pantofolaio

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había una vez, en un pueblo indígena del pacífico sur, una terciopelo que se paseaba orgullosa de sí misma. el día venía terminando y con ello la vida diurna, así que la terciopelo salió a buscar qué comer. su nombre era Merisan y era temida en el lugar debido a su largo cuerpo (más de dos metros) y su tiempo de caza a una presa que era tan rápido que no se veía venir siquiera.

el punto es que salió esa noche, como de costumbre, pero en lo que se lanzaba a atrapar a su presa, una rama cayó al frente de ella y espantó a su aperitivo. ella maldijo ese momento y volvió a ver hacia arriba para ver si entendía lo que pasó; un perezoso había dejado caer la rama. inmediatamente se lanzó a reclamarle y de paso a comérselo como reemplazo de su presa anterior (ojo por ojo, diente por diente).

se ocultó en un árbol a 100 metros de allí y lo estuvo esperando para aplicar su plan. no obstante, él no llegaba. desesperada ya, volvió a ver y al perezoso le faltaban al menos 45 metros después de 35 minutos de espera. para ese momento su enojo se transformó en impaciencia así que se fue directamente donde el perezoso y le gritó:
-¡oye! ¿quién te crees que eressssss?

al perezoso le tomó su tiempo darse cuenta de que le hablaban y respondió (lentamente):
-holaaaa, mi noooombreee es Jobadónnnn ¿y el suyoooo?
-¿qué quién soy? ¿cómo es que no sabe quién soy?-dijo ella con sarcasmo.

Jobadón solo la observó pensativo. ella agregó:
-¡SOY MERIDAN, la terciopelo veloz! ¡todos me temen por mi rapidez para cazar!

Jobadón le sonrió mientras la veía y dijo:
-oh, eso es increíble-su sonrisa se completaba lentamente-me alegra que sea reconocida por sus talentos. ¿a qué debo su saludo?
-eeee...¿no estás asustado?
-no, señorita Meridan, si usted dice ser quién es entonces yo estoy preparado para morir.

esto impactó a Meridan y la dejó intrigada. decidió darle cuerda a la duda y olvidó que tenía hambre.
-¿y eso por qué?-agregó.
-oh, es que aprendí a vivir una vida más tranquila y a no complicarme, así que si llega a su final, ya estaré realizado y sin trabas.
-bueno, antes de proceder, quiero preguntarle ¿por qué me tiró una rama hace unos minutos?

él se quedó pensando y al rato contestó:
-lo siento mucho, hace rato estaba caminando y de la nada me dormí. cuando regresé a mi caminata, ya había debilitado la rama y se cayó.

para ese momento, Meridan ya no sentía enojo hacia Jobadón sino lástima.
-creo que pasaré de comerte, no creo que sea saludable. además ya no hice mi viejo truco de la velocidad y así es aburrido.
-disculpe, Meridan-dijo sonriendo nuevamente- le agradezco, pero antes de que se vaya, quiero preguntar ¿por qué le llaman así?
-¿cómo? ¿no te expliqué ya?
-sí, pero digamos ¿por qué lo hace así?

Meridan estaba aburrida, así que decidió responder.
-lo hago así ya que si lo hago lento se podrían asustar e huir por lo horrible que soy. de hecho, por eso no tengo amigos.
-¿por qué dice eso? a mí me gustan sus escamas.
-¿por qué me intenta engañar? son tan feas que tengo que estar cambiando de piel a cada rato.
-no le engaño. yo soy un perezoso de vida tranquila, nada gano o pierdo haciéndolo. los humanos dicen que soy feo por el pelaje raro que tengo, pero yo no les hago caso ya que me considero hermoso. creo que todos lo somos.
-es extraño cómo piensa, Jobadón. yo no podría. siempre que me acerco a alguien, se aleja ¿por algo será, no cree?
-yo no lo he hecho, ¿o sí?

Meridan se quedó pensativa.
-es que no tiene sentido. si fuera bonita, entonces ¿a qué se debe la maldición de la piel cambiante?
-¿no será que en vez de una maldición, es un proceso para volverse cada vez más hermosa?

se quedó pensando nuevamente en las lentas, pero lógicas, palabras de Jobadón.
-tal vez tiene razón, pero por ahora me cuesta creerlo.
-lo sé-dijo él con optimismo y seriedad-amar nuestros cuerpos es complicado, así que por eso decidí tener una vida tranquila para que eso no fuera complicado.

ella sintió un escalofrío en su cuerpo y fue raro. se preguntó cómo es que él vivía así, continuaron hablando y quedaron en reunirse nuevamente ya que ambos estaban cansados.

a partir de ese día, Meridan empezó a practicar lo que Jobadón le dijo ya que pensó en que desearía vivir una vida así. desde entonces se volvió menos arisca, y esto la hizo preciosa. la hizo feliz, incluso después de que Jobadón finalmente muriera al dormirse en una rama floja.

y colorín colorado,
¿a amar tu cuerpo has empezado?

escritos en una connotación lingüística inesperada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora