La primera palabra que puede definir a Hinata en este momento era "nervioso". Sus dedos jugaban entre sí sobre la mesa, sus piernas sentadas como un indio no era suficiente para calmar los pequeños temblores, sus ojos viajaban de alla para acá, de ahí y por allí. La habitación de Kageyama era acogedora y después su mirada cayó a la cama de su ahora pareja. Era cómoda pa-para dos personas, sí.
¡aaaaah!
¡oh no! ¿Que iba hacer?
¡Se iba a morir!.
¡No estaba preparado!
Esto era lo que más temía desde que su relación con Kageyama empezó hace apenas un mes. Cuando empiezas una relación tienes que mentalizar que algún día harán "eso", dar el segundo paso, ser uno con los cuerpos y almas conectados entre sí. ¿O era errónea su idea?. Como sea, Kageyama lo había invitado a su casa...¡sola! Más nervioso estaba, esperando a su novio que iba a preparar unos bocadillos para degustar.
Era la primera vez en la casa de alguien diferente, siempre iba a la casa de Kemma o su otro amigo Nishinoya yuu. Pero esto era diferente, era la casa de s-su pa-pareja, eso, eso.
Todos sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el pelinegro entró con bolsas de snacks y los dejó frente a él, sobre la mesa. Como un robot su mirada cayó en esos orbes azules que tanto se había enamorado e intentando sonreírle, sólo le salió una rara mueca.
- ¿estás bien? - preguntó Kageyama -
- estoy bien, sólo...tu habitación es muy bonita y ordenada. - ¡su voz estaba horrible de nervios! -
- ¿estás nervioso? - de a poco se acercó al pelirrojo, tomando su mano por debajo de la mesa - no te preocupes, no te hará nada - añadió -
¿Por qué se sintió tan...decepcionado por que no haría nada?
¡maldición! ¿Por qué sus pensamientos eran tan contradictorios?
Quería, no quería, quería, no quería.
¡decídete Hinata!
- Kageyama...
- ¿si?..
Tenía hambre pero iba a ignorar esos exquisitos snacks de queso que tanto le gustaban porque iba hacer algo totalmente vergonzoso pero que tantas veces había soñado alguna vez con Kageyama. Lentamente, dejando sus nervios de lado, se acercó a su pareja, sentándose a horcajadas sobre el regazo contrario, rodeando esos anchos hombros donde se acomodaban bien sus brazos. Sorprendentemente, esas grandes y cálidas manos rodearon su cintura y aquella cabellera negra ya estaba rozando su mejilla cuando fue recibiendo pequeños besos en aquel espacio de su cuello. Un suspiro, un suspiro con placer salió de sus labios que para Kageyama eran tan dulces como el chocolate o la frutilla. Por inercia sus caderas comenzaron a moverse, sintiendo un bulto debajo de su entrepierna. ¿Tan sensual era?
- a-ah...Kageyama...dijiste que no harías nada
- ¿por esto estabas nervioso? Tú te moviste primero... - preguntó sin dejar de besar ese cuello y clavícula que se asomaba. Un asentimiento lento y vergonzoso del menor fue suficiente para sonreír atrevido, dejando que sus manos viajaran por debajo de las prendas del pelirrojo y delinear sus finas curvas más directamente - Un cuerpo pequeño. - pensó -
De a poco las prendas de ambos fueron retiradas, aquella definición de nervios fue reemplazada por "caliente, atrevido, placentero" los definía a ambos en un calor abrasador cuando sus cuerpos se rozaban entre si, cuando Hinata, valiente y sin miedo, besó los labios de Kageyama con confianza, no como ese primer beso tímido de aquella vez, un beso apasionado, lujurioso, lleno de deseo al uno hacia al otro.
¿Quién diría que Kageyama no soportaba a Hinata?
¿Quién diría que ahora lo estaba besando, dejando todo rastro de vergüenza y a ser más atrevido para darle placer?
¿Quién diría que un rayito de sol como Hinata le ablandaría el corazón?
Los besos continuaron, sus lenguas se encontraron, tímidas pero una queriendo dominar a la otra. Hinata estaba al merced de Kageyama y eso no lo detendría. Estaban haciendo el amor. Enredados y escondidos entre las sábanas, no sabían como habían llegado a ella, al parecer Kageyama en su calentura lo había tomado de sus muslos y lo acostó en ese blando colchón. La preparación del más bajo había sido difícil, era estrecho, pero caliente por dentro, eso sintieron los dedos de Kageyama, húmedos.
Un dedo, dos dedos, tres dedos, movimientos que hacían gemir a Hinata. "¿Esto no era una historia suave?" Se preguntaron, pero volvieron a su trabajo de dar placer, amor y cariño en la manera sexual que necesitaban. Aquel interior ya estaba húmedo, listo para entrar, ambos suspiraron en sus bocas, se miraron con sonrisas porque sabían que iba a ser un gran paso en su relación y cuando Kageyama entró, a penas, todo cambió.
Se disfrutaron, acaricias por todos sus cuerpos, sólo la luz de la luna en la ventana fue testigo de los sonidos que salían de sus gargantas, de los cuantos "te quiero" se dijeron, de los pocos "te amo" pero suficientes se comentaron, siendo siempre interrumpidos por gemidos cuando las penetraciones estaban siendo constantes. Estaban felices, los nervios ya no estaban ahí, pero si los recuerdos de la primera vez que se habían visto y hablado, algo horroroso el primer encuentro, pero todo puede dar un giro de 180° ¿no?.
Cuando ya ambos cansados terminaron uno junto al otro, cansados, sudados y agotados, volvieron a sonreír y se abrazaron como nunca con los corazones cálidos, desnudos, sintiendo sus pieles, sus cuerpos ser como tuercas de reloj que encajan perfectamente.
- te amo...- dijo el de orbes marrones -
- también te amo - dijo el de orbes azules -
Así, terminaron por dormirse, contentos y llenos de amor.
🍋 Fin 🍋
Por cierto~ hice una nueva historia de Tsukishima x Yamaguchi~ espero que les guste u//v//u. ❤️👽
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Dulce De Limón
Short Story𝐿𝑜 𝑢́𝑛𝑖𝑐𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎𝑏𝑎 𝑙𝑎 𝑎𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑎 𝑐𝑎𝑓𝑒𝑡𝑒𝑟𝑖́𝑎 𝑎 𝐻𝑖𝑛𝑎𝑡𝑎 𝑒𝑟𝑎 𝑒𝑙 𝑚𝑒𝑠𝑒𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑖𝑛𝑑𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑎𝑧𝑢𝑙𝑒𝑠. 《𝐾𝑎𝑔𝑒𝒉𝑖𝑛𝑎》