Capítulo 15

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He escuchado en la escuela que Mikasa es una maldita, y ahora puedo confirmar tales acusaciones, mira que hacerme eso y después dormirse, ella era la menos ebria a comparación de cómo se pusieron los demás, o eso pensé yo.

Al despertarme pude ver que el efecto del alcohol ya estaba cobrando factura, tenía un gran malestar estomacal, la cabeza no me dolía mucho y el sabor en la boca era horrible, con mucha flojera salí de la cama, el silencio de la casa era abismal, de seguro todos en estado crítico de la resaca. Mi compañera de habitación estaba tan perdida en sus sueños, lo digo por la manera en la que esta está durmiendo, boca abajo, con medio cuerpo de fuera y sin frazada, normalmente no suele dormir porque no afloja demasiado el cuerpo, le acomodé y salí de ahí.

Fui directo a la cocina para hacerme algo para asentar el estómago, que este quería hacer una revolución si en devolver el alcohol o la comida, pude notar una cafetera, la conecté y decidí hurgar en la en la alacena para buscar los filtros y el café. No quería ser cruel con ellos, si estuviera en mi casa solo me haría mi desayuno y no a los demás, pero ahora no vale la pena, hice comida con picante, ni con mucho, ni con poco.

El primero en bajar fue mi hermano quien tenía una cara tan terrible, pero a mi parecer se veía bastante estúpida, solo pegué la carcajada.

-Tu asquerosa voz es lo que menos quiero escuchar en estos momentos. – Él se sentó en una de las sillas que están en la barra y dejó caer la cabeza.

-Quien te manda a tomar alcohol como si fuera agua. – Tomé un plato y le serví la comida.

-Yo ya estoy acostumbrado, solo que ayer fue diferente. – A él se le iluminó su carita al ver la comida. - ¿Qué te hizo Mikasa para que hicieras el desayuno? –

-Bestia, ella no es motivo para que haga el desayuno. – En cierta parte sí. – Solo sabía que nadie se iba a levantar para prepararlo, y yo ya tenía hambre. Que lo haga ya no va a ser extraño. –

-Si, si, si, como digas. – Le dio un sorbo al café. - ¿A dónde te llevó ayer? –

-A un lugar que visita desde de pequeña. –

-Hablando de lugares, vamos al lago, en estas temporadas se pone muy genial. – Detrás de él pude observar a Ymir y a Historia.

-Podemos llevar la parrilla que tiene Mikasa y comprar carne para hamburguesas. – Alcé la ceja al saber aquel dato de la parrilla, ¿En dónde la vio?

Nadie dijo más, las chicas se sirvieron de desayunar, todo está en calma, hasta que oímos el gritó de Bertholdt.

- ¡Lo siento! ¡No era mi intención! – Después de esos gritos el corrió por las escaleras hasta llegar a donde estábamos.

- ¿Qué paso? – Habló Historia con algo de preocupación.

-Iba para el baño. – Su respiración no era la más tranquila, pero trataba de serenarla. – Pero no me di cuenta de que Mikasa estaba ahí adentro duchándose. –

Todos se quedaron en silencio para después empezar a reírse menos el afectado, y yo me llevé la palma a la frente, su maldita maña de no cerrar la puerta del baño con seguro, no estaba del todo contenta con ella, no después de lo de ayer. Es como si sus orejas le hicieran cosquillas porque bajó al comedor, con una toalla enredada en la cabeza, con un short y un top deportivo.

-Para quien quiera ducharse el baño esta libre. – Lo dijo como si nada.

- ¿No tienes frío? – Preguntó Ymir.

-El frío no es el problema, la cabeza es la qué me está matando. – Ella se sentó en una silla que estaba al lado mío. – Buenos días. –

-Pues no fue buena idea tomar algunas con solo el puro alcohol, son las que más nos perjudicaron. – Reiner checó a Berth que no podía mirar a Mikasa y evitaba el contacto con ella. – Bien, pequeño virgo, has visto el cuerpo de una mujer desnuda en vivo, felicidades. –

El Que Quiera Entender Que Entienda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora