Capítulo 2: Un accidente

53 7 3
                                    

Le costó seguir con su vida después de perder al pequeño Acke y ser un padre soltero, durante el tiempo en que su marca desaparecía, vivió con sus padres en hasetsu, y una vez esta desapareció por completo, regresó a vivir a su pequeño, no lujoso, departamento en osaka, que si bien había dejado en el olvido hace años, justo ahora era lo único que necesitaba, no fue tan difícil seguir criando a Aron por su cuenta, lo que fue difícil fue volver a conseguir empleo en esa florería que lo vió crecer como adolescente a un adulto.

Su jefe siempre escuchaba sus ideas para hacer más atractiva la florería, y con las ideas de Yuuri, más gente conocía la pequeña florería que comenzó a expandirse por más lugares en Osaka para después llegar a todo Japón, el dueño principal siempre quiso a Yuuri como un hijo (ya que él nunca tuvo uno) y a Aron como un nieto, para Yuuri, fue una gran sorpresa el hecho de que el anciano le heredara todas las florerías, ¿de verdad tanto así le confiaba todo su legado? Yuuri aceptó la oferta, su vida no podría estar yendo mejor.

Las ideas de Yuuri llegaron a una en específico: Las Flores duran poco tiempo vivas, pero después renacen ¿porqué no crear unas que duren para siempre? Fue con esa idea, que comenzó a construir su pequeña empresa con el nombre de A&A Flowers Que con el pasar de los años se volvió una empresa firme y con sucursales ahora por casi todo el continente asiático.

Se acercaba navidad y necesitaba ideas para lograr que las ventas aumentaran por esa época del año, Aron estaba fascinado con la idea de pedirle regalos a Santa, y si bien su lista era extensa, y Yuuri podía comprar todo sin problema, aún necesitaba dinero para los gastos del mes.

Llegó a su aún pequeño y no lujoso departamento, siendo recibido por un aroma delicioso a su platillo favorito: Katsudon eso sólo podía significar una cosa, sus padres vinieron a saludar, sus piernas lo guiaron hasta la cocina, donde Aron de 7 años lo recibió con un abrazo.

-¡MAMÁ! ¡Tata y yo te preparamos tu platillo favorito! ¿Huele bien? ¡Te aseguro que sabe mejor a como huele!- El niño radiaba alegría, mientras apretaba los cachetes de Yuuri, quien observaba atentamente la escena.

-Oh, Yuuri, qué bueno que llegaste, Aron y yo nos hemos pasado toda la tarde decorando este lugar y preparándote tu platillo favorito- La madre de Yuuri se encontraba sirviendo la comida en los platos, mientras que el padre del mismo arreglaba la mesa para comer.

-Muchas gracias, me alegra que hayan venido y hayan hecho todo por mí, pero yo quería decorar el árbol con Aron- El Japonés se encontraba cargando al niño quien miró a su madre con gran anhelo

-¡Pero mamá! Tata y yo sólo fuimos a comprarlo, ¡La decoración la haremos sólo tú y yo!- El niño estaba más que emocionado, Yuuri lo bajó, vaya que se había vuelto muy pesado, el niño tomo la mano de su madre y lo guió hasta donde se encontraba su árbol- ¿Vez mamá? No tienes porqué sentirte triste, si quieres Aron te dará muchos besos para re animarte

¿Cómo podía decirle que no a esa carita tan tierna?

-Claro que sí mi vida, pero antes, comamos con los abuelos, ¿está bien?

-¡Comer con los abuelos hace a Aron también muy feliz mamá!- El pequeño corrió a sentarse en la mesa que ahora tenía los lugares puestos y la comida ya servida, Yuuri no hizo más que sentarse a su lado, y comer junto a las personas que más amaba en el mundo, sus amados padres y su pequeño hijo.

Amaba esos momentos, deseaba que esos recuerdos vivieran para siempre en su memoria, y anhelaba nunca tirar ese árbol que Aron elegió sólo para decorarlo con él.

Tirar el árbol que Aron elegió....

-¡CLARO! ¡ESO ES LO QUE BUSCABA!-El Japonés de ojos chocolates casi se ahoga con la comida por haber gritado, y mientras el tosía para poder volver a conseguir el aire, todos en la mesa se habían quedado callados por aquél acto tan inoportuno.

Vasconia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora