Capitulo 3: Dilemas. . .

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Sonó un tambor repetidas veces, después, todo se quedó en silencio. . .

El escenario se llenó de mujeres llevando entre sus manos enormes abanicos, posicionándose en sus respectivos lugares los tambores sonaban armoniosamente, las arpas se convirtieron en abrazos para los oídos, resonando en cada una de las paredes la hermosa música que se escuchaba.

Entonces, todo parecía perfecto, disfrutaba de la hermosa sinfonía folclórica, miraba asombrado con ojos inocentes a las magníficas personas que se encontraban manejando los instrumentos en sus manos; los brazos de EL lo arropaban, era cálido, como si nadie pudiera hacerle daño. . .

—Feliz cumpleaños... —Susurro con cariño, dándole una sonrisa abrazadora al menor.

Eso fue. . . más que perfecto, ¡gracias!

Respondió con voz suave, expresando alegría y encanto en sus facciones; él no quería irse, deseaba que el momento fuera eterno.

Su contrario solo le sonreía y abrazaba cual padre con su hijo, planeaba cada momento con esmero solo para que en un futuro el menor lo recordara como algo más que su tutor.

Biip. . .biiiip. . .bii. . .ip. . .

Biip. . .biiiip. . .bii. . .Bip. . .

Biip. . .biiiip. . .bii. . .

Sonó el despertador. . .

Abrió sus ojos mientras se quitaba las cobijas, el surcoreano se levantó para continuar la rutina eterna de su vida.

No se tomó mucho tiempo alistándose, su típico saco, corbata y pantalones; nada fuera de lo común para él. Camino lo más de prisa a su oficina, no podía llegar tarde ya que aún tenía mucho papeleo en que resolver antes de la llegada del líder norcoreano a sus tierras, todo debía ser perfecto y sin errores.

Se organizaba en el camino, en cada paso se le ocurría una nueva idea «¿Y si lo hago de esta manera?» «¿Si agrego esto?» «Y ¿Si agrego aquello?», tenía gran un dilema de mil palabras expresadas en su mente que tenía que llegar a su fin, ¿Qué tenía hacer él para que todo fuera perfecto? Sin darse cuenta llego a tomarle demasiada importancia a ese encuentro que se suponía que no le interesaba.

No tomo mucho para que sonara su teléfono, típico. . .no llevaba más de 20 minutos en su oficina y ya le interrumpían con una llamada de su secretaria.

—Dime... —Respondió cansado.

—Lo llama el presidente —Agrego de buena manera la mujer en línea —¿Lo comunico con él?

—Si, hazlo...yo, necesito aclarar algunas cosas con el —Contesto un poco más aliviado.

Termino por fin sus palabras con la secretaria para por fin comunicarse con su presidente en línea, no le tomo ni segundos para eso en realidad.

—Señor, gracias por llamar en este momento, he estado pensando y arreglando los preparativos para nuestra reunión con Corea del Norte incluyendo los tratados de paz y. . .—

—Eso, es por lo que solicite comunicarme con usted. . .— Hablo con cierto tono de preocupación pero sin perder la firmeza, cosa que exalto de manera mínima al surcoreano.

—¿A sí?. . . —Pregunto con preocupación.

—Mire realmente no sé cómo decirlo, pero quería comunicarle que el consulado de Corea del Norte ha cancelado nuestra reunión con la nación y su lider —Termino de una manera bastante seria.

—¡¿QUÉ?! eso no es posible he trabajado muy duro en esto, ellos no pueden cancelarnos de esta manera a tan solo días para la reunión —Hablo con euforia e impaciencia.

—Esa fue la única información que me brindaron, lo siento no pude hacer más. . .adiós—

Finalizo la llamada.

¿Qué era lo que había pasado?, ¿Por qué de la nada el consulado norcoreano había decidido cancelar la cumbre intercoreana?, muchas preguntas se formularon en su mente intentando darle lógica a lo que acababa de ocurrir, el no podía quedarse de brazos cruzados, necesitaba respuestas de inmediato. . .y las buscaría sin importar que.

Vaya ironía hasta hace unos días había aclarado en barias ocasiones que la reunión no le importaba en lo absoluto.

The union of two 【Countryhumans】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora