Capítulo 2

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Vuela, viejo decrépito, vuela!

Con tus sueños sabios y fábulas del cielo.

-Alexander Pope



Draco frunció el ceño después de la salida del Auror. ¿Me veo qué? ¿Tonto? ¿Idiota? ¿Un hazmerreír? Quería gritarle a Potter su frustración. Sin embargo el Auror no había parecía divertido. Su expresión había sido más parecida a un niño abriendo paquetes en Navidad.

Miro a los lados antes de pararse delante del espejo de cuerpo entero. Draco se estudio tratando de ver a través de los ojos de Potter. ¿Qué diablos le había visto? Su piel todavía era pálida, el cabello rubio platinado y su boca aun curvada en una mueca perpetúa. El pegote masivo de alas de mierda era el único cambio externo. Recordó el "Oh" suave de Potter y la mirada extraña en su rostro. Draco se alejó del espejo con disgusto.

Joder, ¿y qué? El Gryffindor siempre había sido extraño haciéndose amigo de gigantes, centauros y los Weasley. Probablemente vio a Draco como otra criatura miserable que era necesario salvar. Independientemente de lo que Potter vio o no vio, Draco era un paria. Su único motivo ahora era la venganza. Él sólo necesitaba que Potter le apuntara en la dirección correcta.

Un golpe tentativo sonó en la puerta y Draco sintió un indeseado aumento de esperanza de que Potter se hubiera devuelto y al momento la estranguló hasta la muerte con una mueca. ¿Estaba realmente tan desesperado por compañía?

Su madre abrió la puerta y dio un vacilante paso en el interior.

—¿Draco? —preguntó ella—. ¿Estás bien?

Todavía tengo plumas, si eso es lo que estás preguntando, pensó con sequedad. —Estoy bien, madre.

Ella se acercó a la mesa de trabajo pretendiendo enderezar las púas y tarros de tinta. Este fue el último enfoque de afectación, centrando su atención en elementos al azar para evitar mirar a su hijo.

—Él accedió a ayudarte, ¿entonces? —preguntó, aunque tenía que haber hablado con Potter a su salida.

—Por supuesto. Es su naturaleza ayudar a las causas perdidas y rescatar a los monstruos del mundo —dijo Draco con amargura.

Ella se estremeció y le miró directamente por un momento. —Vamos a superar esto, Draco —dijo firmemente.

Suspiró, sin estado de ánimo para subirle el humor. La visita de Potter le había recordado lo mucho que había perdido. —Sólo espero que me pueda llevar a los hijos de puta que me hicieron esto —dijo Draco—. Todo lo demás es secundario.

—La venganza debe ser secundario a revertir los efectos de la poción, Draco —corrigió ella remilgadamente causando que Draco reprimiera una mueca de incredulidad. Él había sido cambiado fundamentalmente. ¿Acaso pensaba que podía tomar otra poción y volver a la normalidad?—. He pasado los últimos dos días por todos los libros en la biblioteca —prosiguió, y él le miraba como ella cambiaba minuciosamente un candelabro sobre la mesa—. No he encontrado nada todavía, pero hay una referencia prometedor...

Siguió divagando sin saber que Draco ya no la oía. Dudaba que incluso la biblioteca de su padre tuviera la respuesta de la situación. Si Draco hubiera sido cambiado por un hechizo, podría haber sido posible revertir los efectos, pero las pociones tendían a ser más permanente y a menudo irreversible. Sus misteriosos enemigos sabían lo que estaban haciendo, en todo caso.

Su madre finalmente se quedó sin palabras auto-tranquilizadoras, le dio a Draco una débil sonrisa y se fue. Suspiró. Ella no lo había tocado desde su regreso lo cual no era del todo sorprendente ya que los Malfoy apenas eran demostrativos, pero incluso un toque breve podría haber ayudado a luchar contra el manto de la soledad que amenazaba con arrastrarlo a la desesperación. Si su propia madre ni siquiera podía tocarlo... Draco recordó el suave toque de Potter en su ala y el mínimo roce de su piel. ¿Acaso era lo mejor que podía esperar?

Cadenas de la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora