~Manosear - Empujar~

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Los días que siguieron fueron, en opinión de Roma, los mejores que había tenido desde que Egipto llegó a su hogar.

El egipcio parecía haber entrado en un estado de mansedad que al romano le encantaba ver, claro, todavía parecía quedar algo de pelea en él, pero no era algo que le importara al imperio, el egipcio no iba a hacer algo contra él cuando su gente estaba en la línea de fuego.

El romano sobre todo empezaba a disfrutar que, con la amenaza sobre él, Egipto se volviera más... receptivo a dejar que el romano le tocará, no es que realmente se lo haya impedido antes. En realidad eso no era algo que hubiera realmente planeado, creía que iba a necesitar obligar al egipcio para que le permitiera tocarlo luego de tal amenaza, pero estaba muy satisfecho con ese resultado.

Imperio Romano estaba convencido de que finalmente estaba obteniendo lo que, en su mente, merecía desde el principio.

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El egipcio por otro lado, se sentía sinceramente como un pájaro en un jaula de oro, cada día que pasaba la necesidad de salir de ahí crecía (las pocas veces que salió a los pueblos cercanos ya no se sentían suficiente), sus alas dolian con la necesidad de volar, cada día que pasaba dentro de la casa la sentía más pequeña, pero... por más tentador que fuesen las ganas de abandonar a Roma y nunca mirar atrás, no podía hacerlo, no cuando su gente podría sufrir por ello.

Pero cada día que pasaba, su determinación de aguantar la creciente amenaza que era el imperio a él flaqueaba, el más alto ya no tenía ni veía ningún problema en zarandear o gritar cuando algo que el egipcio hacía no le gustaba o cuando otro problema surgía con su gente o emperador (esto era cada vez más común), el mayor ni siquiera estaba completamente seguro de que el otro se diera cuenta de que ya ni siquiera fingía que le importaba ni un poco la opinión del egipcio sobre lo que sea.

Y por todos sus dioses, ¡Ni siquiera él trato de esa forma a Israel cuando estuvo bajo su mando, y la entonces etnia ni siquiera fue su amigo! Si esta era la forma en que los romanos trataban a sus parejas, Egipto realmente sentía lástima por las mujeres romanas.

Pensando en eso Egipto notó distraídamente al romano entrar a la habitación, esto por si solo no era nada raro, ya era de noche y aún siendo países necesitaban dormir, pero un extraño presentimiento lleno el aire y no pudo evitar tensarse como una presa sintiendo a un depredador aproximarse.

Alzando la vista, sus ojos se encontraron con los del imperio y el presentimiento solo incremento, Roma le miraba  de una forma como nunca antes, Egipto no podía ponerle nombre a esta y eso lo empezó a asustar, el romano sólo continuó avanzando hacia él como si nada malo estuviera pasando.

Y cuando finalmente se encontraba lo bastante cerca de Egipto este extendió su mano y empezó a acariciar una de sus alas.

Ahora, no era la primera vez que el romano le tocaba las alas, al principio de su "relación" solía acariciarlas, pero desde hace mucho tiempo que la única reacción de Egipto ante eso era solo apartar sus alas, muchas veces le había dejado claro al romano que le molestaba que tocara tan atrevidamente sus alas.

Parecía que Roma finalmente decidió que no le importaba nada de eso, y Egipto no sabía que hacer, se sentía como si cualquier movimiento en falso desataría la ira cada vez más frecuente del romano.

Pero Egipto estaba muy asustado, cada nueva caricia del romano se sentía mal, su mente perdía de vista la razón por la que aguantaba aquel trato y lentamente se llenaba de una especie de ruido, todo a su alrededor se calló, la voz del romano se perdió en la distancia y un único pensamiento finalmente tomó el control del cuerpo de egipto.

CORRE Y SAL DE AHÍ

Todo fue demasiado rápido como para procesarlo adecuadamente, de un momento al otro toda la fuerza de sus alas alejaron al romano lo suficiente como para que él pudiera salir de aquella sofocante habitación.

Si hubiera estado pensando con claridad se habría dado cuenta de que con esa acción acababa de perder la poca buena voluntad que el imperio todavía tuviera por con él.

O tal vez en el hecho de que Roma era más rápido que él.

Como habría de esperar al romano no le tomo mucho ponerse al día con el otro país, el dolor de caer bruscamente al suelo le devolvió algo de claridad a su mente, claridad que se vio opacada con el dolor de un de sus alas siendo jalada con gran fuerza.

Con brusquedad fue obligado a mirar a la cara fúrica del romano.

A pesar de todo lo que estaba pasando, aún se sorprendió cuando el primer golpe aterrizó en su abdomen, sacándole el aire.




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Hace mucho que no actualizaba esto y la razón es por un lado tareas y por el otro que reescribir esto como 20 veces, sin exagerar, porque nada me convencia, sigue sin convencerme pero ya quería actualizar esta historia.

Se supone que este tendría dibujo pero no he encontrado tiempo para hacerlo, espero que la siguiente parte poder poner uno :(

Finalmente hemos ingresado a la zona peligrosa de la tabla y estoy extrañamente emocionada por eso, esperemos que esos salgan más rápido una vez que me libre de mis trabajos de la uni.

En fin, nos vemos en otra, cuidense :D

Violentometro - Egipto/Imperio Romano [CountryHumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora