Skye
No entiendo a este chico. No tiene respeto por nada, ni por los animales ni por su integridad física. Podría haberle hecho mucho daño, el caballo está solo, nervioso y no confía aún en nosotros, además ni yo sé cómo tratarle aún.
Me meto a casa y voy a tomarme una ducha, ha sido un día muy largo. Entre el accidente de mi tío, la historia que me ha contado Blake, el regreso de Gabe y tener que contarle todo lo que había pasado y ahora esto, definitivamente necesito una ducha.
• • • •
Son las 6, aún queda un rato para cenar y tengo que acabar mis tareas, solo me falta pasear un poco a Pegaso y vendarle las patas a Perla.
Cojo una cuerda y saco a Pegaso, últimamente está más tranquilo por las noches ya casi no se asusta de nada, me ha costado mucho que confíe lo suficiente en mi como para que me dejara quitarle el miedo, pero ahora ya está bien, ya es más tranquilo.
Hoy le doy un paseo corto, no tengo ganas de ir por ahí hoy. Cuando llego me encuentro con Rex comiendo su comida. Rex es mi perro, es un pastor alemán y lo quiero muchísimo.
Voy a por las vendas. Perla es una yegua bastante vieja y tiene artrosis, las articulaciones se le inflaman y por eso le ponemos vendas por la noche.
—¿Porque seguís teniendo esta yegua tan vieja aún?—me sobresalto, no lo había escuchado llegar—No es de ningún cliente y ya no la montas—
—Perla era de mi madre, mi padre se la regalo para su décimo aniversario—coge la cuerda y la sostiene— Es lo único que me queda de mis padres, por eso la seguimos teniendo—
—¿Cuantos años tiene?—pregunta curioso.
—29, es una edad bastante avanzada para un caballo pero mi padre la compró con 10 años porque la iban a sacrificar—acabo de poner la última venda y me levanto— Tiene artrosis, así que le tenemos que ayudar un poco para que no empeore. Lleva en esta familia un año más que yo, no recuerdo un solo día de mi vida que no estuviese ella, fue al primer caballo que me subí y con la que aprendí a montar, no se que voy a hacer cuando se muera—
—¿Te puedo hacer una pregunta un poco insensible?—asiento, ya se lo que me va a preguntar—¿Qué les paso a tus padres? No tienes que responder si no quieres, al fin y al cabo no nos conocemos de mucho.
—No, está bien, no me importa. Mi madre trabajaba con mi tía ayudando a caballos, un día apareció una manada de caballos salvajes, nadie sabe cómo, las manadas más cercanas están a 100 km de aquí. El caso es que unos traficantes de animales se los iban a llevar así que mi padre y mi madre fueron a salvarlos, yo tenía 10 años.
>>Cuando llegaron no había nadie pero, cuando iban a soltar los caballos que estaban encerrados apareció un camión y unas motos. A mis padres no les dio tiempo a esconderse, los tipos tenían armas. Uno de ellos cogió a mi madre, mi padre se abalanzó sobre él y dispararon a mi madre, después a mi padre. Una granja que está cerca oyó los disparos y llamó a la ambulancia pero no llegó a tiempo y fallecieron—A estas alturas las lagrimas ya caen por mis mejillas— No los identificaron hasta el día siguiente, yo esa noche me había quedado en casa de mi tía. Me enteré en el colegio, cuando mi tía vino a por mi. Pase encerrada en mi cuarto 2 semanas, todos venían a intentar hablar conmigo pero Sara había noches en las que se quedaba durmiendo en la puerta—
—¿Ahí ya erais mejores amigas?—sonrió al recordar eso.
—Que va —sonrió al recordarlo— Sara se había mudado aquí hacia un año y venía con nosotros pero a mi no me caía nada bien, se parecía demasiado a mi—me rio—Pero después del accidente sacrifico muchas cosas por estar a mi lado y solo teníamos 10 años. Un día de los que se quedo durmiendo en mi puerta le abrí y le dejé entrar. Llevaba todos los días hablando conmigo sin respuesta a través de la puerta y después de esas dos semanas me dio fuerzas para hablar. Ahora casi no me molesta hablar de ello, recuerdo a mis padres y tengo la necesidad de llegar a donde llegaron ellos. En todo ese tiempo la única que sabía como me sentía y con la única que lloraba era con Sara. No le dije nada a mis tíos ni a ninguno de mis amigos hasta un año después y no visite la tumba de mis padres hasta hace un par de años cuando Sara me acompañó. Desde entonces somos mejores amigas y te puedo asegurar de que es una de las personas más importantes de mi vida—
—Como yo lo veo sois más que amigas—sonríe y le miro confundida—No en ese sentido—se ríe, cuando se ríe se le achinan los ojos—Me refiero a que el primer día que os vi pensé que erais hermanas, o por lo menos primas. Luego ya me la presentaste y vi que tenía que haber una historia muy larga detrás de ahí—me sonríe, tiene una sonrisa muy bonita.
—Si eso es exactamente lo que pensé yo de ti, se que tienes una historia que contar, y algún día cuando te sientas preparado yo estaré ahí para escucharte—le sonrío pero baja la mirada, se que tiene que ser una historia muy triste, incluso más que la mía—Pero ahora vamos a cenar porque me estoy muriendo de hambre y no me puedo desnutrir, la comida del hospital no es mi favorita—
Ahora si que me sonríe, me alegra haberle subido el ánimo y a mi también, porque aunque no me importe hablar de ello aún me pone triste, han sido unos años muy difíciles.
—Yo hago la cena, tengo una receta de espaguetis a la que no te vas a poder resistir—me rio, bueno eso habrá que verlo.
—Vale pero luego te vienes conmigo a Martin's que he quedado con los chicos y así me llevas y te tomas una cerveza—me sonríe y asiente, necesita encontrar amigos.
• • • •
He de decir dos cosas, la primera que los espaguetis de Blake están buenísimos mucho mejor de lo que me esperaba y la segunda que ver a Blake con un delantal de flores puesto no tiene precio. Llevo mucho rato intentando sacarle una foto pero no me deja, me ha quitado mi móvil.
—Bueno ya vale de reírte de mi delantal—mi móvil vibra en el bolsillo del delantal—Te lo voy a dar porque puede ser tu tío pero como me saques una foto te lo confisco—Me río y me da el móvil.
No es mi tío es Gabe, ya le contestaré luego cuando vayamos a Martin's.
—¿Era tu tío?—niego.
—Era Gabe, luego le contestaré—sonríe.
—¿Cuánto tiempo lleváis saliendo?—me pregunta ya sin la sonrisa.
—9 meses. Me pidió salir en un concurso de salto en el que competía, en ese entonces no le conocía y obviamente le dije que no. Un día iba con Sara por la ciudad porque íbamos de compras y nos lo encontramos, fuimos a un bar y nos pusimos ha hablar, a partir de ahí quedamos más días y me lo volvió a pedir, esa vez si que le dije que si—sonrío al acordarme.
—¿Hacías competiciones de salto?—me pregunta con las cejas alzadas.
—Si pero ya no tengo tiempo para entrenar, así que lo deje. La clientela empezó a subir y mi tía no daba abasto, aún con las dos son demasiados caballos así que tuve que dejar de saltar—asiente y se queda pensando—Bueno deberíamos ir yendo a Martin's ya deben de estar todos allí—coge las llaves de la camioneta y nos vamos.
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Caminos cruzados
Teen FictionSkye Scott vive en un rancho de caballos, trabaja con ellos y los cuida. Tiene una vida, está a punto de ir a la universidad... o quizás cambie Blake Jhonson busca un lugar nuevo donde quedarse y pasar página, olvidándose así de su pasado... aunque...