Capítulo 15

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Alguna vez se tomaron de la mano y caminaron de un lugar para otro sin soltarse nunca.

Alguna vez se consolaron y dijeron que todo iba ir bien.

Alguna vez uno comentó algo que hirió al otro.

Alguna vez entre ellos mismos se hicieron daño y ya no existía reparo.

...

Había pasado un rato desde que el doctor salió de la habitación y lo dejó solo con sus pensamientos.

Por alguna razón, estaba algo dolido y al mismo tiempo aliviado por la noticia de haber perdido al bebé.

Sentía una pequeña opresión en su alma que al momento de soltar un profundo suspiro desaparecía, pero luego de unos segundos de nuevo aparecía esa sensación.

Talvez estaba triste, aunque el sentimiento de tristeza que tenía era diferente que de las otras veces.

Necesitaba llorar para liberar sus emociones mas ninguna lágrima salía ahora.

Además no pudo ser capaz de comer ni un solo bocado del almuerzo que le trajo la enfermera.

Si tan solo tuviera un libro...

Mientras se acomodaba entre las sábanas, escuchó unos pasos apresurados y uno que otro grito.

—¡Usted no puede entrar ahí!

Abruptamente la puerta fue abierta por Rurik, quien sin esperar ni un solo minuto, se acercó a donde estaba, tomó la bandeja de comida y la arrojó con fuerza contra la pared.

La comida se desparramó en el suelo, el plato y el vaso se rompieron en un instante. Lo único que pudo salvarse fue la manzana que terminó rodando hasta llegar a una esquina.

Tan sumido estaba en lo que recién había sido botado que no se percató que el menor lo agarró del cuello de su polo.

—¡¿Qué hiciste, Lotus?! —Pregunto buscando una explicación, la necesitaba AHORA.

—¡Rurik, déjame! —Puso sus manos en los brazos del contrario tratando de quitárselo de encima.

—¡No hasta que me digas qué mierda se te pasó por la cabeza al hacer esto!

Los dos discutían a voz alta mientras la enfermera llamaba a seguridad para que sacaran al de gorra de una vez.

—¡¿Cuándo me lo ibas a decir?! —Dijo antes de ser retirado por dos hombres del cuarto.

—¡Nunca, idiota! —Exclamó fuerte para que el contrario pueda escucharlo pero pronto se agachó por el repentino dolor en su vientre.

—Hey, debes calmarte, todavía no estás...

—¡Ahg, ya sé, no es necesario que me lo repitas! —Frustrado se escondió su rostro entre sus piernas.

—Voy a llamar al doctor ¿Sí? —El mayor solo asintió.

Rurik empeoraba todo, además...

¿Quién era él para reclamarle algo?

Tan metido estaba en ver con cuál mujer iba a serle infiel otra vez que no dio cuenta de los obvios síntomas que presentaba.

Casi tres meses y el muy estúpido no vio nada raro.

Pensó en abortarlo, en darlo en adopción, abandonarlo, cualquier cosa que no fuera quedarselo, no iba a ser capaz para hacerse cargo de un niño, ni de broma.

Y Rurik seguro no aceptaría su hijo aunque lo dudaba ahora al ver su reacción de hace unos momentos...

De igual forma esto era lo mejor.

Solo son unos tontos que no saben nada de la vida.

¿Que podrían darle a ese niño?

Solo pura basura.

Talvez puso en riesgo su vida pero valió la pena pues terminó la vida de ese inocente ser que no tiene la culpa de haber tenido a ellos como padres.

Ahora debía pensar que al salir del hospital, solo habría unas cuantas semanas antes de irse al extranjero...

Esto iba ser difícil.

Iba a dejar literalmente todo aquí.

Pero era el precio que debía pagar al dejarse llevar por las tontas ilusiones que aparecieron en su mente.

Él no podía tener un final feliz.

Y menos junto a Rurik.

❮Solo un iluso❯ Fell!PothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora