Like me🏹Roger Taylor¹. AU

Capítulo 4.

Bebió de su vaso.

-¿No te gustan las fiestas?-preguntó Jenn, vio al chico sentado solo en un sillón. El chico negó.

-Hey, eh, Deacky. Debo irme-le informó el chico con el qué jugó beer pong, mostró su llaves.

-Estoy lista, vámonos, Steve-musitó Lisa. Jennifer alzó sus cejas-. Adiós, amor. Y usa protección-rodó los ojos, Javal besó la mejilla de su amiga.

-Tú igual.

La chica Lincoln se sentó junto a John haciendo que él se pusiera nervioso.

-¿Tienes un cigarrillo, John?-preguntó antes de volver a beber de su vaso.

-Me quedan dos-respondió al revisar su cajetilla. Ella asintió-. ¿Q-Quieres ir a fuera?-preguntó. Sonrió y asintió. Tomó su mano.

Se alejaron de la gente, ambos se sentaron sobre el césped. Deacon le tendió uno y su mechero, la ojos mieles lo encendió y se acostó, él la imitó.

-¿Sabes? No tengo muchos amigos, ninguno la verdad. Luego de una divertida charla en una fiesta, me olvidan.

-¿Qué? Eso no debería pasar. Eres bonita y divertida.

-¿Dices que soy bonita?-rió dulcemente-. Sé que quieres llevarme a la cama, está bien, me gustó esto.

-¿Q-Qué?-tartamudeó.

Se inclinó hacia el chico y lo besó.

***

Escuchó el sonido de la puerta de su habitación cerrarse, sonrió, era hora de levantarse.
Se sentó y vio un papel junto con un lápiz sobre la mesa de noche, extendió su mano y lo agarró.

Lo siento, tenía una cita con mi familia.
-J. Deacon.

Rió, dejó su número telefónico, hizo bolita el papel y lo arrojó a la papelera. Bostezó y comenzó a recoger su ropa del suelo, se inclinó y vio una uña de guitarra. Se encogió de hombros, la dejó sobre su mesa de noche.

Entró al baño.

Al salir tenía una toalla alrededor de su cuerpo. Ya casi era verano y sólo debía dar unas pruebas. Estaba relajada.

Debería tener más amigos, pensó. Suspiró.

Agarró su ropa sucia y salió en dirección a la lavandería. Giró su rostro, se abría la habitación de Candy, alzó sus cejas y la vio besando a una chica. Giró su rostro y siguió su camino.

Carajo, carajo, carajo. Susurraba en su mente. Logró hacer contacto visual con Candy. Hizo su paso más rápido.
Pronto la menor estaba a su lado.

-Yo no vi nada.

-Me importa con carajo si viste o no-suspiró-. No soy lesbiana si eso piensas...

-No juzgo, es tu vida-interrumpió. Candy asentía-. Si no eres lesbiana, ¿qué eres?

-Uh, mmh. No lo sé-respondió-, pero ambos géneros me gustan.

-Cool, cool-murmuraba mientras abría la lavadora y cambiaba el ciclo de lavado, metió toda su ropa.

-Hey, por cierto-dice Candy, levantó cortamente sus ojos mieles para que supiera que la escuchaba-, esa rubia sexy, con la que estabas anoche, ¿cómo se llama?

-Lisa Javal-respondió sin interés, metió un par de monedas y la lavadora comenzó a lavar-, pero perderías tu tiempo.

-¿Por qué?-parecía indignada.

-Es hetero.

-¿Qué? ¡No es cierto!-exclamó-. Parecía querer comerte, te lo digo en serio.

Jennifer rió creyendo que era una broma. Negó. Mientras caminaban devuelta a sus habitación, Jenn lo recordó. Golpeó su frente haciendo que la morena la mirara como si estuviera loca.

Agarró la mano de la menor y la arrastró hacia el pasillo de los teléfonos.

Hoy era el cumpleaños de nonna y de su hermano.

Candy aún no entendía que pasaba, pero no se movió. Vio como la mayor marcaba un número raro, no parecía ser uno de Inglaterra. Frunció el ceño.

Jennifer jugueteaba con el cable.
En medio de la esperaba, Candy sacó un porro de su bolsillo comenzó a fumarlo.

-Ciao, ciao-su nonna contestó. La felicitó, pero continuó hablando hasta que Jenn escuchó una voz masculina-. Parla Brad.

Golpeó la puerta de Candy. La invitó al bar, no quería ir sola con Lisa y menos si solo iría a coquetear con el baterista.

Cuando la menor abrió la puerta salió mucho humo.

-Mierda, Candy, deberías abrir una ventana-se quejó. Extendió una mano y la movió para alejar ese olor.

-Relájate, Jenny.

-¿Te imaginas que el señor Grimes venga a supervisar ahora?

La menor hizo un sonido con su lengua. Y negó.

-Yo soy su dealer. Sólo mira.

Entrelazó su brazo al de ella, caminaran hasta la casilla de Grimes, soltó a la ojos miel y sacó una bolsa pequeña de su bolsillo, golpeó el vidrio de la ventanilla. Luego el señor sale con unos billetes y hacen intercambio dejando a la otra chica atónita.

-Buenas noches, señorita Jennifer-saludó junto con su gorra. La mencionada sólo le dedicó una sonrisa nerviosa.

Candy agarró su brazo y continuaron su camino al bar, uno muy bonito al parecer de Jenn, fue allí una vez con Lisa.
La morena sacó una porro y comenzó a fumarlo con desinterés, por otro lado la otra chica sentía curiosidad sobre aquella cosa.

Sacudió su cabeza. Creía qué la noche sería incómoda, Roger estaría ahí y con Lisa, su querida némesis, suspiró.
Le quitó de la boca el porro y comenzó a consumirlo ella.

-¡Hey! ¡Eso es mío, perra, consigue tu propia hierba!-decía la menor. A Jennifer sin importarle le dio una quemada larga, no sabía que luego tosería-. Demonios. Tú primera vez-murmuró. Le daba golpecitos a la espalda de la rubia.

-¿Por qué me arde la garganta?-preguntó para después escupir.

-Estudias medicina y no sabes ni una mierda-dijo-. Es que es demasiado fuerte para novatos, Jenn. De acuerdo, de acuerdo, respira. ¿Pero te gustó?

Movió su cabeza de forma dubitativa. Candy frunció el ceño, no sabía si tomarlo como un insulto, creía que Jenn debía ser que sí. Su hierba era buena.

-Debiste decirme que querías probarla, me hubiera conseguido una hierba suave. ¿Vas a seguir quemando?

Jennifer ni lo pensó y volvió a darle una quemada, no volvió a toser. La morena le decía como decía hacerlo.
Candy prefirió no decirle que ahora no podría beber, creyó que Jennifer lo sabría.

-¿Tratarás de cogerte a Lisa?-preguntó sin pensar. Rió.

-Sabes que sí.

-Bien, bien. Pero te diré algo, está con un chico ahora, eso creo. Te costará-comentó divertida. Se sentía bien, estaba contenta.

-¿Y es lindo el chico? Porque podría tratar de seducirlo a él.

Ambas rieron, pero Candy lo decía en serio.

-Es muy lindo, pero parece ser un idiota y he tenido malas experiencias con los idiotas, muy malas-confesó. El estar dograda le hacia hablar con sinceridad, eso Candy lo notó y la hacia reír.