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Podía llegar a sentir ese frío, pudo sentí su cuerpo temblar al momento de sentir aquella brisa.

Sus ojos se guiaron a un par de chicos ,que al parecer intercambiando " algo" que claramente era algo que ya todo sabíamos, no evitando soltar una risa recordando un poco de su vida, su vida como fue en un momento.

Apretó despacio sus agrietados labios.

En el mundo hay gente bruta y astuta.

Pudo escuchar aquella canción llegar a su oído, pensó un poco y miró,casi a la otra esquina sus ojos se encontraron con quiénes serían los famosos nerds, y miró aquella preparatoria, deteniendo sus pasos un poco.

Hay vírgenes y prostitutas.

Vió como varios chicos estaban sobre sus automóviles, riendo y compartiendo varios tipos de frituras. Mordió sus labios apenas sintiendo ese hueco en su estómago.

Tenía hambre.

Al otro lado, pudo ver varios llegar corriendo, bajando de aquellos transportes públicos, o solo corriendo por la calle.

Ricos,pobres.

Podía ver quienes antes de entrar se cubrían su rostro, otros solo alzaban la mirada mientras caminaban tranquilos.

Apretó sus labios.

Hay cosas bonitas y un par de tragedias.

Sonrió ,sin evitarlo formando una pequeño muy pequeño sonrisa en sus pálidos labios, sintió su pecho moverse y bajó la mirada encontrándose con su pequeña bebé.

Sus ojos verdosos como los suyos le miraron atentamente y el Omega la abrazó mejor en esa cangurera, llevando su nariz a su cabecita y respirando calmado.

Intentó cubrirla de aquel frío.

Quería segura a su bebé, no quería que enfermase, la apretó a el con cuidado, procurando de que el calor propio ayudase también.

— ¿Qué pasa mi amor?- ella soltó un quejido y se acurrucó en su pecho aún más,causando que soltaste aquellas feromonas dulces, tranquilizando a su bebé.

Habíamos pasado unas largas horas en autobús y caminado, era normal que estuviera cansada además de tener aquel fastidio de no tener un lugar fijo, y tal vez estaba hambrienta, el Omega sabía que su bebé necesitaba alimentarse y no tardaba en pedirle comida.

—¿Tienes hambre?

Su pequeña hija solo le miró, sus ojos grandes y bonitos.

Sabía que había un poco de dinero en su bolsillo, podía comprar algo para el mientras que su hija aún tomase de su pecho.






—¿Quieres un pastelillo?- musitó al ver a su bebé estirar su manita su su comida - puedo dartelo en pequeñas partes... - se detuvo reaccionando — cierto, no puedes comer aún.

Podía sentir varias miradas sobre el, y entendía.

Era un Omega desaliñado, sus ojeras notorias y un claro y muy notorio cansancio. Su cuello sin ninguna marca además de llevar con el una mochila pequeña.

De nuevo al exterior,el Omega comenzaba a preocuparse,al no tener un lugar donde pasarla, su bebé no aguantaría tanto el frío de esta época ,su rostro de tan solo cinco meses completamente relajado permanecía en su pecho, llenándose del aroma del Omega,ajena a todo lo que su joven padre estaba pasando.

Sin saber que su papá Omega solloza en silencio cansado.

Tomó esa pequeña manta de su cachorrita, acercandola y envolviendo lo más que podía.

—Mi amor - acarició su mejilla suavemente - pronto saldremos de esto, te lo prometo, con mi vida mi preciosa princesa.  — susurra arrugando sus cejas —te sacaré adelante, no me importa si necesitaré vender mi cuerpo.

Sus ojos se humedecieron un poco pero parpadeó un par de veces para quitar las lágrimas de su visión.

Debía darse prisa.

Solo tenía una opción.



No sabía que cara darle a su progenitora. Esta le tenía al parecer un resentimiento.

No la culpaba.

El solo se había metido en eso a pesar de que lo cuidase.

—¿Qué haces aquí?- dice fríamente la Omega al verlo, sus cejas permanecían fruncidas.

El Omega apretó sus labios.

—M-Mamá,necesito donde quedarme con mi bebé, por.. Por favor. -Ella le miró con una ceja arqueada y vió el pequeño bultito entre los brazos de su hijo.

Pero su expresión no cambio.

No cuando recordó todo.

Andrew solo apretó sus labios más, queriendo llorar más. No sabía si quedaban lágrimas en sus ojos.

Sabía que iba a decir,lo sabía, ya lo sabía pero aún así, parecía tener una pequeña esperanza.

Pero aún así, el sabía que tal vez se estaba mereciendo todo esto.

Apretó a su hija a su pecho al escucharla quejarse.

—Debiste haberlo pensado antes de que te preñara ese Zorro de baja categoría.- gruñó — Antes de insultarme, antes de decir que no necesitabas nada de mi y solo y-yo.. - ella quita la vista.

—Lo sé- sus ojos se llenan de lágrimas.

Lo sé.

Demasiado bien lo sabía.

— "Te odio" "te arrepentiras" "no sabes nada de lo bueno que es el " dime... ¿Donde esta el?- elevó su barbilla, mirándole aún sin ningúna expresión. — Por favor vete de mi casa, te daré un par de billetes, pero lárgate.

Pero, deseo insistir a su madre.

—¿Donde está? - ella pregunta dándole ese dinero cerrando la puerta aún más.

—No lo sé - el susurra, teniendo frío — lejos ,lejos de mi y de mi bebé.

Ella se acercó,olfateando, y el Omega aguanta un sollozo, sintiendo sus ojos aguarse.

—Huele a ti, solo a ti.

—Ella solo a estado conmigo - habló sintiendo su cuerpo temblar - Con nadie más..

Se encogió, cubriendo de forma protectora a su hija.

Levantó una de sus cejas.

— Es igual a ti,idéntica ,espero que no sea como tú.

Y con eso cierra la puerta frente a mi ,dejándo al Omega en el frío junto a su hija pequeña.

Solloza, bajando la mirada a su bebé y decidió caminar e irse de ahí.







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