Capitulo 6

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3 de Febrero de 1643, Estambul.


_ Y espera, espera. -La cortó Zeynep. -¡¡Tengo una súper pregunta!! Es algo que escuche por ahí. -Susurro emocionada.

_ ¡Pues habla mujer! -Le grito impaciente la rubia.

Ya la habíamos dejado toda la ropa a Fahriye y ahora nos encontrábamos en el aposento de Öykü contando chismes y riendo como locas mientras la ayudábamos a esta última a prepararse para ver al Sultán en unas horas.

Öykü era una hermosa joven de unos 24 años, con una melena larga, sedosa y rubia, ojos claros y alta. Era la prima y mejor amiga de Zeynep, y en este momento también se encontraba siendo una de las favoritas de nuestro Sultán Ömer, por esa razón contaba con su propio aposento que era donde nos encontrábamos ahora todas.

Una vez que habíamos dejado las cosas a Fahriye, a mi amiga se le ocurrió que visitáramos a su prima, ella se encontraba buscando un vestido para ponerse ahora para poder visitar al sultán, quien la había llamado para que se encontraran a las 21 en su aposento, y bueno, nosotras para evitar que Nisa nos siguiera dando tareas al llegar, decidimos ofrecernos a ayudarla a arreglarse.

Y ahora nos estábamos poniendo al día.

_Bien, bien. -Hablo apurada Zeynep. -Me dijeron que Defne... está esperando un hijo de nuestro Sultán Ömer.

Abrí los ojos sorprendida de este hecho.

_ ¿Es verdad? Cuenta, cuenta. -Me dirigí a Öykü emocionada por saber la respuesta.

_Por supuesto que no. -Dijo la rubia, entre divertida y molesta. -Eso dijo hace como seis meses, y aun no nació su bebe ni tampoco creció su barriga. Ni la doctora le cree. Con las chicas pensamos que dijo eso solo para que no la corran del castillo, al parecer hasta el sultán se está aburriendo de ella. -Rio.

_Después de lo que hizo la última vez, no esperaría menos de Defne. -Hablo mi amiga enojada, refiriéndose al accidente de Aysel.

Defne, era otra concubina del castillo y también favorita del sultán por lo que comparte aposentos con Öykü. Ella está aquí desde pequeña por lo que me había contado mi hermana, también era compañera de aposentos con Ela hasta que esta murió y Defne tuvo que compartirlo con la prima de mi amiga. También contaban que era una total zorra, dicen que está involucrada en el accidente que tuvo Aysel, una de las chicas que ahora trabaja con nosotras.

Aysel, también era una de las favoritas de nuestro sultán, pero un día sufrió un accidente que la dejo con varias cicatrices en la cara y esas no se irán hasta que muera. Al parecer a mi sultán no le gusto eso y poco tiempo después Aysel termino trabajando también con nosotras. Ahora ella se encarga de la limpieza del castillo, además de ayudar también en el castillo. Es la única que tiene permiso para salir de este castillo, y eso se debe a que a veces la mandan a comprar frutas o verduras para que Murat cocine.

_ ¡Bueno, termine! A ver, mírame. -Dije, terminando de hacerle una trenza francesa a Öykü.

_Woow ¡quedo precioso! -Hablo Zeynep, emocionada. - ¿Por qué es que nunca me haces estos peinados? ¡Soy tu mejor amiga! -Se volvió a mí, enojada. Juro que esta chica también es bipolar.

_Porque nunca te quedas quieta. -Dije en mi defensa.

_Bueno, bueno. Debo irme ¡No quiero llegar tarde! -Nos abrazó a cada una antes de salir casi corriendo de la habitación.

_ ¡Suerte Öykü!

_ ¡No olvides quedar embarazada! -Mire mal a mi amiga. - ¿Qué? Es verdad, quise decir lo que dije. -Dijo encogiéndose de hombros.

Uní nuestros brazos para juntas salir del aposento y dirigirnos al harem donde se encontraban todas las chicas.

_ ¿Sabes? No deberías haberle gritado eso. La pobre ira al aposento del sultán con un sonrojo, que créeme, no será nada lindo. -Me reí.

_Tienes razón, pero es verdad. -Me di la vuelta para mirarla, mientras caminaba de espalda a la salida- Debe quedar embarazada, así podrá convertirse en sultana y yo podre ser princesa algún día y casarme con algún hermoso caballero y tener muchos hijos, y juntos poder viajar por el mundo lejos de todo estas guerras y problemas que trae el castillo consigo. -Dijo con aire soñador.

Me reí, divertida de sus ideas.

_No puedo creerte. -Seguí riéndome mientras continuaba caminando de espalda.

Ella también se rió divertida aunque quería hacerse la enfadada. Luego miro algo a mi espalda y abrió los ojos asustada.

_ ¡Espera, Cris! ¡Cuida....

Antes que pudiera darme la vuelta, choque con algo que fácilmente podría decirse que era una pared por lo duro y el choque brusco que dimos.

Caí de espaldas y otro cuerpo pesado cayó encima del mío.

_Ou... -Dije quejándome mientras abría mis ojos y trataba de tocar mi cabeza, encontrándome con unos ojos preciosos color azul con pequeñas motas verdes a centímetros de los míos.

Seguí bajando para mirar su fuerte mandíbula, y luego subí mis ojos de nuevo para notar que al parecer este también me estaba observando, con el ceño fruncido como si tratara de recordar algo.

_ ¡Lo siento muchísimo! No me había fijado que alguien venía detrás de mí, lo siento. -Hable desesperada, mientras trataba de levantarme pero este todavía no se movía de encima de mí, por lo que me tenía aprisionada contra su cuerpo y el frio piso.

Abrió la boca para contestarme pero alguien detrás de él lo corto.

_ ¡Sultán!

Esperen, dijo... ¿Sultán?

Ay, por favor dios, no me digas que el sultán se acerca y lo conoceré en una situación así de vergonzosa con un tipo mucho más grande que yo encima de mí.

_Sultán, mi sultán. ¿Se encuentra bien? ¿Se hizo daño? -Un hombre le pregunto mientras unos guardias lo ayudaban a levantarse de mí, y yo también me paraba y sacudía mi vestido.

Pero entonces me detuve.

¿Le dijo Sultán? ¿SULTÁN? ¿Él es el jodido Sultán? ¿El famoso sultán Ömer? Ay Dios.

Deje de sacudir me vestido, y lentamente levante mi mirada para encontrarme con los ojos azules más impresionantes que había visto. Fui bajando mi vista lentamente para notar como este estaba vestido con un traje muy elegante y caro, se podía notar que tenía un buen cuerpo, pues esos músculos en sus bazos no se opacaban fácilmente.

Desde lejos se podía notar que era alguien importante, y si no era por su ropa o por su manera de pararse, o su increíble atractivo, lo podías notar por los guardias que lo rodeaban o aquel tipo quien lo revisaba preocupado y nervioso de que no estuviera herido.

¡Mierda! Había chocado con el jodido Sultán del imperio otomano.







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CristinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora