Capítulo 1

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Tú eres un águila,

Ahora perteneces al cielo y no a la tierra,

así que extiendes tus alas y vuela

-Paul Dunn H


Harry se Apareció en las puertas de la Mansión Malfoy y de inmediato recordó cosas que eran mejor olvidar. La última vez que había estado aquí había sido como prisionero de los Mortífagos. A veces se despertaba con un sudor frío por el recuerdo, salvo que en sus sueños Malfoy no disimulaba y fingía no conocerlo, más bien el rubio le apuntaba imperiosamente y gritaba: "Es Harry Potter!". Y entonces Voldemort aparecía con un fuerte crujido y con sus manos de garras alcanzaría a Harry, sacudiéndolo del sueño con un grito en los labios.

Frunció el ceño y sacudió el recuerdo. No había tenido ese sueño en mucho tiempo... bueno, hace un par de semanas de todos modos. Lo más probable sería que esa noche regrese provocado por la visita a la Mansión Malfoy. Harry suspiró.

Las puertas de hierro se abrieron de golpe y Harry se puso en marcha por la ruta de acceso. Los blancos pavos reales todavía existían y varios de ellos abrieron sus colas en alerta. Eran aves hermosas pero viciosas y territoriales... como los Malfoy, se dio cuenta.

Un elfo doméstico se reunió con él en la puerta y lo condujo a una sala elegante, al mismo tiempo que lo miraba intensamente como esperando agarrarlo tomando algún objeto inestimado y metiéndolo entre sus ropas. Ociosamente Harry se pregunto qué haría aquella criatura en esas circunstancias, muy probablemente lo reduciría a un montón de cenizas.

Narcissa Malfoy no lo hizo esperar mucho tiempo, afortunadamente. Harry tenía miedo de sentarse. La tapicería parecía de seda y era blanca, todas las malditas cosas lo eran, le pareció un color muy aconsejable para muebles que se pretendían nunca utilizarse.

—Por favor, siéntese Auror Potter —dijo con gracia—. Gracias por venir.

Harry a regañadientes se sentó en una silla tapizada de blanco esperando que sus ropas no tuvieran el polvo suficiente como para marcar la tela, su túnica de campo no estaba precisamente inmaculada. Se había puesto un suéter verde cuello alto, al menos uno que Ginny le había dicho que le quedaba bien. Narcissa se sentó frente a él. La habitación era tan grande que "frente a él" era un recorrido de diez pasos por lo menos. Se inclinó un poco hacia adelante para que pudiera oírlo.

—Es mi trabajo señora Malfoy, y por favor llámeme Harry. Independientemente de mis sentimientos personales hacia su hijo, un grave delito se ha cometido. Su carta sólo dijo que fue secuestrado y apenas escapó con vida. También mencionó que Malfoy... lo siento, que Draco había pagado un precio terrible por negarse a morir. ¿Puede ser más específica?

—Probablemente debería dejar que mi hijo te diera los detalles. Algunos serán muy obvios cuando lo veas —un rastro de dolor vacilo en sus finas facciones por un momento y Harry se pregunto la causa. Estaba Malfoy... mierda tendría que empezar a pensar en él como Draco, por lo menos dentro de la mansión. Se pregunto si Draco había sido desfigurado. Harry sintió un destello de satisfacción por el pensamiento de que el Sr. Piel y Cabello perfecto se había estropeado, y luego la culpa empujo el vengativo y poco profesional pensamiento hacia un lado.

El dolor de Narcissa era muy real y ella lo miro por largo rato hasta que Harry se dio cuenta de que se negaba a pestañar en un esfuerzo por evitar las lagrimas, se sintió verdaderamente culpable entonces ya que sabía que graves razones le provocaban una reacción así delante de su persona.

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