Narra Kageyama...Estaba enfermo, lo estaba, lo sabía y se lo dijeron en la cafetería desde que lo habían visto entregarle un papel algo sucio al chico. Estaba enfermo de un sentimiento raro que no podía describir y todo empezó por los mensajes, creía. Muy confidenciales de hecho. Aquel pelirrojo le contestaba a los cinco segundos y contestaba con diez mensajes a la misma hora. Un record Guinness. Mientras que él, bueno, no tenía motores en sus dedos.
Pero, cada vez que veía un mensaje de Hinata, con sus característicos signos de exclamación, no podía evitar sonreír porque se imaginaba al pelirrojo hablar como lo era en la cafetería y para ser sincero, lo encontraba divertido. No lo iba a admitir obviamente.
Hablaron toda la noche y eso fue un caos para su solemnidad. Había dormido pocas horas y ya debía ir a la cafetería a cubrir un turno de la mañana, que se le olvidó por haber estado mensajeándose con ese idiota y muy...tierno pelirrojo.
Y se preguntó..."¿veré a Hinata hoy?" "¿Veré su sonrisa?" "¿Tendré la oportunidad de hablar frente a frente con este rayito de sol?" Tantas preguntas que lo alegraban en su caminata hacia el local. ¡pero no lo iba admitir! ¡menos si Tsukishima notaba su estado se humor más animado!. Tendría que ser cuidadoso con ese tipo o puede avergonzarlo frente a Hinata.
[...]
Al llegar a la cafetería se mostró como siempre. Con el ceño fruncido, con ojos de odiar el mundo entero, con aquella aura detrás de sus espaldas, tan maligna como el de un rey dictador. De todas formas era recibido por la maternal sonrisa de Sugawara limpiando las ventanas, por esos ojos oscuros de Daichi poniendo los pasteles en las vitrinas, por esas pecas de Yamaguchi ordenando las sillas y la odiosa, horrible y fea cara de Tsukishima limpiando las mesas. Aún no abrían la cafetería, solo quedaban unos treinta minutos para hacerlo.
- buenos días - dijo pasando entre ellos para prepararse -
- buenos días, Kageyama - mencionó suave Sugawara -
Daichi sólo sonrió ante la presencia de Kageyama al igual que Yamaguchi.
- kageyama...¿como te fue con ese tipo, ah?
Y ahí estaba la voz que quería ignorar desde un principio, pero no pudo.
- bien, no es tan idiota como pensé - se alzó de hombros tras agarrar la escoba y comenzar a barrer. ¿De donde salía tanto polvo? - ¿a que se debe tu pregunta?
Quería provocarlo, quería hacerlo.
- por nada, nunca te había visto más animado.
Okey, el paso de ser cuidadoso se les fue de las manos. Obviamente no podía fingir que estaba de mal humor. ¡debía ser normal! Pero no podía evitarlo, algo le causaba en su pecho cada vez que veía a Hinata y ahora que lo tenía más cerca por mensajes para conocerlo. Sus mensajes hacían palpitar su corazón, aunque fueran mensajes común y corrientes.
- pues no todo el tiempo debo estar de mal humor como tú, idiota.
El rubio sólo se quedó callado con el ceño fruncido y siguió con su trabajo. Sugawara y Daichi rieron, mientras que Yamaguchi miraba hacía abajo como algo decepcionado siguiendo con su orden de sillas.
-...entonces, Kageyama...¿le hablaste? - preguntó el albino -
- ...si, es alguien animado. - no podía resistirse a esa amabilidad y confianza que tenía con Sugawara para contarle con lengua suelta su vida "amorosa" por así decirlo -

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Dulce De Limón
Short Story𝐿𝑜 𝑢́𝑛𝑖𝑐𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎𝑏𝑎 𝑙𝑎 𝑎𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑎 𝑐𝑎𝑓𝑒𝑡𝑒𝑟𝑖́𝑎 𝑎 𝐻𝑖𝑛𝑎𝑡𝑎 𝑒𝑟𝑎 𝑒𝑙 𝑚𝑒𝑠𝑒𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑖𝑛𝑑𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑎𝑧𝑢𝑙𝑒𝑠. 《𝐾𝑎𝑔𝑒𝒉𝑖𝑛𝑎》