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Me tiré en la cama y Cato vino detrás, besándome mientras nuestros cuerpos desnudos se fundían.
Su polla dura se frotaba contra mi cuerpo volviéndome loco, era mejor que cualquier tía con la que había estado.

Comenzó a besarme el cuello y fue bajando... hasta llegar a mi polla, se puso la punta en la boca y me miró con una cara que me puso demasiado cerdo, luego comenzó a metérsela entera, cuando la tenía toda en la boca pegó los labios y empezó a hacerme la mejor mamada de mi vida.
Sus labios apretaban mi rabo mientras su lengua hacía trucos increíbles dentro de su boca, yendo arriba y abajo.

-eres un puto experto- conseguí decir entre gemidos

-quizás esto si lo he hecho antes- contestó con una cara pícara dándose golpecitos con mi polla en la mejilla

Le agarré la cabeza y empecé a hacer que subiera y bajara sin parar, me follé su boca hasta que dijo: -ahora te toca a ti-

Yo estaba tumbado en la cama y él se puso encima Mía, sentado sobre mi pecho, de tal forma que con un movimiento de cadera que me ponía como loco hacia que su polla entrara y saliera de mi boca.
Su polla era algo gruesa y larga pero entraba con mucha suavidad.
Cato gemía sin parar mientras decía
-si, trágatela toda, quiero que la sientas dentro-

A mí eso me encendía aún más, Cato era muy bestia pero al mismo tiempo delicado.
Me puso las piernas sobre sus hombros y pegó sus labios a los míos
-Ahora sí que me vas a sentir- dijo instantes antes de meter todo su rabo dentro de mi.
El cuerpo musculoso de Cato chocaba contra el mío, sus labios buscaban, entre gemidos llegar a los míos para entrelazar nuestras lenguas mientras me embestía con fuerza.
Era el mejor polvo que había tenido.

-Estoy a punto de correrme, pero quiero aguantar más- dijo jadeando

-Déjame que te la meta, durará más- contesté

Cato se puso serio -Nunca me han hecho eso-
Yo viendo como dudaba decidí darle un empujoncito, comencé a moverme dándole un masaje a su polla dentro de mi culo y dije
-Seré más suave que tú conmigo-

Él estaba cachondísimo y me miró con su sonrisa burlona, luego sacó su rabo de dentro de mí y se puso a cuatro patas.
Las vistas eran alucinantes, Cato tenía un culo impresionante, y yo iba a desvirgarlo.

Posé mi polla en sus cachetes y dejé caer mi cuerpo sobre su espalda. Con un movimiento de cadera me fui masturbando con su culo, sin penetrarlo, diciéndole cosas al oído para calentarlo.
-Fóllame- acabó pidiendo
Y así lo hice, coloqué mi rabo y fui introduciéndolo lentamente en su culo, se sentía increíble, estaba muy apretado, al fin y al cabo era el culo virgen.
-Hijo de puta, duele- exclamó
Una vez estuvo dentro empecé a hacer lentos movimientos, Cato empezaba a disfrutarlo más, la parte dolorosa estaba acabando, ahora todo era placer.
Los gemidos de Cato me encendían más y hacían que aumentara la velocidad, y cuanto más rápido iba más gemía, lo que combertía esto en un círculo vicioso que no podíamos controlar.
Empecé a embestirlo mientras él soltaba gritos de placer, era flipante. Le pajeaba el rabo mientras el mío se enterraba dentro de él, causándonos placer a los dos.
En una de las embestidas ya no pude contenerlo más y me corrí dentro de él.
Sentí como mi leche caía dentro de su culito perfecto.
Jadeábamos sin parar, pero Cato aún no se había corrido.
Saqué mi polla de su culo y fui directo a la suya, me la metí en la boca y empecé a hacerle la mamada de su vida
-Chupa cabrón, te voy a dejar la boca más llena que lo que tú has dejado mi culo-
No tardó en correrse finalmente, y no mentía, mi boca rebosaba por la enorme corrida que había dejado.

Nos tumbamos en la cama desnudos, me recosté en su pecho y nos quedamos dormidos, hasta que la luz empezó a entrar por la ventana...

Secretos del Distrito 2 (gay hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora