Capítulo 8.

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Miró a su hermano devorar un sándwich, hizo una mueca

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Miró a su hermano devorar un sándwich, hizo una mueca.

-¿Por qué no haz ocupado el dinero que mamá y papá te mandan?-preguntó después de tragar.

-¿Y por qué deberías usarlo?-preguntó con voz aburrida.

-¿Porque papá trabaja duro para ello?-entrecerró los ojos confundido por su respuesta.

Ella rodó los ojos.

-Odio hablar sobre ese tema, lo sabes.

-¡Vamos, Jenny! Tienes una beca, ¡con el dinero que te mandan debes ser millonaria!-exclamó-. Sinceramente, eres una tonta-la señaló con su sándwich.

-¡Bien! Ésta tonta millonaria no pagará tu maldito almuerzo del día cuatro.

Arrojó su servilleta y se levantó tan rápido que casi se cae su silla.

Mi hermano siempre caga todo, pensó.

Visualizó un teléfono público, sacó un papelito de su chaqueta, para cuando estuvo cerca del aparato comenzó a marcar el número escrito en el papel.

Pronto su hermano la alcanzó.

-¿Roger?

-No-contestó una voz feminina-. Se está duchando, ¿hablas del rubio? Ese, ¿no?

-Supongo. ¿Quién eres?

-Espera-dijo-. ¿Jennifer?-habló otra voz.

-¿Freddie?-preguntó. Se oyó un sonido afirmativo del otro lado-. Sólo quería hablar con Roger, dile que me llame mas tarde.

-¡Claro, linda! ¿Cómo estás?

-Freddie, lo lamento, debo cortar. ¡Saludos a Mary!-se despidió para luego cortar.

Hizo una mueca.

{...}

Apareció un Roger con sólo una toalla en la cocina. Arrugó levemente la nariz.

-¿Quién era al teléfono?-preguntó. Freddie dejó su cerveza a un lado.

-Jennifer. Pria contestó al principio.

-Oh, ¿dejó algún mensaje?-preguntó. Miró a su alrededor-. ¿Y los chicos?

-Afuera. Dijo que la llamaras más tarde-bebió de su botella.

Asintió.

Regresó a su habitación. Se vistió.

Freddie entró, se acercó a un mueble y tomó el perfume del rubio para luego rociar algo en él.

-¿Y qué pasa con Jennifer, mi querido?-preguntó.

-Somos algo, pero aún no le he pedido que sea mi novia. Además tiene muchas cosas en las que pensar-suspiró-. Oye, ahora que lo recuerdo... ¿qué hace una desconocida en mi casa?-preguntó levantándose de la cama. Se acercó a una comoda a un lado de su cama, abrió un cajón y sacó una cajetilla de cigarrillos.

El extranjero le tendió su encendedor.

-Es mi prima. Se mudó hace unos días, mamá quiere que pase tiempo con ella como es nueva, así qué... debe estar pegada a mí.

Rodó los ojos antes de encender el cigarrillo entre sus labios.
Le tendió uno al chico.

-¿Deacon sigue sin hablarte?-preguntó Bulsara antes de expulsar el humo de sus labios. El rubio asintió.

-Freddie, como Tim se fue... ¿no querrías venir a ocupar la habitación vacía que dejó?

-¿Igual que el vacío que dejó en tu corazón?-preguntó divertido.

Comenzaron a golpearse el uno al otro solo para molestarse mientras salían de la habitación. 
Brian May también se encontraba ahora en su cocina, les hizo una seña para que acelerarán, ellos asintieron y volvió a salir.

-Sabes que no tendrías que pagas alquiler.

Bulsara le sonrió y asintió.

-Vamos, mi querida al arpía.

-Púdrete, amariconado-dijo su prima, le sacó el dedo medio antes de salir también.

Roger decidió viajar en su camioneta en vez de la de Brian May, siempre iba incomodo en ella en la zona de carga, así que les dijo que se iría en la suyo e invitó a Bulsara a ir con él. El último le dijo a su prima que se fuera el zona de carga, ella no lo tomó muy bien, pero aún así se subió allí.

El rubio después de tanto tiempo estaba sintiendo que tenía un amigo. Bulsara siempre era el que soltaba chistes cuando el otro estaba triste o malhumorado. Eso le agradaba.

-Freddie, ¿luego podríamos ir a la playa?-preguntó su prima cuando descubrió como abrir la única ventanilla.

-Suena bien, Pria. Estoy seguro que mi buen compañero Roger, querrá llevarnos-dijo.

Roger hizo una mueca de confusión. Comenzó a chasquear lo dedos para qué Freddie le prestara atención. El último dejó de pelear con su prima y se centró en el rubio.

—¿Qué pasa, mi dulce rubio?—preguntó frunciendo el ceño extrañado por su abrupta interrupción.

—Sobre la salida a la playa—comenzó a decir, entrecerrando los ojos—... ¿quién dijo que los llevaré?—preguntó, aceptando el cigarrillo encendido que le estaba ofreciendo el otro chico.

—Oh, vamos, Roger—murmuró—. Podrías llevar a Jennifer, por cierto—rodó los ojos y volvió a retomar la pelea con su prima dejando al rubio confundido por su afán de pelear.

Like me🏹Roger Taylor¹. AUWhere stories live. Discover now