Capitulo 39

16 1 0
                                    

Victoria
 
Estoy completamente agradecida a mi cuñado por haber aceptado ser el nuevo vicepresidente de Holloway Holdings, porque eso me dio la posibilidad de poder vivir mi embarazo con mi marido. No estuve sola, hicimos cada cosa juntos, el pedido de ropa y de cada cosa que se nos ocurría para mi bebé, la ropa, la butaca para nuestros autos, la hamaca con música y vibraciones para que se relaje y demás cosas, algunas completamente innecesarias, pero que nos hicieron feliz comprarlas.
El llegar a las treinta y siete semanas de gestación,  fue una especie de cuenta pendiente que tenia, si se quiere llamar así. Necesitaba saber también que yo si puedo proteger a mi bebé, de cada cosa mala del mundo.
Caden y yo estamos felices, tranquilos, luego de haber encontrado a Steffany con Max en su oficina, el no volvió a sobrepasarse, y por suerte ella desapareció como de la faz de la tierra. Cosa que necesitábamos, mi ex, al parecer, desapareció, y espero que siga así, por el resto de mi vida. No necesito nada de eso, al fin tengo lo que siempre quise.
El embarazo dentro de todo es llevadero, pero ya estoy hinchada y vivo descalza todo el día, nada me entra. Recuerdo el mes pasado cuando Caden, me sorprendió para el primer aniversario de conocernos. Justo para el primer año de Jax, teníamos que ir a su fiesta, y yo no tenía que ponerme, me agarro una especie de ataque de nervios, y lance cada par de zapatos de nuestro vestidor. Mi pobre marido casi sale con un taco aguja clavado en la frente, obviamente culpe a las hormonas. Llorando le dije que no tenía nada para ponerme, estábamos en agosto, hacía calor por suerte, pero no tenia sandalias que no me dejen los pies como un puto matambre de pollo. Caden apareció con un par de sandalias planas, hermosas, con strass celestes y verdes aqua. Lo adoré, pero en serio, se la chupé hasta que acabó y después nos fuimos al cumpleaños del pequeño Jackson.
Yo no esperaba nada, es decir, esperaba festejar nuestro primer año de casados, no de conocernos, pero mi marido es así, aunque no quiera reconocerlo es romántico, y lo amo por eso.
Luego del cumpleaños, volvimos a nuestra casa, y a mitad de camino, al lado del lago, me tapo los ojos y me guio hasta mi sorpresa. Recuerdo textualmente sus palabras
-      Espero que te guste, lo hice yo mismo. No será como las cenas que nos prepara Gretel, pero quería que tengas algo hecho por mí, más allá de mi bebé en tu vientre
 
Cuando destapo mis ojos, vi una mesa, a metros del lago, con luces enredadas en las ramas de los arboles, dándonos la iluminación justa y necesaria. Dos sillas, lámparas en el suelo y la cena. Fue completamente inolvidable, luego hicimos el amor en el mismo lugar.
Me sentó sobre la mesa y lamio mi clítoris hasta hacerme pedir por favor que me haga acabar, luego me senté a horcajadas suyo y lo cabalgue hasta que llegamos juntos al orgasmo. Una noche completamente inolvidable.
Hoy, estoy recostada, en la oficina de Caden, mirando por la ventana hacia el jardín de nuestra casa, esperando a que deje de llover. Toco mi vientre y sonrío, voy hacia la cocina, me preparo un batido de bananas y vuelvo al mismo lugar, pero esta vez tomo mi guitarra.
Me siento en el sofá, y comienzo a buscar los acordes con los que me sienta cómoda, cuando los encuentro, empiezo.
Voy a contestarte ahora mismo todas tus preguntas
Pa' dejarte bien claro que fue lo que pasó
La noche en que me dejaste pasaron cosas
Las mismas cosas que tu amiga ya te contó
¿Y sabes qué?
No te contaron mal
No te voy a negar
Sí nos besamos, nos entregamos
Pero hasta ahí no mas
Fueron unos cuantos besos
Dos o tres caricias
Me ganó el deseo de que fuera mía
Hubo coqueteo ¿y pues yo que hacía?
No te contaron mal
Sí estuve con alguien más
¿Qué te hace daño, si no fue en tu año?
¿Qué tienes que opinar?
Si no fueron muchas, sólo fue con una
Si andaba borracho era culpa tuya
Y al final de cuentas
Una no es ninguna
Cuando termino de cantar, mi bebé ya se movió, y Caden está en la puerta, apoyado mirándome como si fuese un Dios del Olimpo.
-      Le estas cantando canciones de infidelidad a mi hija? – se acerca y me da un beso en la frente y luego en los labios
-      Le estoy cantando una canción, no analices de qué.
-      Sabes? Siempre me relajó tu voz. Desde el primer momento en que te escuché, nunca pensaste en cantar?
-      Que? Ni loca, soy lo más vergonzoso que hay. Prefiero cantar para mi marido, mi hija y ya. No necesito cantarle a todo el mundo, solo con ustedes me alcanza.
 
