~Mentir - Engañar~

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Eran las primeras de la mañana en la capital romana, el sol apenas empezaba a mostrarse en el horizonte y un cierto egipcio se encontraba abriendo lentamente los ojos al sentir los rayos de este traspasar por la ventana abierta.

Habían pasado algunos meses desde que el comienzo de su relación con Imperio Romano y este, después de insistir un rato, había convencido al egipcio para que se mudara con él, incluso logró convencerlo para que durmieran juntos, aunque Egipto dejó bastante en claro que en esa cama no se haría nada más además de dormir.

Aunque por la cantidad de veces que el egipcio se había despertado sin señal de que el romano se haya siquiera acostado en dicha cama, bien podrían estar durmiendo en cuartos separados.

Egipto se sentía bastante en conflicto por esta situación, por un lado estaba aliviado de no tener que estar al lado del imperio todo el tiempo, pero, no estaba seguro sobre por qué el romano habría insistido tanto en que fueran una pareja real y no solo un acto si era así cómo iban a ser las cosas.

El country de la piel pálida se encontraba pensando en todo ello, cuando una posible respuesta llegó a su mente, sonaba ridículo, pero no pudo evitar preguntarse...

¿Era así como los romanos solían tratar a sus parejas?

Eso podría explicar porque cuando el romano arribaba a casa se veía decepcionado (incluso si trataba de ocultarlo el egipcio podía verlo), como si hubiera estado esperando que Egipto hubiera hecho algo, pero negándose a decirle qué era lo que debía hacer (¿o no hacer?).

Con eso en la mente, el antiguo imperio salió por completo de la cama y se dispuso a ir al pueblo más cercano a obtener respuestas.

Era una bella mañana, los pájaros cantaban y el jardín que Egipto había comenzado a un lado de la casa finalmente estaba floreciendo, no vio razón para ir caminado y simplemente extendió sus alas para llegar más rápido a su destino.

Unos minutos más tarde se encontraba aterrizando en la entrada de un pequeño pueblo agricultor, no debería de tener más que unas decenas de habitantes y ya podía ver a lo lejos a un grupo de mujeres con las que podría obtener la información que buscaba (Romano le había dicho que la mayoría de los hombres ya estarían trabajando a estas horas de la mañana, así que las mujeres eran su mejor opción) y se dirigió hacia ellas con lo que esperaba que sus nervios por lo que estaba por hacer no se notaran demasiado.

Mientras caminaba por el lugar se dio cuenta de una gran diferencia entre su gente y la romana.

Aquí la gente le saludaba, le sonreía, incluso juraría que vio a alguien hacer una reverencia, era todo lo contrario a como le trataban en su tierra, donde la mayoría le veían como un simple trozo de tierra que debería de haberse quedado como tal (y no dudaban en dejarselo saber) y la otra parte preferían ignorar su existencia hasta que fuera estrictamente necesario.

El que la gente romana pareciera casi honrada de que él, que ni siquiera su país, estuviera en su pueblo calentó su pecho como pocas veces había sentido (y casi confirmó su idea de que solo había malinterpretado las acciones de Imperio Romano) y sintiéndose un poco abrumado por toda la repentina atención hizo lo que pudo para corresponder los amables gestos que la gente le hacía.

Cuando llegó finalmente a donde las mujeres que había visto, se sentía como en las nubes aunque sus pies seguían en la tierra y por alguna razón dichas mujeres le miraban como si una deidad estuviera frente a ellas.

Ellas se refirieron a él como el consorte de su patria y Egipto se los permitió (no veía el daño en dejar pasar aquello) y no tuvieron problemas en responder las dudas que tenía, e incluso le dieron consejos para que su relación con el romano mejorará.

Egipto no estaba muy seguro sobre algunas que le decían, pero ya había visto lo diferente que eran las cosas por ahí, así que simplemente guardó silencio y asintió de acuerdo con los consejos dados (sonaban casi como reglas).

Menos de una hora después Egipto se dirigía nuevamente a la casa que compartía con el imperio. Llevaba consigo una gran cesta repleta de comida (los romanos no parecían querer dejarlo ir hasta que aceptara llevarla consigo), planeaba usarla para aplicar uno de los 'consejos' que le dieron y que realmente no estaba seguro cómo nunca se le ocurrió intentarlo.

Le cocinaría algo a Romano para recibirlo con eso cuando llegara a casa, este solía hacerlo después de medio día así que tenía tiempo para ello.

Y esa tarde, cuando la mirada que recibió del romano fue alegría (orgullo) y no decepción mal disfrazada...

Egipto no pudo evitar volver sentir aquella calidez en su pecho.

Tal vez ser pareja de Imperio Romano sería no era tan malo.






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Siento la necesidad de explicar este capítulo...

Para esta parte no me quería ir por la ruta de que unos de ellos se estuviera acostando con otra persona y la víctima le termina perdonando, sentía que no pegaba del todo con la personalidad que les tengo a estos dos.

Así que me fui más por una ruta en donde se explica un poco por qué Egipto aguantaría los maltratos que se vienen.

Las mentiras y el engaño no son directamente causadas por Imperio Romano sino por su gente y el mismo Egipto, galleta virtual para el que sepa cómo paso eso (no es que sea mucha ciencia).


Por cierto, aqui esta el diseño de Egipto para esta historia, en otra parte el de Imperio Romano.

Por cierto, aqui esta el diseño de Egipto para esta historia, en otra parte el de Imperio Romano

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Edit: Un par de palabras corregidas

Violentometro - Egipto/Imperio Romano [CountryHumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora