Capítulo 8

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LEV

 —"Los bomberos aún continúan excavando en los restos del Teatro de Los Ángeles en el que, en la pasada noche un incendio irrumpió el espectáculo internacional de la Academia de Ballet. Las causas que iniciaron el fuego aún se desconocen pero se cree que se deben a una falla técnica...

Apagué la pantalla que se proyectaba en el vidrio de la oficina, girando mi silla hacia Anton que estaba de pie al otro lado del escritorio.

—Repíteme donde está ella —pedí, apretándome los ojos. La jaqueca que había comenzado en la mañana no hacía más que aumentar.

—La señorita Katya fue evacuada por la seguridad especial de la academia que la representa —él repitió lo mismo que había enviado en el reporte la noche anterior —. Todos los bailarines están a salvo y ella ahora descansa en una habitación del Santa Mónica.

—¿Está en el hotel?

—Los informantes del Grupo K aseguran que no abandonó su habitación ¿deberíamos enviar guardias que la cuiden?

—No. No quiero llamar la atención.

Ni de ella ni de Viktor. Había tenido suficiente con la noche anterior; todavía podía recordar la mirada de horror en los ojos de Katya cuando la arrastraban fuera del escenario y si cerraba los ojos aún sentía la sangre de Manzella pegajosa debajo de los guantes. Aún así tenía otros asuntos de los que ocuparme por lo que pensar en problemas de la hermandad solamente me retrasaban.

El comunicador empezó a sonar y presioné el contestador.

—Kobren.

—Lamento molestarlo señor Kobren —Cinthia comenzó, como siempre —. Pero el señor Vasiliev está aquí para verlo.

—Hoy tiene el día libre.

—Así es pero el está... —se interrumpió cuando Luka comenzó a insistir del otro lado de la línea y tomé una profunda inspiración —. Lo siento, él dice que prefería que su día libre fuese un fin de semana. Dice que... dice que sus días libres nunca son realmente libres y dice que... lo siento señor estas son sus palabras —susurró una tercera disculpa.

—Hazlo pasar.

La puerta no tardó en abrirse y Luka entró dando grandes zancadas, con una camisa azul brillante, arremangada hasta los codos.

—¿Qué pasó ayer? ¿por qué no me llamaste? —preguntó —. El incendio está por todos lados.

—Tienes el día libre. Vete de la empresa.

—Te encontraste con el jefe y Manzella está muerto, toda la hermandad está hablando de eso —él continuó, mientras se sentaba en la silla de cuero —. El jefe no ha dado ningún comunicado oficial pero presumo que has sido tú.

—Sí ¿has venido a preguntarme eso?

—Ojalá. Me hubiese gustado que me llamaras. Lo del incendio ha sido peligroso.

—Decisiones de Viktor —dije simplemente, tomando los documentos que el equipo de contención habían enviado.

—Lo imaginaba. Vengo a traerte un mensaje —Luka dijo con aquel tono que indicaba que no era sobre asuntos del Grupo K precisamente y mirando a Anton de reojo se inclinó hacia adelante al tiempo que yo apartaba los documentos una vez más.

—¿De quién?

—Nikolai.

—¿Qué es lo que quiere? —inquirí, reclinándome en mi asiento.

Sin culpasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora