Capítulo 11: Consejos de entrometidos

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Lan WangJi tenía en la cara la misma mirada de confusión que Lan Huan y Jiang Cheng, pero él fue el más rápido de los tres al esconderla. No tardó ni un milisegundo, menos de un parpadeo.

Tanto el vampiro como el humano parecían haber sido atrapados en mitad de una situación vergonzosa, o al menos eso es lo que dejaban intuir sus expresiones abochornadas. No realmente, todos sabemos lo que había pasado entre ellos y los problemas a los que se enfrentaban en aquel preciso instante, aunque parecía que alguien le habían frustrado la salida dramática con portazo incluido. Ante la repentina llegada de su hermano menor, Lan Huan soltó el brazo del chupasangres con dedos temblorosos y cierta reticencia, queriendo pararle para poder hablar pero sin desear montar una escena delante de alguien que no tenía nada que ver con sus dilemas internos. Jiang Cheng giró la barbilla unos milímetros para fulminarlo con la mirada y, desde el suelo, Xing ladró confusa.

Los "humanos" eran la cosa más rara del mundo.

-WangJi -comenzó dudoso el escultor. Su mirada saltaba entre su hermano menor y —esperaba que siguiese siéndolo— su pareja-, ¿qué te trae por aquí? -Sus ojos se dirigieron a las manos del joven exorcista, una todavía en el pomo de la puerta-. Casi nunca usas la llave que te di, ¿va todo bien?

-Tío QiRen quiere hablar con nosotros. -Contestó Lan Zhan en dirección a su hermano. Esos penetrantes ojos dorados viajaban casi sin desearlo a la faz iracunda del vampiro allí presente, que no parecía dispuesto a decir ni una palabra. Más perceptivo de lo que aparentaba, Lan WangJi se preguntó qué habría pasado. Su hermano mayor tampoco daba la impresión de estar de buen humor y eso le resultaba realmente preocupante-. Me ha mandado a por ti.

-¿Es muy urgente?

Asintió. Tan pronto como le vio mover la cabeza en un gesto afirmativo, Lan Huan frunció el ceño y apretó los labios. Su expresión afligida hizo que al más joven de la sala le saltasen mil alarmas. No pudo evitar la mueca aun muy a sabiendas de lo que pensaría su hermanito. Sentía que se le caía el alma a los pies poco a poco por la acumulación repentina de cosas. Aunque debía admitir que una parte de él estaba sorprendida. Una semana y media de paz y romance idílico con un vampiro... mucho había tardado su tío en convocarlo para (según unas creencias que no compartía) intentar hacerle entrar en razón. Y encima había tenido que ser en el peor momento posible. Eso sí que es tener un don de la oportunidad.

-De todas formas, yo ya me iba. -Masculló Jiang Cheng al aire. Buscaba ser lo más cortante posible, pero lo que le encogió el corazón al escultor fue su tono herido, su voz un poco más ronca de lo normal.

-Jiang Cheng, todavía tenemos que...

-¿Qué? ¿Todavía tenemos que qué, Lan Huan? -Frío como el hielo pero ardiente como un torbellino de rabia. Sus ojos lanzaban chispas en aquel momento. Siendo indiscutiblemente la más perceptiva de la sala, Xing dejó escapar un gemidito compungido. No era por miedo, para nada. Llevaban juntos el tiempo suficiente como para que la pequeña fuese incapaz de tenerle miedo a Jiang Cheng, le adoraba. Si ladraba apenada era por palpar en el ambiente la tristeza de su dueño-. No hay nada de que hablar.

-No te he dado una respuesta.

-¿Ah, no?

Con un toque sardónico en la voz, el vampiro giró noventa grados sobre sus talones para mirarle y alzó una ceja. En el umbral de la puerta, Lan Zhan contemplaba a la pareja sin saber muy bien si intervenir o no. Iban con prisa —porque cuanto más hicieran esperar a su tío, peor sería la reprimenda que les iba a caer encima a ambos por sus cuestionables "amistades" sobrenaturales, por así llamarlas— pero no creía tener derecho a irrumpir en los asuntos privados de su hermano.

Hollow [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora