epilogo

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La luz del sol intentaba entrar por la ventana pero las cortinas no lo permitían, bajo las sabanas se encontraba un castaño cuyo sueño le duró poco.

— ¡Feliz Cumpleaños Pinki! — su hermano menor Jongho saltó encima de el mientras gritaba.

— Jongho cuantas veces te he dicho que le grites a Mingi para despertarlo — ahora su otro hermano Yeosang, el cual era mayor entro a la habitación con un pastelillo con la vela en número 18.

— Gracias chicos — Mingi abrazó a ambos, estaba feliz de tener una nueva vida con ellos a su lado.

Pero mientras los demás le cantaban el cumpleaños, el castaño se perdió en sus pensamientos; ¿donde estas? llevo esperándote tanto tiempo que incluso empiezo a olvidarte, Yunho por favor, ven pronto. Si es que todavía recuerdas mi nombre.


( 💬 )


Las calles estaban repletas, Mingi iba camino a tinturarse el cabello ya que ese era el regalo de cumpleaños que le había pedido a Yeosang. Solo que el no pudo acompañarlo.
No quería ir solo, primero porque era su cumpleaños y segundo porque no le gustaba estar solo así que llamó a su mejor amiga, Soyeon.

— ¿De que color lo tendrás ahora? — preguntó la rubia mientras despeinaba el cabello de Song.

— Mmm, pienso que rojo se vería bien ¿que opinas? — Mingi dudo sentado en la silla del salón de belleza.

— Siiiii — chilló para chica — te verías como una tierna cereza.

La dueña del salón de belleza comenzó a aplicar el tinte y pasada unas cuantas horas el ahora pelirrojo estaba listo, renovado.

— Así y consigues novia o novio — bromeó Soyeon hasta que sonó su estómago e hizo un puchero.

— ¿Quieres comer algo verdad? — el chico sonrío y al asentimiento de la rubia se dirigieron a la plaza.
Pasaron junto al local de comidas favorito de los dos pero la chica siguió derecho.

— ¿Donde vas? — Mingi frunció el ceño.

— Sígueme, tengo un buen presentimiento — esta solo se encogió de hombros y siguió caminando hasta entrar en una cafetería de colores pasteles.

Mingi bufó y se dirigió a adentrarse en la tienda, que por cierto estaba repleta; al ver el menú que se encontraba impreso en la puerta se le hizo agua la boca, solo que sus pensamientos y su hambre se vieron interrumpidos cuando...

¡Hey pelirrojo cuidado! — Mingi inconscientemente se estrelló contra un pelinegro alto que iba saliendo de la tienda, solo que al levantar la mirada abrió su boca por la sorpresa. Con razón esa suave voz le parecía tan conocida.
— Tu cabello resalta bastante pero tienes que tener cuidado al entrar a los locales — dijo Jeong y luego río mientras sus mejillas tomaban un tono rojo que Mingi acaricio con las puntas de sus dedos admirando la cara de su chico.

— Te extrañé tanto — susurro song, y luego el pelinegro se abalanzó sobre sus brazos

— Yo más Mingi, yo más — después de 18 años estaban juntos de nuevo y entre lágrimas sus labios se encontraron, mezclaban tristeza, felicidad y una pequeña cantidad de agua salada pero lo más importante era que se habían encontrado, todos esos años habían valido la pena y el destino estaba de su lado por fin.

Ahora nadie les impediría ser felices.
¿Porque si no se lucha y se sufre por el amor para que se ama?


Fin.

Tengo demasiados sentimientos encontrados en esta pequeña historia, espero les haya gustado.
Y ya saben, arriésguense a amar.

Puede que el fracaso y el rechazo den miedo; pero más miedo da perderse una gran oportunidad, quizás la más grande y hermosa oportunidad que tengas en la vida.

- misu.

¡Hey Peliceste! - YungiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora