6. Propuesta y respuesta

439 45 21
                                    

"En el peor de los casos, esto es solo otro error"

El dìa anterior, Cuauhtémoc López y Aristóteles Córcega habían tenido la oportunidad de estar juntos, de disfrutar de su compañía. Aunque el incidente con Mateo había generado algo de tensión en el momento, no les impidió acurrucarse, abrazarse, demostrarse con el contacto de sus cuerpos que seguían juntos. Ahora volvían de nuevo a la realidad y debían afrontar el hecho de que Temo ya no tenía un empleo. Sin embargo, Mateo Szymanski aún estaba en el aire para ambos.

— ¿Vas a ir a ver a ese tal Cachalovsky? — Aristóteles preguntó, con cierto escepticismo.

— Pues le pregunté si no tenía problema en que me acompañaras y en que fuese en un sitio público y me dijo que no. Supongo que es algo serio, porque si solamente quisiera tomarme el pelo, no le gustaría dejar testigos ¿o sí? — Temo preparaba el desayuno para ambos, mientras Aristóteles terminaba de alistar su ropa.

— Pues no lo sé; solo sé que ese tipo no me da una buena impresión. Oye... y a todo esto ¿Qué ha dicho tu jefe de tu renuncia? — Aristóteles estaba realmente intrigado. Después de todo, Juan Muñoz se había portado muy bien con ellos desde que llegaron a Oviedo.

— Es extraño. No me ha llamado ni enviado ningún ¡Mensaje! — Temo se sobresaltó cuando vio en la pantalla de su teléfono ocho llamadas perdidas de su ex jefe y un par de mensajes de texto — ¡Está intentando contactarme! Igual y no todo está perdido pero...

— Actúas como si nada se hubiese arreglado, Tahi — Aristóteles prestaba atención a la plática, pero también al trabajo que estaba haciendo en ese momento.

— Pues es que igual y me está llamando para gritarme. No sé como vayan a tomarse esto Mario y Gabriel después de todas las recomendaciones que dieron de mí.

— No fue tu culpa, amor. Fue de ese animal rabioso y ponzoñoso que tenías por "instructora". Además, por eso tampoco confío demasiado en ese tal Mateo ¿Quién podría ser amigo de alguien como Viviana?

— Por eso mismo quisiera que me acompañes. No quiero pensar que tu respuesta hacia mi encuentro con Mateo tiene que ver con...

— Celos ¿No? — Aristóteles sí se sentía algo celoso, pero entendía la importancia de que su novio se encontrara con aquel tipo "Chuletovsky" —Pues sí, tal vez poquitos, pero no voy a cometer el error de dejarme llevar por ellos. Los siento, porque es normal querer proteger lo que nos importa, aunque no voy a golpear a nadie ni a hacer nada demasiado extremo. Es mejor que vayas solo, Tahi. Esto es algo que necesitamos hacer.

Cuauhtémoc López se acercó por la espalda a Aristóteles, con mucho sigilo. Este último volteó intempestivamente cuando dejó de escuchar las respuestas de su novio, solo para encontrarse con él justo frente a sus narices, tomándolo del cuello y acariciando sus rizos.

— Ambos vinimos a cumplir un sueño y no voy a dejar de luchar hasta que sea realidad. Solo quiero que tengas presente que te amo, Aristóteles. En verdad te amo y voy a decidir pensando en lo mejor para nuestra relación.

— Lo sé, Temo. Es solo que a veces me siento como "jugando a ser adulto" ¿Si me entiendes? Como que estamos viviendo cosas que yo esperaba que viviéramos a los 22, después de terminar nuestras carreras. De repente me asusta un poquito lo rápido que va el carrusel.

— Pues ya somos dos asustados — Temo tomó la mano de Aristóteles y la apretó con fuerza — Mientras estemos juntos y nos acompañemos, no voy a tener miedo.

Hay cosas que casi siempre nos cuestionamos demasiado: el amor, la confianza, la felicidad que está en nuestras manos... y no siempre nos damos el tiempo para disfrutar lo bueno que la vida nos da. Esa era la lección que Aristemo tenía que aprender: algunas de las cosas que esperaban para su futuro ya les estaban ocurriendo y lo único que tenían que hacer era aceptar que así era.

Por nuestro futuro || AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora