Capítulo 9

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— ¿Por qué no hay ningún empleado en la casa? — Preguntaba Taehyung algo confundido para la extrema soledad y silencio que se percibía.

Recién regresaba de sus días libres, esperando encontrarse al menos con alguna de las cocineras, empleado de limpieza o Sungjae pero no había absolutamente nadie. Toda la mansión estaba llena de cajas por cada rincón y un Jungkook vestido de forma deportiva, cubierto por la capucha de su abrigo caminaba de un lado a otro como si estuviera poseído.

— Kook...

— Los empleados tienen cuatro días libres para que lo pasen con sus familiares. Pasado mañana es navidad, mañana es nochebuena, necesitan vacaciones y yo estar solo. Es decir, contigo. Jimin y Namjoon deben estar al llegar, ellos suelen ayudarme a decorar para navidad. Quítate el abrigo y ven ayudarme, dentro de la caja que está frente a ti están las decoraciones doradas.

Taehyung estaba anonadado y atrapado en esa nueva imagen que veía. Si bien le habían dicho que el dueño de aquel lugar se encargaba de todo lo referente con la navidad por sí mismo, era lindo verlo desprendiendo esa energía hogareña que rara vez exudaba. Lucía como un niño concentrado en armar su castillo, solamente que en ese momento decoraba todo el lugar.

Dejó su abrigo sobre una de las butacas del recibidor, cuidando no caerse con todas las cosas esparcidas en el suelo, sus pantuflas y la caja que sostenía. Se agachó a su lado sonriendo, ampliando aún más su sonrisa cuando Jungkook lo miró extrañado.

— ¿Qué me ves?

— Luces extremadamente hermoso, atractivo, tierno y sexy con esta faceta nunca antes vista. — Fue empujado y casi cayó al suelo pero el pelirrojo lo sostuvo justo antes de colisionar. — ¿Te digo cosas lindas y tú me empujas?

— Yah, no estoy acostumbrado a que me digan esas cosas. — Era imposible no carcajearse ante esa tímida y tierna imagen, aún más cuando el pelirrojo se sonrojaba y  alejaba fingiendo molestia. — Suéltame, no quiero que me abraces.

— ¿Tampoco quieres mi besito? Pienso darte un tierno beso en esos ruborizados labios si me permites abrazarte. — Los brazos de Jeon se extendieron y un victorioso rubio se acercó para abrazarlo, dándole un no muy tierno o casto beso.

— Estas son las imágenes que deberían censurar para las personas que no les gusta ver material de adulto al vivo y al directo. — La voz de Jimin resonó en la casa, mas ellos no se separaron, únicamente interrumpieron su beso para darles la bienvenida. — Con esas caras lo mejor sería que nosotros nos vayamos por donde vinimos. ¡Vámonos, Nam!

— Ser dramático es una enfermedad que necesita tratamiento, medícate. — Le agradaba la forma en la que esos dos amigos se llevaban.

Jimin y Jungkook a veces parecían ser agua y aceite pero cuando se les conocía durante algún tiempo aparecían similitudes que jamás creyó ver en ninguno, principalmente en su pareja.

— ¿Yo debo montar las guirnaldas? — Preguntó Namjoon tratando de desenredar los cables. El pelirrojo se acercó lentamente y retiró todo de sus manos con una sonrisa burlesca. — ¿Qué?

— Hyung, déjanos esto a nosotros. No permitas que tus potentes manos sean usadas en algo como esto, mejor encárgate de contratar los servicios que necesitaremos. Ya sabes, cualquier cosa que no ponga en peligro mis adornos navideños.

— ¿Qué le estás insinuando a mi hombre? — El castaño rodó sus ojos alejándose con cuidado. — Amor, yo haré todo por ti, hagámosle caso a Kookie, ¿sí? No toques nada, yo seré tu caballero negro.

— Para una defensa como esa hubiese preferido que no intervinieras. — Besó su frente. — ¿Ya tienes todo organizado? Necesito saber cuántos seremos.

MayordomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora