Cómo no, Wei Ying los había arrastrado hasta allí.
Jiang Cheng sabía que su hermano mayor se traía algo entre manos —porque ese capullo siempre se traía algo entre manos, daba igual la época, el siglo o el día en concreto de la semana—. Ahora bien, teniendo en cuenta que había movilizado a la familia de su hermana por medio planeta y les había sacado de unas vacaciones casi centenarias (en realidad eso no podía recriminárselo, pero porque ya estaba demasiado acostumbrado al ritmo de vida mortal como para que no le pareciese raro) solo para venir a ayudarle a cuidar de un crío recién vampirizado, esperaba que sus planes tuvieran que ver con eso. Pero sorpresa: no. Para nada. Los planes de Wei Ying tenían que ver con su vida amorosa, cosa que debería ser lo de menos en aquel momento. Maldito entrometido de mierda. Y, por supuesto, su hermana mayor estaba en el ajo y encantadísima gracias al cotilleo fresco; llevaban demasiados años sin uno y A-Ling había salido a una mezcla entre su tío y su padre, no tenía vida amorosa en la que meterse a husmear. A veces creía odiar a sus hermanos con toda su alma, pero en el fondo sabía que los adoraba a ambos. Aunque claro, eso último no pensaba decírselo, mucho menos en una estampa como aquella.
-Pareces mucho mas feliz que la última vez que hablamos, A-Cheng.
Delante de un frappé en pleno invierno y contemplando de hito en hito a sus dos hermanos mayores Jiang Cheng alzó una ceja, como si retase a Jiang YanLi a continuar. Con el dedo pulgar le daba vueltas al anillo violeta que siempre decoraba su índice, amenazante. Pero, claro, esas miradas asesinas no tenían efecto alguno en su familia, que sabían que ante ellos no eran más que pura fachada. Ella solo lo sonreía divertida, tomando pequeños sorbos de su chocolate caliente. A su lado, Wei Ying parecía estar conteniendo la risa ante una cerveza.
Cómo los odiaba.
-No sé cuándo fue la última vez que hablaste con él, A-Jie -se aventuró a entrometerse el mago. Su voz salía entrecortada por las carcajadas mal disimuladas-, pero sí, nuestro pequeño ChengCheng parece feliz. Radiante incluso.
-O te callas la puta boca o te la callo yo a patadas. -Ladró. Su ceño fruncido estaba, desde luego, de todo menos radiante. Aun así, su hermano tenía razón por mucho que le pesase. La sangre de Lan Huan tenía algo, un efecto extraño en él. Llevaba más tiempo del que era habitual sin sentir hambre, y no por haberse prometido no beberla para evitar dejarle seco. Y no solo eso, se sentía bien. Pleno. Era extraño-. ¿Me habéis traído aquí para hablar de mí?
-No realmente, pero si te vas a poner así, hablamos de ti. -Rio su hermano-. Cuéntanos, ¿qué tal?
-Que te den.
-A-Cheng, no seas así. -Suavizó la vampiresa con una sonrisa llena de dobles matices y un tono embaucador-. Nos interesa tu vida porque te queremos.
-Ya, claro. Cotillas de mierda. -Murmuró-. No nací ayer, A-Jie.
-Puede, pero sigues siendo nuestro hermanito. -Se mofó Wei Ying.
-Y por eso no te vas a levantar de aquí hasta que nos lo cuentes. -Le apoyó Jiang YanLi.
Jiang Cheng dejó escapar un bufido hastiado, culpando al universo —y a su novio— de sus desdichas. Con lo fácil que era la vida de soltero...
-Me va bien con Lan Huan. Ya está. Fin de la historia.
-No, no, no. Danos detalles.
-¿Qué putos detalles quieres?
-Hace una semana no os iba tan bien. -Habló la vampiresa, esta vez un poco más seria. A su lado, Wei Ying asintió a modo de refuerzo-. El tema era un poco... escamoso. Solo queremos saber qué ha cambiado.
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Hollow [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]
FanficLos miembros de la familia Lan no eran conocidos por ser precisamente normales. De ellos cualquiera diría que no son humanos, que tienen un algo resplandeciente que los hace superiores, un aura de majestuosidad imposible de igualar por el común de l...