Capítulo 4 : Mantén la calma

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"Por favor, no hagas ningún movimiento brusco... solo esperan a que bajes la guardia."

"Recuerda, mantén la calma; solo piensa que es un juego, un juego bastante violento..."

"Shoot now..."

El surcoreano se quedó en su oficina, completamente solo y preocupado de lo que pudiera suceder en esos momentos de tensión en su mente y cuerpo, se movía de aquí para allá, dando vueltas en su oficinas, pensando...analizando, algo muy característico de él, siempre buscando la respuesta a sus dudas. ¡Pero en esos momentos no podía concentrase!, temblaba de una forma muy exagerada llegando al punto de que parecía que en cualquier momento le daría un infarto.

La tarde fría se apresuró ese día en llegar, ya que los rayos y luz del sol comenzaban a desaparecer en las colinas del horizonte que a coda minuto se hacía más oscuro y triste.

— Mierda... — Expreso en voz alta al notar que se había hundido demasiado en sus pensamientos que no llego a notar que el flujo del tiempo seguía su interminable curso...

Después de terminar su trabajo y ordenar su oficina como todos los días se dirigió a la salida de la habitación revisando por última vez que todo estuviera en su respectivo lugar, y en efecto, todo estaba ordenado y limpio, como debe estar; pero su mirada se dirigió una vez más en ese mapa que representaba toda la península de corea con su característica partidura por en medio, suspiro pesadamente para después salir de la edificación en la que se encontraba.

Tenía hambre, en días difíciles y estresantes como hoy lo que menos le importaba era su alimentación, su mente solo se concentraba en eso, el trabajo. El más mínimo error podía acabarlo, eso es lo que él pensaba.

Dejo de tomarle importancia a sus pensamientos para después subir al auto que lo estaba esperando con dos guardias de seguridad adentro del automóvil y otro a las afueras para abrirle la puerta del mismo, su seguridad era lo primero, era por esa razón que el medio de transporte tenía la seguridad reforzada; cristales oscuros con los vidrios demasiado gruesos, altamente blindado, seguridad suficiente para soportar armas químicas o disparos desde afuera. Nada fuera de lo común.

El trayecto de siempre, los edificios de siempre...se encontraba agobiado y nostálgico extrañando un poco los días de antaño en los que jugaba feliz con su padre sin preocupación alguna, persiguiendo a su hermano por las veredas del gran palacio de su padre; suspiro nostálgico importándole poco lo que sus guarda espaldas lo vieran.

Cuando llegaron por fin a su destino, la residencia del surcoreano, el susodicho entro para encontrarse en su oficina a su capital Seúl dormido en el escritorio utilizando el computador nuevo como una especie de almohada, rió al verlo para después acelerarse y ver si lo podía ayudar en algo.

Los papeles que se yacían en el escritorio se encontraban revueltos, algo no muy común en el capitalino pues este se acostumbraba a tenerlo todo completamente ordenado, ¿Por qué se hallaba durmiendo el escritorio si él no era de quedarse a trabajar hasta tarde?, tomo uno de los documentos para leerlo y encontrarse con una grata sorpresa.

En la mayoría de estos se encontraba el de su hermano y su capital...Pionyang.

¿Qué estaba haciendo?

En el monitor se encontraba un escrito que aparecer iba a la prensa y al gobierno de Corea del norte, con la solicitud de que ambos países coreanos participaran en los Juegos Asiáticos en China.

Desconcertado miro de reojo los demás papeles, todos relacionándose con los Juegos Asiáticos.

[...]

¿Qué es lo primero que hace una persona cuando no encuentra respuestas?

Preguntar ¿No es así?, bueno ese no era el caso.

Ambos surcoreanos se encontraban discutiendo en la sala de la residencia que, para esos momentos ya se encontraba irreconocible pues los hermosos adornos de cristal que la decoraban se encontraban en el suelo, destrozados en miles de pedazos.

Si, el Corea del Sur eufórico y Seúl se habían lanzado los adornos como si estos fuesen una especie de arma mortal.

— ¡DIME QUIEN FUE EL IDIOTA QUE TE ORDENO HACER ESA SOLICITUD! — Exclamo el país ya un poco más "calmado".

— Nadie, pero era mi última opción después de que me notificaran que el consulado de Corea del Norte había cancelado la reunión — Ratifico el capitalino intentando calmar al surcoreano presente.

— Tú no tienes el poder suficiente para hacer tal acción Seúl — Dijo intentando no volver a insultar a su capital.

— Claro que sí, nuestro presidente ya aprobó esta decisión — Respondió argumentando su decisión.

Para este punto ya se encontraba sin palabras en joven país, ¿Por qué la vida estaba jugando con el de esta manera?

— Sur... — Hablo el capitalino — ¿No lo ves? Las opciones de intentar llevarnos bien con Corea del Norte ya se nos están acabando, ¡Esta es una gran oportunidad que no podemos perder!

El country solo suspiro para después darle la espalda a su capital.

—Está bien...Pero en el hipotético caso de que no acepten —Se dio la vuelta para encontrarse frente a frente a Seúl —TU no volverás a tomar decisiones sin que YO te lo autorice ¿Quede claro? — Finalizo dándole una mirada muy fría a su contrario.

—Como el agua... — Respondió el capitalino temeroso de sus acciones.

Su plan debía funcionar, si no prácticamente este se encontraría totalmente limitado por el país que se encontraba enfrente de él, ya que conocía que este no era muy fácil de satisfacer.

Ya finalizando su charla, los dos se retiraron de la sala destrozada sin dirigirse palabra alguna. Sería un año muy difícil para ambos, eso estaba más que claro.

The union of two 【Countryhumans】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora