P R Ó L O G O

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El Diablo Es El Rey.

Envuelvo mi cuerpo recién bañado en una toalla, luego mi cabello en otra y salgo del baño, me tumbo en mi cama respirando hondo, hoy viernes no hubo clases por consejo técnico y ya que mis hermanos salieron tengo la casa para mi solita, eso es raro que suceda y lo disfruto mucho.

Escucho mi teléfono vibrar en mi mesa de noche, me estiró un poco para tomarlo.

Samantha.
¡¡¡VÁMONOS DE FIESTA!!!

Samantha, una de mis mejores amigas, es una persona terriblemente fiestera y me quiere arrastrar a una fiesta que honestamente quiero ir pero en primera está del otro lado de la ciudad, en segunda no conozco a nadie de los que irán, y en tercera está del otro lado de la ciudad, pero ese no es el problema sino el hecho de que Ramsés, mi hermano mayor que debido a la ausencia de mis padres es la autoridad aquí me tiene prohibido el lado norte de la ciudad, y no porque sean de media clase o baja clase, eso no importa, sé que ha tenido grandes problemas con algunos de los que viven en la zona.

Yo.
Mejor vamos al cine.
🥰

Samantha.
¿Cine?
Vamos a dar un perreo
bien asqueroso y a
divertimos.

Escucho mi estómago quejarse de la mucha hambre que tengo, así que decido ir a la cocina a prepararme un sándwich, en el camino sigo platicando con mi amiga.

Yo.
No tengo que ponerme.

Samantha.
Vamos de compras.
Dah. 🙄

Trato de ponerle excusas pero a todo le encuentra solución.

Yo.
Ramsés no me deja
ir al norte. 🤷

Samantha.
¿Y quién le va a decir?

Sonrió al ver ese mensaje, me está convenciendo.

Yo.
Bien. Sólo será
está vez.
🤫

Samantha.
🤫

Dejo mi celular sobre la isla para prepararme mi sándwich, tomo todo lo que necesito del refrigerador y lo dejo para recordar dónde es que está, miro repisa por repisa y sólo alcanzo a ver el envoltorio en la última. Sujeto mi toalla del cuerpo mientras me estiro tratando de alcanzarlo, doy un par de brincos y apenas logro tocarlo con la punta de mis dedos.

—¿Necesitas ayuda?— escucho una voz extraña a mis espaldas.

Del susto me pongo nerviosa, giro y veo a un chico alto, blanco, pelinegro con tatuajes por el cuello y las manos, también un pircing en su nariz similar al de los toros. No lo reconozco de ninguna parte pero supongo que es amigo de alguno de mis hermanos, normalmente los amigos de ellos son buenos conmigo así que no me apena pedirle un pequeño favor. 

—No alcanzo el pan.— señalo el pan, —¿Podrías bajarlo por mí, por favor?

Me da un vistazo de cabeza a pies en un segundo al mismo tiempo que camina. Pude sentir como sus ojos se paseaban sobre mi, sobre mi piel, incluso sobre la toalla lo cual es extraño, es como si durante ese momento no llevara nada, no ante sus ojos. Cuando nuestras miradas se encuentran por un microsegundo fue... diferente, fue raro. Sólo estiró un poco su brazo y me entregó el pan en mis manos. Mientras lo miré de pies a cabeza; lleva puesto unos tenis Nike, unos jeans y una sudadera negra. No me interesa su apariencia, sólo lo hice.

—Gracias.— le sonrió.

—¿Eres hermana de Ramsés?— coloca su mano en la isla para así encorvarse un poco y mirarme a los ojos.

—Sí.— respondo, tranquila con una sonrisa.

Lo miro a los ojos y sonrió educadamente, bajo mi vista a su cuello accidentalmente y veo que lleva un cupido del lado izquierdo.

—¡Aléjate de ella!—grita Ramsés y eso me hace asustarme de nuevo.

El chico se endereza caminado a la salida donde Ramsés le da un empujón sacándolo de la cocina, lo mira mal mientras que su amigo le da una sonrisa arrogante y con tranquilidad se pierde mi vista camino al salón. Ramsés lo vigila con cautela antes de acercarse a mí con inquietud.

Sujeta mi cara buscando algo mal en mí, —¿Te hizo algo?

—No.— alzo los labios y frunzo mis cejas, confundida.

Sus amigos siempre han sido lindos conmigo, no me han intentado seducir o algo por el estilo, podría decir que a todos los considero mis amigos.

—¿Qué haces aquí?—reconozco su tono de voz molesto.

—No tuve clases.

Traga saliva, —Bien, ahora vete a tu habitación y no salgas hasta que yo te diga.

—Pero— estoy por explicarle que sólo me haré un sándwich hasta que me interrumpe.

—Ya dije algo.

Bajo la vista tomando mi celular para irme a mi habitación, mi hermano me sigue hasta las escaleras y mira mal a su amigo que no gira a vernos pero sonríe pasando su lengua por los dientes superiores sentado en el sofá. Pero como tengo curiosidad de porque se enojo tanto con su amigo sólo abro mi puerta y vuelvo a cerrarla para hacerles creer que he entrado.

—¿Es la menor, no?— escucho preguntar al chico.

—Eso no te incumbe.— habla entre dientes.

—Claro. ¿Aceptas?

—Primero muerto que involucrarme con los Reyes.

—El negocio es sólo conmigo.

—Lárgate de mi casa.— escucho la puerta principal abrirse y luego azotarse.

Bajo las escaleras despacio hasta que veo a mi hermano y le sonrió esperando que me diga algo, cuando me ve sonríe leve.

—¿Por qué no me dijiste que no tenías clases?— habla, tranquilo.

—Lo olvidé.— frunzo los hombros y termino de bajar las escaleras.

Mi hermano se acerca a mí poniendo su mano en mi hombro, me da unas palmadas y busca mi mirada, —¿Te hizo algo?

—No.—negué, —¿Quién era?

Responde deprisa, —Nadie. No es nadie y no quiero verte cerca de él, jamás. ¿Entendido?

—¿Es amigo tuyo?—pregunto aunque se que él sólo invita amigos a la casa, a nadie más pero esta actuando extraño. 

¿Por qué actúa extraño?

—No es mi amigo, por eso no te quiero cerca de él. ¿Qué te dijo?

—Sólo le pedí que bajara el pan para hacerme un sándwich, después pregunto que si era tu hermana y es todo.

—¿Por qué bajaste en toalla? Sabes que no debes salir así si hay visitas.—me recuerda.

—Creí que estaba sola.

Frunce el ceño,—Vete a vestir.— ordena,—Yo te preparo el sándwich.

Vuelvo esta vez a mi habitación para ponerme crema en el cuerpo y vestirme con un pantalón de pijama y una blusa de tirantes. ¿Qué hay con ese chico? Fue... extraño, su aurora, su mirada. ¿Quién era? ¿Qué hacia en mi casa? No tuvimos siquiera tiempo para presentarnos. Es raro incluso el hecho de que estuviera aquí con Ramsés y que se enoje porque hablé con él, con sus amigos me llevo bien, he salido con ellos a comer o a pasear en plan de amigos y nunca se ha molestado, y que diga que no es su amigo, si no es su amigo ¿Por qué estaba en la casa? ¿Quién era?

El Diablo Es El ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora