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Estuve todo el día dándole vueltas a mi cabeza, en mi distrito la gente veía los juegos como un medio de entretenimiento normal, como una muestra de valía, y aparecían voluntarios cada año, de hecho estos ya estaban seleccionados por el centro de entrenamiento, ese al que Cato va, y ese que apuesta por el para estos 74 juegos del hambre.

Además estaba lo que le había dicho, ¿qué sentía exactamente por el?, realmente me importaba. Estas semanas solo pensaba en el, y cuando la idea de los juegos pasaba por mi mente todo se oscurecía.
Lo había estado conteniendo tanto que al final acabó reventando.

Sobre las 6 la tarde alguien aporreó mi puerta, me extrañó pues no solía recibir mucha visita, y fui a abrir.
Detrás de la puerta estaba Cato

-Quiero llevarte a un sitio- me dijo

Yo lo seguí, joder lo seguiría a cualquier sitio, estuvimos andando un buen rato, hasta llegar a unos edificios abandonados, detrás de estos se extendía un prado verde y salvaje, con algunos árboles dispersados.

-Encontré este sitio hace un tiempo, es donde vengo a despejarme y pensar- dijo

-Es alucinante- fue lo único que pude decir

-Pararon las obras de estos sitios cuando llevaban la mitad, y desde entonces nadie viene por aquí, lo que ha hecho que todo le llene de verde- me explicó

Nos tumbamos en la hierba

-Para mi no hay vuelta atrás, pero realmente estoy sintiendo algo por ti, y quiero aprovechar todo lo que podamos estar juntos- me dijo

No sabía que decir, yo también empezaba a sentir cosas por el, por eso mismo no quería que fuera a los juegos, decidí hacerle caso y aprovechar el tiempo juntos, esto le podría hacer cambiar de opinión sobre su futuro.

Nos besamos durante mucho tiempo, no necesitábamos nada, ni palabras, solo él encima de mi juntando nuestros labios, era la mejor forma de comunicarnos

Secretos del Distrito 2 (gay hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora