IV. El conteo de una hora

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{Chicos, en un momento de mi vida me había dicho a mi mismo que no habría nadie para mi. Que estaría con un perro o un gato, tal vez tener 101 dálmatas como en esa película que tanto adora Tim; pero cuando tienes alguien en tu vida como Billy, sabes que no pasará.}



— Kripto, sentado, muchachito he dicho sentado — Billy miraba al pequeño cachorro que corría al rededor del sofá —. No querrás que llame a tu padre, verdad?

— O mejor dicho no quieres un hijo? — negó Bruce mientras salía del baño —. Verte pelear con un perro es como verte pelear con un niño.

— Lo dije una vez y lo dire otra vez Bruce — sonrió de lado el ojiverde —. Kripto es mi bebé.

— Clark ya se tardo, si quieres te hago uno de verdad — se alzó de hombros pasando alado del menor quien le dio un zape en la cabeza —. ¡Auch! Es broma, no es para tanto — rodó los ojos —. Bueno, queda como oferta tú sabrás.

— ¿No irás a Wayne Enterprises? — preguntó Billy cambiando el tema mientras tomaba en brazos al cachorro —. No has ido casi en cuatro días, cómo rayos le haces?

Bruce sacó de la nevera leche y miró al techo pensativo, pero negó nuevamente cerrando la puerta:— Es un gran misterio que nunca sabré.


{Y en serio, era un gran misterio que nunca supe y a día de hoy sigo sin hacerlo. Por eso su padre siempre me decía que era como una rara nube, sólo estoy en mi propio vuelo.}

— ¡Chicos! — la puerta del departamento fue abierta por una Diana Prince emocionada —. ¡A que no adivinan qué pasó!

— ¿Te cortaste el pelo? — preguntó Billy sonriendo.

— ¿Conseguiste un bebé real para Billy? — Bruce miró al mencionado quien lo fulminó con la mirada.

— Mejor que todo eso — sonrió la pelinegra —. Boletos para el partido de hoy en la noche!

Billy y Bruce intercambiaron miradas y no contestaron, de lo contrario siguieron con lo suyo.

— ¿Qué no les emociona? — carraspeó Diana acercándose a ellos y acarició al cachorro —. Deberían irle al equipo de Gotham, ustedes son de aquí.

— Relativamente no — hizo una mueca Billy —. Philadelphia.

— Así como el queso — asintió Bruce —. Él no es de aquí.

— Bueno, eso no importa — bufo la chica —. Conseguí los boletos y ahora iremos todos. Será triple cita — sonrió.

— ¿Triple cita?

— Oh hablando de eso — Diana se acercó a Bruce —. Debes conseguir a alguien, yo iré con Steve Trevor, un compañero que nos invito a todos — sonrió de lado.

— Claro — asintió el ojiazul.

— Entonces, los veo en cinco horas chicos — Diana salió del departamento aún emocionada.

Billy miró a Bruce y sonrió.

— No hagas eso, es tétrico — Bruce sirvió leche en un vaso —. No enfrente del niño — señaló a Kripto antes de beber de su vaso.

BatLantern: HIMYDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora