4

15.4K 2.1K 1.3K
                                        


Narra Kageyama...

¿Cómo era posible? ¿Cómo? ¿Por qué?...¿¡por que estaba ese idiota en su cafetería!?. Bueno, no era suya, pero tenerlo otra vez como cliente iba a ser una carga en sus pelotas por así decirlo. Además con una cara nueva que ya era fastidiosa de ver por esa sonrisa de burla. ¿Qué es lo que estaban planeando?.

Y quizás se notaba tanto la irritación en su cara, que tuvo que salirse con la suya el maldito de Tsukishima Kei.

- al parecer el rey tiene un admirador acosador ¿ah?...- socarrón y con burla dirigió su mirada a Kageyama, y este sólo lo miro con más enfado aún, es más se quedó callado - ow...así que es cierto.

- ...¡no es mi admirador! Es un idiota que viene a molestar y a atrasarme en el trabajo. Yo no lo voy a atender.

- lo siento, kageyama pero debes ir. Hay que darles una buena impresión a nuestros clientes y si ya vinieron aquí dos veces es porque les gustan nuestros pasteles - fue la entrada de Sugawara- san entrar a la conversación, y con su leve sonrisa tan maternal, tomó de los hombros a ambos chicos - ahora vuelvan a sus trabajos o les bajaré el sueldo.

El albino sabía como salirse con la suya para mandarlo a trabajar y a regañadientes tuvo que aceptar e ir a la mesa del pelinaranja con su raro amigo y...un tipo con cara gatuna, muy rara.

A los segundos después llego a la mesa, siendo recibido por ahora cuatro ojos gatunos mirándolo y un enano con cara de muerto, sin alma, como idiota. Tuvo que gruñir por lo bajo antes de sonreír, pero más que una sonrisa fue una mueca de fastidio y un aura atemorizante podía verse tras sus espaldas.

-...¿que quieren ordenar esta vez? - ¿ahora todos se quedaban mudos o qué? - ejem...

- ¡pe-perdón! Es sólo que yo, ahm...- al fin había reaccionado por aquella nueva presencia. Antes ya le habían dado una charla de como coquetear con el mesero, Kenma sabía mucho de esto sin poder creérselo, mientras tanto Kuroo solamente escuchaba con atención para anotar mentalmente todos los coqueteos que al teñido le gustaban. Miró al mesero con esto, suspiró tras tomar aire y lo miró frente a frente con determinación - ¡quiero conocerte!...¡y...y quiero un pie de limón por favor!

- ¿tienes que gritar idiota? Estoy solo a unos centímetros de ti - rueda los ojos y anota el pedido en su libreta pequeña. Ya sentía los ojos burlones de Kei atrás suyo - ¿y conocerme? Ni hablar. ¿Y ustedes? - fue turno de mirar, al parecer, a la pareja ignorando por sobre todo al pelirrojo -

- ¿que quieres, cariño?

-me llamas así en público, créeme que te quedarás calvo. - se cruzó de brazos con el ceño fruncido, pero volvió a abrir la boca - pastel de chocolate como siempre.

- y yo unas donas rellenas con mermelada de mora y un café - sonrió -

Anotó todo rápidamente para irse de aquella mesa tan rara y cuando llegó a la barra para sacar los pastelillos, fue recibido por caras burlonas de sus compañeros, especialmente de Tsukishima. Habían escuchado todo y al parecer lo iban a molestar de por vida con el pelinaranja ¿cómo? Atendiendolos siempre que vinieran.

¿Por qué justo tenía que atraer a un idiota de revoltosos cabellos naranja?



Dulce De LimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora