Fragmentos ; Klance ; Voltron

tres.

Cuando Lance despertó, Keith estaba a lado de él.
Ambos estaban en el patio delantero de la casa de Lance.
Aún era de madrugada. Keith parecía estar dormido.

A Lance le dolía el cuerpo, sobre todo la espalda.
Intento levantarse. No sabía que era peor, el dolor que sintió al querer si quiera sentarse o el beber una botella de vino, seguido de inhalar cocaína.

Había sangre en el césped, también un aspersor lleno de sangre.

Tal vez se quejó demasiado alto. Tal vez Keith sentía que algo estaba mal.

—No te muevas—Keith soltó secamente. Procedió a quitarse la playera y romperla por la mitad.
Hizo un nudo entre ambas partes y enrollo el pedazo de tela en la espalda de Lance. El moreno no quería verlo. No quería que estuviera ahí, en su casa.—Vamos adentro.

—Pudrete—Lance musitó.

—Tambien tú, ahora dime donde guardan el botiquín de emergencias.

Keith aprendió a curar sus heridas solo. Más bien, su madre le enseñó antes de morir. Era enfermera, Keith no tenía mucho que hacer más que aprender de ella.

Para cuándo el pelinegro terminó, Lance había terminado el cigarrillo de Marihuana que fumaba mientras Keith curaba el pequeño punto dónde Lance había caído.

—Pudo haber sido peor— Escupió Lance después de lanzar la colilla por la ventana.

—Bueno, no sé a quién mierda se le ocurre beber hasta morir en un techo— Keith, ahora vestido por ropa un poco grande de Lance, estaba atendiendo sus propias heridas. A falta de señales de el contrario, continuó—Aún más el caerse de ahí—Keith atacó.

—¿Al fin esa escoria te echó?— A veces Lance era una mierda. Keith odiaba eso, aunque a veces era reconfortante.

—No. Me iré en unos minutos. Ahora, cállate— La gasa serviría por ahora.

–Lo idiota nunca se te va— Lance había sacado un par de tenis para el azabache.

–Ambos sabemos que me lo pegaste tu, McClain—Keith estaba acabado. Eso era demasiado.