❝Me gusta que estés tan rota, rota como yo, quizás eso me hace un tonto. Me gusta que estés tan sola, sola como yo.❞
-Roger Taylor.
FLECHAZOS DORADOS #1
( Basada en la canción 'Broken' de lovelytheband )
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Suspiró.
—Él es Roger—aclaró la rubia, su hermano extendió su mano y el mencionado la aceptó.
—Brad—murmuró el hermano—. Permiso—dice cortante.
Jennifer abrió la boca desconcertada, apenas movió un pie Roger cogió su mano haciendo que se relaje, giró su rostro y se encontró una sonrisa tranquilizadora en el rostro del chico.
Ella le devolvió el gesto. Suspiró, dejó caer su cabeza sobre el pecho de él, este besó su coronilla. Jenn gira su rostro apoyando su mejilla ahora.
—No le caí bien a tu hermano—observó.
—Al diablo con él—murmuró mirándole sonriente.
Él volvió a besar la coronilla de la chica para luego caminar por la arena, abrazándola de lado.
Roger sonrió de lado cuando vio a su compañero Bulsara, quién se encontraba ya peleando con su prima, metidos en el mar.
La rubia se sentó, su cabeza se llenó de preguntas, no lograba entender que era lo que sucedía, ya sabía que su hermano era raro, pero eso todavía no justificaba su actuar. Suspiró.
De pronto sintió un olor a tabaco, giró su rostro y notó que el rubio a su lado había encendido un cigarrillo, extendió su mano.
—No me quedan más—le informó—, pero ¿quieres compartir?
Asintió en modo de respuesta.
—¿Y cómo está Candy?—preguntó antes de darle la última calada a su cigarrillo y extenderlo hacia ella.
—Sinceramente, no lo sé—respondió. Se encogió de hombros y colocó el cigarrillo entre sus labios—. Apenas le he visto en las mañanas.
—¿Y hace cuánto qué llegó tu hermano?—cambió de tema, le quitó el cigarrillo.
Liberó el humo.
—Casi una semana, me ha estado acompañando estos días. Se ha comportado como un idiota, ¿sabes?—comentó. El rubio asintió—. ¿Qué hay de ti? Como ha sido tu semana.
Sólo se encogió de hombros restándole importancia, «El día de hoy me la haz mejorado» respondió en su mente mirándolo enternecido, giró su rostro cuando ella lo miró.
Jennifer notó el reloj en la muñeca del chico.
—¿Qué hora es?—preguntó señalando el reloj.
—Las 22:15.
—¡Oh, he olvido decirte algo!—exclamó recordando. Le tiende el cigarrillo—. ¡Encontré trabajo!
—¿En dónde?—preguntó—. Aunque Jennifer, ya te había mencionado que podríamos contrarte.
—Lo sé, lo sé. ¡Pero seré recepcionista en tu disquera!