¡Mamá!!!
El grito de la pequeña inundó la casa una vez más, haciendo que Andi se levantara de un solo golpe y corriera hacía el cuarto de Eileen.
- ¿Está todo bien? – preguntó llegando a la cama de la rubia. Estaba empapada de sudor.
- ¡Quieo a mi mami!
- Cariño... – dijo a modo de resignación – sabes bien que...
- Lo sé – respondió taciturna – peo la extraño – se mordió el labio inferior.
- No hagas eso – regañó con ternura señalando el labio de la pequeña – te harás daño si sigues mordiéndote así, vaya costumbre que has heredado – acarició la cabeza de la rubia, no pudo evitar recordar como Audrey hacía lo mismo para no llorar.
- Quédate aquí – pidió abrazándolo.
- Pero solo esta noche – la cargó – y en mi habitación, que aún me duele el cuerpo del día de ayer que dormí aquí.
Sumido en la oscuridad de su habitación, el vocalista pensó la manera de cómo solucionar el pequeño gran problema que Eileen tenía desde la muerte de Audrey. Todas las noches la infante se levantaba entre llantos y gritos llamando a su madre; durante casi el primer mes lo ignoró y solo la dejaba ahí hasta que se cansara, ese fue el primer error que cometió, ahora tenía que solucionarlo.
- ¡Andi! – llamó una voz somnolienta desde la planta superior.
- Ven linda – dijo el nombrado feliz y esperando que su "solución" le diera resultados.
La pequeña empezó a bajar uno a uno los escalones sosteniéndose de las tiras del barandal, era bastante cuidadosa.
- Baño – informó al llegar al piso de abajo.
- Ya te llevo solo quiero que veas esto – fue hasta donde la menor y tomándola entre brazos la llevó a la sala cubriéndole los ojos.
- Bañooo – se quejó moviendo su cabeza de un lado a otro en su intento de zafarse.
- Mira – le destapó los ojos dejándola ver algo realmente especial.
Varios portarretratos estaban sobre la mesa de centro de la sala, todos tenían fotos de Audrey y algunas de madre e hija y otro de los tres.
- Mamá siempre estará aquí – le dijo feliz.
La pequeña pataleó en señal de querer bajarse, y en cuanto estuvo en el piso se acercó con cuidado hasta llegar a los recuadros, Andi tenía las fotos en álbumes y consideró que una manera saludable de sobrellevar todo eso era que mirara a su madre, y de paso así no la olvidaría.
- Puedo – dijo con temor.
- Claro – la animó – pero tengo uno en especial para ti – avisó haciéndola girar.
- ¿En seio? – miró con los ojos brillosos.
- Ten – le extendió un portarretrato, no era tan grande como los otros, el marco estaba hecho de madera pintada de blanco, con algunas flores dibujadas alrededor, la imagen estaba cubierta por un cristal plástico, no quería que su niña se lastimara en caso de que se le cayera.
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Eileen
Fanfic"El olvido es el regalo más cruel y misericordioso que te puede dar el tiempo". El glamour de ser una estrella de rock se ha desvanecido de una forma tan efímera como el pasar de una estrella. Cada día se diferencia menos del anterior y la ola de pe...