Capítulo 5

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A menudo es más seguro estar en cadenas que ser libre.

- Franz Kafka


Harry reflexionó sobre su cama por sólo unos minutos antes de que el picoteo persistente en la ventana llamara su atención. Blasfemó en voz alta y se quejó al ponerse de pie. —Este día se está poniendo cada vez mejor —era Pigwidgeon, la lechuza de Ron. Se sorprendió por el picoteo tranquilo; normalmente la maldita cosa se lanzaba repetidamente contra el cristal como un colibrí trastornado. Se preguntó si Ron había cambiado el agua de Pig por alguna poción calmante.

Harry dejó entrar a la lechuza y se las arregló para quitarle el mensaje de la pata con cierta dificultad cuando Pig comenzó a volar por la habitación como un espástico trompo al momento de dejarlo entrar. Al parecer simplemente necesitaba descansar en el alféizar por diecisiete segundos. Harry desenrolló el pergamino cuidadosamente, en parte esperando que le explotara en la cara. Nunca sabía muy bien que esperar de Ron en estos días. El mensaje era sorprendentemente amigable.

Harry, he sido un completo imbécil y me gustaría hacer las paces contigo. Encuéntrame en el Parque Byrnes. Te prometo no comportarme como un total imbécil. Llevare a Ginny conmigo, ella se ha comprometido a maldecirme sí comienzo actuar inapropiadamente. Ron

Harry suspiró, pero no pudo contener el brote de esperanza que se apoderó de él ante la idea de la reconciliación. Había insistido durante tanto tiempo que Ron saliera de ésa y volviera a ser cómo normalmente era, o por lo menos un facsímil razonable de él mismo. Hermione se había negado a escuchar. Harry había sido engañado varias veces por el comportamiento de Ron. En raras ocasiones se las había arreglado para actuar cómo el Ron de antes, pero duraba poco. Ésta era la primera vez que solicitaba verse con Harry lejos de la Madriguera. Pensó, que podría ser la primera vez que Ron saliera de la Madriguera. Decidió que era un hecho positivo.

Rápidamente se cambio con ropa de calle ya que la túnica que se había puesto para visitar a Malfoy era un poco formal, así como inadecuada para el clima. Envió una rápida lechuza a Hermione y se preguntó cuánto tiempo podría permanecer en la Mansión Malfoy, sin querer asesinar a Draco. Decidiendo que la seguridad de Malfoy no era su problema, se Apareció en el Parque Byrnes, recordando vagamente sobre un caso en el que había trabajado hace unos meses.

Camino alrededor un poco, el parque no era grande, pero tenía varios lugares ocultos por una capa de nieve, arbustos y setos. Después de unos minutos, divisó a Ron sentado en un banco junto a Ginny. El pelirrojo lanzaba trocitos conjurados de pan a los patos que chapoteaban en el estanque cercano. Sonrió cuando vio a Harry.

—¡Oi, compañero! —le llamó y levantó una mano.

Harry sonrió abiertamente y se apresuró a tomar su mano en un apretón alegre. —Ron, es bueno verte... —estuvo a punto de añadir "al aire libre", pero logró ahogarlo, sin saber si Ron apreciaría el recuerdo de su auto-impuesto exilio ahora que por fin había salido.

—Huh, me sorprende que digas eso después de cómo te trate en nuestro último encuentro. Actué como un verdadero imbécil. A veces no sé lo que se apodera de mí.

—Bueno, ya estabas bastante borracho —dijo Harry débilmente.

—Sí, pero eso no es excusa, ¿eh? —contesto Ron en voz baja.

Harry se encogió de hombros, indispuesto a entrar en un juego de culpa. Ginny le sonrió mientras se sentaba al lado de Ron. El sol ya estaba bajo en el horizonte, deslizándose por debajo de las oscuras nubes por unos momentos antes de desaparecer por la noche. Estaba casi demasiado frío para sentarse, uno de ellos al parecer había lanzado un encanto de calentamiento en el banco, lo que ayudó. Harry lamentaba no haber usado guantes.

Cadenas de la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora