Decimoséptimo intento

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- Te dije que no era necesario venir a traerme, Butch. - Repitió por sexta vez la joven pelinegra, guardando sus cosas en una pequeña mochila.

Bellota solía ir a clases de baile unos tres/cuatro días a la semana. Las sesiones habían acabado y ya no quedaba nadie, sólo el encargado del lugar, que por el momento había salido a comprar algún refrigerio. La cosa es que le había dicho al terco de su amigo que no tenía que ir a traerla, aunque en el fondo, muy en el fondo, quería que lo hiciera, al fin y al cabo, él alegraba sus días.

- Tú sabes que siempre vendré por ti, y estaré para ti, no importa qué. - Le dijo Butch, quien se sonrojó levemente al oír esas palabras.

- Bueno, ya deja tus cursilerías y vámonos. - Dijo, intentado evadir la atenta mirada del pelinegro a sus movimientos - ¿Qué pasa?

- Amo ese mini short. - Comentó, mirando coquetamente a la joven.

- Idiota. - Dijo, y le tiró la toalla que anteriormente había usado, y se encontraba llena de sudor.

- ¡Oye! - Gruñó Butch, quitando rápidamente la olorosa toalla - ¿En serio hiciste eso? - Preguntó, acercándose peligrosamente a la chica.

- Oh, claro que lo hice. - Le siguió Bellota, mirándolo desafiante.

- Pues no debiste. - Susurró con galantería, cerca de sus labios, casi sobre ellos, Bellota se alejó velozmente, entonces Butch la sujetó de las piernas y la cargó sobre su hombro, cual costal de papas.

- ¡Idiota, bájame! - Protestó la joven entre pequeñas risas, y ¿Para qué mentir?, Aprovechando el ángulo que su posición le brindaba al trasero de su amigo para mirar de más.

- Nop. Te castigaré por lanzarme esa cosa mojada y apestosa a la cara. - Le dijo, provocándole un sonrojo a la pelinegra. - En serio gracias por ponerte este short hoy. - Mencionó, para posteriormente empezar a dejar besos húmedos en los muslos descubiertos de la chica.

Bellota cerró sus ojos y apretó sus labios al sentir la caliente lengua del joven pasearse descaradamente por su piel. Butch succionó y atrapó suavemente entre sus dientes la piel de aquella zona, dejando varios chupetes.

- ¡B-Butch! ¡Deja de hacer e-eso, idiota! - Protestó la pelinegra, ya toda sonrojada, pero molesta por la insistencia de su amigo, dándole un golpe en la espalda.

El chico dejó tranquilo sus muslos, dejando salir unas pequeñas carcajadas - Está bien, está bien. Pero no nieges que te gustó.

Bellota no dijo nada más, sólo bufó, frustrada, después de todo, sí le había gustado.

¡𝐃𝐞𝐣𝐚𝐦𝐞 𝐛𝐞𝐬𝐚𝐫𝐭𝐞! ➷ Bellota×ButchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora