Egipto se encontraba en su casa descansando, su país (o la parte bajo control romano) se había comenzado estabilizar luego de la algo brusca anexión que tuvo al Imperio Romano. Y a pesar de que todavía había algunos problemas, estos ya no estaban en su jurisdicción y finalmente podía descansar y concentrarse en ese jardín que había querido hacer antes de la muerte de Cleopatra.
Por supuesto, en el momento que se encontraba trazando los planos para ellos fue cuando la puerta de entrada se escuchó sonar. Egipto sintió sus alas erizarse ante el repentino sonido, se levantó y se dirigió hacia allá esperando que fuera importante (su gente no solía ir con él a menos que lo fuera).
Grande fue su sorpresa al encontrarse al Imperio Romano parado fuera de su puerta, su capa rojiza ondeando levemente tras de él gracias a los vientos desérticos y su siempre presente armadura resuliciendo bajo el fuerte sol.
— Mi señor, ¿a qué debo el honor de su visita?— El egipcio se encontraba confundido, si bien no era la primera vez que tenía en frente al imperio, usualmente era Egipto quien iba al hogar del romano para cualquier asunto en el que este le requiriera, ni siquiera era consciente de que Imperio Romano conocía donde vivía.
— Buenos días mi bella provincia, vengo en nombre de mi emperador para hacerte una propuesta, pero, no es algo para discutir aquí afuera, si me permites pasar a tu humilde morada...— La voz del imperio fue suave pero firme, no le estaba pidiendo permiso. Egipto se hizo a un lado para dejar pasar a su ahora superior, mientras cerraba la puerta logró visualizar a un par de soldados romanos parados a lo lejos (la guardia que solía acompañar al romano seguramente).
Dirigiéndose hacia la sala encontró al romano cómodamente situado en uno de los sofá y observando todo lo que le rodeaba antes de posar sus ojos en él, el egipcio se sentó en otro sofá frente al romano, el silencio duró unos segundos antes de que Egipto hablará.
— ¿De qué trata esta propuesta que menciono, mi señor?— Egipto preguntó directamente, no veía la razón de darle vueltas al asunto.
— Mmmm, como sabrás, no todo tu territorio se encuentra bajo dominio de mi gente— Comenzó Imperio Romano antes de ser interrumpido por el egipcio.
— Y como ya le he explicado al emperador por qué eso no es culpa mia—
— Lo sé, Egipto, lo sé, soy el último al que le tienes que explicar eso— Dijo en un tono tranquilizante al país frente a él. — No estoy aquí para acusarte de nada, mi emperador también comprende que algo tan grande como ser parte de mi imperio no es algo que todos acepten así como así, pero a mi emperador se le ocurrió una forma para... persuadir al resto de tu gente para evitar más muertes innecesarias en el norte de tú tierras— La voz del romano adquirió un tono complacido, como si lo que siguiente que saliera por su boca fuese a ser el fin de todos los problemas de Egipto.
Dicho país dudaba eso, pero de todas formas guardó silencio para escuchar de una vez esta supuesta propuesta.
— Mira es algo muy sencillo, necesitas mostrarle a tu gente rebelde que estás de acuerdo con esta anexión, que confías en que mi gente no le hará más daño a la tuya una vez que estas se encuentren bajo la misma bandera, lo que quiero decir es...— Hizo una ligera pausa en su discurso y Egipto no pudo evitar inclinarse hacia e frente en expectativa.— Quiero que te conviertas en mi pareja.—
Se hizo el silencio.
Entonces se escuchó una risa (bastante mal sofocada).
El Imperio Romano alzó la vista con incredulidad y un poco de molestia, ¿que le parecía tan gracioso al otro?, no había nada de gracioso en lo que había dicho...
— ¿Algo que quieras decir, Egipto?— Su voz no delató la creciente frustración que sentía. Por suerte el egipcio dejo de reir bastante rápido luego de su pregunta.
— Bueno, si, tengo varias cosas en mente, pero la principal es ¿que, en el nombre de Ra, te hizo creer que no solo algo así funcionará, sino que yo también lo aceptaría?— Y ahí estaba otra vez, esa hermosa pero tan molesta risa saliendo de la boca del egipcio.
En otras circunstancias, al romano le encantaría escuchar la risa de la nación mayor, pero en esos momentos lo único que el imperio quería era que Egipto hiciera era callara y le escuchara con la seriedad que merecía.
Tal vez Egipto necesitará un... incentivo mayor para tomarse su propuesta más seriamente.
— Oh, nada, simplemente creí que la seguridad tu gente te importaba más, supongo que me equivoque— Y tras decir esas palabras, pudo ver como el egipcio dejó de reír casi de golpe, mostraba una expresión ofendida y sus alas se habían erizado.
Se veía adorable a ojos del romano.
— ...Tienes agallas para sugerir algo así, y sigo sin entender ¿por qué yo? definitivamente usted tiene otros países con mayor oposición a su conquista—
— Eso es verdad, pero debes entender, tú oposición es la más... visible, me agradas mucho y por eso te estoy dando la oportunidad que muchos otros querrían tener, porque la oposición de tu gente en el norte está causando pequeños problemas que mi emperador no va a permitir se vuelvan más grandes —La voz del imperio clara y concisa, sin dejar lugar a dudas.— Así que la cosa es así, mi provincia, o aceptas mi propuesta o mi emperador se verá en la obligación de mandar algo más que un solo batallón a terminar esas protestas—
Imperio Romano observó satisfecho el momento en que Egipto se dio cuenta de lo que implicaba rechazar la oferta que el romano tan amablemente le estaba ofreciendo.
Poniéndose de pie el imperio avanzó al ahora callado Egipto y se arrodillo frente a él, tomando suavemente su mentón le hizo mirar a sus ojos (había un tinte de miedo es sus ojos) y mostrando la cara más amable que pudo hacer dijo suavemente.
— Hey, no te preocupes, no es algo permanente, sólo será hasta que tu zona norte termine de anexarse, si para entonces quieres terminar, no haré nada para detenerte— Imperio Romano vio al egipcio pensar en sus palabras.
— ¿Qué es lo que dijo mi gobernante de esto?— El egipcio pregunto ya más tranquilo.
— Estaba más que de acuerdo con esto, estoy seguro que se alegrará de saber que tomaste la desición correcta para tu pueblo— Y el que fuera uno de los hombres de su Emperador también ayudó a que estuviera de acuerdo con aquello.
Al final el Imperio Romano estaba complacido, no solo logró que el egipcio aceptará su oferta sin necesidad de fuerza bruta (para algo tenía a algunos soldados afuera), si no que su pequeña amenaza había logrado que el egipcio aceptará casi sin chistar las condiciones de su nueva relación.
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No estaba muy seguro de con qué podría chantajear Romano a Egipto y luego termino siendo algo así:
"Sales conmigo o tú gente se muere"
No me gusto tanto como quedo, pero quería que esto empezara con el principio de su relación sorry :/
Por cierto, Feliz Año Nuevo :D
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Violentometro - Egipto/Imperio Romano [CountryHumans]
Short StoryEn donde la violencia se mide y las esperanzas de un final feliz disminuyen en cada nuevo nivel... [Advertencias dentro]