Narrado por Olivia
Desperté antes que la alarma sonase culpa de la emoción del viaje a Puerto Nuevo, este viaje era el mas esperado por mis padres, ellos amaban México y no perdían ninguna oportunidad para llevarnos a disfrutar de el, pero lo que mas conocemos es baja california norte, por motivos culturales.
Ni mis hermanos ni yo tenemos sentimientos patrióticos fuertes por ninguno de los dos países, estamos nacionalizados estado estadounidenses porque el pasaporte abre puerta a muchos países, pero aprendimos el idioma porque nuestra madre nos obligó así que nuestra lengua materna es el español, el 80% del personal de la hacienda y de todas las haciendas de la región son Mexicanos o latinos en general, uno que otro en condición de ilegalidad y los demás con visas que sus patrones les ayudaron a conseguir.
Agarro mi celular para leer las opiniones de mis hermanos sobre la propuesta de la etiqueta para el vino rosa
Marie: Está bonita y va bien con el concepto del vino
Rafa: ¿Porqué es una pareja?, ¿No puede ser algo un poco menos cursi?
Cami: El vino se llama Cursi, pendejo
Santi: ¿Y quien dio esa idea tan boba?
Manu: Fuiste tú, pendejo, estábamos ebrios y todos aceptamos
Oliv: igual solo es para el vino rosa, no hemos discutido nada sobre el vino tinto
Lucy: Después discutimos el vino tinto, ahora quiero ir a hablar contigo
Oliv: Te espero en mi habitación
Dejo el teléfono a un lado y me lavo los dientes en lo que llega Lucía, cuando salgo del baño la encuentro sentada en mi escritorio mirándome de forma misteriosa
Demasiadas películas de espías para ella
Sigue con la melena despeinada, con la sabana pegada en la cara y anda en ropa interior
—Tienes suerte de que no hay trabajadores en la casa grande a esta hora—Le digo señalando su falta de vestimenta
—Ah, lo siento, es que anoche hacia frío y era mas agradable sentirlo en todo el cuerpo
Me río de su comentario.
—¿De que querías hablar conmigo?—Le pregunto mientras la invito a sentarse conmigo en la cama
Ella asiente y se sienta a mi lado subiendo una de sus piernas sobre la mía
—Siento que te gusta Pablo—Suelta sin mas
Me río de su comentario
—Mira hermanita no soy ciega tampoco, y no estoy hecha de hierro, es un chico guapo, lindo, y demasiado apuesto, tu lo ves, yo lo veo, Marie y Camila también lo ven, pero nada mas allá de eso, sabes que no me interesan las relaciones, no creo que a él le interesen tampoco, y ni si quiera me importa enrollarme con él porque era nuestro amigo, y quiero que lo siga siendo, no te voy a ocultar, le aprecio, fue nuestro gran amigo, pero tampoco te crees tantas películas en la cabeza, déjale los melodramas a Netflix
—Nuestro único amigo fuera de la hacienda—Repite en voz baja
—Si, y como gran compañero de aventuras, quiero que se quede así, era agradable y pienso que lo puede seguir siendo—Me explico—Me gusta, pero no en el sentido que tu quieres que me guste
—Pero es que tu nunca quieres nada con nadie, ¿Te acuerdas cuando trajimos al psicólogo para que aceptaras tu homosexualidad?
Suelto una carcajada al recordar ese día, fue un gran día, donde tuve que explicar muchas cosas