obviamente que la profesora también.
Minutos más tarde, estaba en la dirección.
- ¿Qué es lo que pasa Gabriel? – dijo el director.
- Nada – respondí.
- ¿Cómo qué nada?, le has faltado el respeto a tu maestra.
- Eso es falso.
- ¿Falso?, ¿Acaso me tomas el pelo?, la maestra en tu presencia ha dicho todos los hechos y tú no la has contradicho, todo lo contrario, lo has afirmado todo.
- Cierto, pero no le he faltado el respeto, ¿lo entiende? – afirmé.
- Lo siento pe...
- ¿Por qué lo siente? – dije.
Me miró con una mueca media irónica y meneo la cabeza de lado a lado.
- Tendré que llamar a tus padres – dijo el director suspirando.
Me puse a pensar que, si pensaba lo que le respondería, iba a ser algo complicado y terminaría teniendo problemas al igual que los tuve con la maestra, simplemente preferí dejar pasar todo eso y mirar por la ventana de la dirección, hacia el jardín.
Solo mi madre asistiría al llamado del director.
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ASPIE
RomanceUn aspie lucha contra su transtorno y nos enseña una visión distinta de lo que es el amor o lo más cercano a eso.