Me acurruco a su lado y sé que podría dormirme aquí.
-      Cariño… - me dice en voz baja
-      Que?
-      Tengo que contarte algo, pero quiero que estés tranquila – mierda
-      Si. Qué?
-      Prométemelo
-      Está bien, te lo prometo, que pasa? Me estas asustando
-      No tienes por qué asustarte, solo te lo cuento para que lo sepas, Marco estuvo rastreando las llamadas de los familiares de tu ex.
-      Y? … - espero a que continúe
-      El todavía está aquí, y cerca de mis oficinas.
-      QUE!? – me levanto rápidamente provocando un calambre en mi cintura, Caden se levanta conmigo, preocupado
-      Te pedí que estés tranquila – me regaña
-      Dime…
-      Tú estás segura cariño, no vendrá aquí.
-      Y tú? Tu nunca tienes guardaespaldas, solo tienes a Tom contigo.
-      No los necesito
-      Claro que los necesitas! Por supuesto que sí! – ya estoy gritando
-      Tranquilízate
-      Que vas a hacer? Eh? Esperar a que el te ataque?
-      No…
-      Entonces le vas a pedir a Marcus que te envíe a algunos guardaespaldas para ti. No quiero que estés solo –antes de que me diga algo, endulzo mi tono – por favor, hazlo por mí, por nosotras. – el me mira a los ojos y suspira. 
-      Bien, llamare a Marcus y le pediré que me envíe algunos guardaespaldas, pero que no interfieran o los despediré – me rio y lo abrazo
-      Eres terrible.
-      Si? Y dime… no te gustaría hacer el amor conmigo porque soy terrible?
-      Hmmm – me apoyo contra su pecho cuando siento un dolor fuerte, como ganas de ir al baño.
-      Estas bien? – me dice preocupado
-      Si campeón, pero deberás esperar a antes de dormirnos porque en estos momentos deseo ir al baño TRANQUILA – lo remarco porque sino estará molestándome cada cinco minutos.
-      Bieeen, me quedare aquí, solo lleva tu celular y avísame si estás bien.
Me voy riéndome, porque últimamente, como ya sabe que se está acercando la fecha de parto, está cada vez más nervioso y sobre protector. Lo tranquilizo diciéndole que me siento bien, y que todavía faltan mínimo dos semanas para que nazca, no me siento como para parir, y supongo que el cuerpo de una mujer ya lo sabe. Con Daiana no lo supe, porque fue un parto inducido y con anestesia.
En el baño hago mis necesidades, una de las tantas cosas por las que quiero parir? LA MALDITA CONSTIPACION Y HEMORROIDES. Las odio!
Yo también estoy nerviosa por el momento en que mi bebé esté lista para salir,  pero deseo tanto formar mi familia con el hombre al que amo, y por tener conmigo a mi hija, que todo lo demás parece insignificante.
Peleamos cuando nos ponemos a pensar en nombres, los que me gustan a mí, a él no, y viceversa. Luego nos arreglamos pidiéndonos disculpas y haciendo el amor. Pero es complicado todavía no decidir los nombres.
Entro a la futura habitación de mi hija y sonrío, es algo que hago desde que Caden me dio la sorpresa, armé y desarmé el bolso que llevare al hospital unas diez veces más o menos. Con Caden nos excedimos un poco comprando, peleamos también cuando le compré vestidos a la bebé, peleamos por las polleras. En ese momento creí que se estaba volviendo loco, son vestidos de bebé. Pero según él, dice que la acostumbraré a usar ese tipo de ropas y en la adolescencia tendrá que matar a más de un maldito.
No lo dejé enojarse, pero tampoco cancele los pedidos que había hecho, a los dos días Caden apareció con un chupete lleno de cristales, lo miré completamente horrorizada, no le pondré cristales tan cerca de la boca a mi bebé, sé que no se despegaran, pero no me confiaré, mi marido me tranquilizo diciéndome que solo es para una sesión de fotos.  Como padre ya es único y lo amo.
Entro al vestidor de mi hija y sonrío enamorada de cada espacio. Hay vestidos, camisetas, medias, polleras, zapatitos en miniatura, abrigos, accesorios, de todo.
 
-      Sigues pensando que nos excedimos? – me dice mi marido abrazándome por detrás y apoyando sus manos en mi vientre.
-      Amo haberme excedido. Espero que ella sea muy feliz aquí, como lo soy yo. Como lo fui desde el primer día en que pise esta casa.
-      Y lo será cariño. Los tres, deja de pensar en eso – me da vuelta entre sus brazos- ya pedí la cena.
-      No hace mucho que me tome un batido de bananas, pero bueno. No me negare a cenar.
 
Me voy hacia la cocina, preparo la mesa, un vaso de jugo para mí y Caden. No le pregunte que pidió para la cena, pero no me preocupo él sabe cuáles son mis gustos.
Cuando nos sentamos a comer, me llaman al celular y me levanto, preocupada porque nadie me llama a estas horas de la noche.
Es un número desconocido, obviamente la curiosidad me gana y contesto la llamada, pero al instante me arrepiento de haberlo hecho.
-      Hola?
-      Hola mi amor, me extrañaste? – abro los ojos y me falta la respiración, miro a mi marido y no puedo articular palabra. – me enteré que te casaste. Tengo que felicitarte no?
 
Caden se levanta rápidamente, preocupado al ver que no puedo ni siquiera moverme y tirar el celular tan lejos como lo quiero hacer.
 
CADEN
 
 
Me levanto rápidamente al ver como la cara de Victoria se pone blanca en segundos, está congelada en el lugar, mirándome, como pidiéndome ayuda silenciosamente.
Llego hacia ella y le saco el celular de las manos, obviamente ya cortaron la llamada, la llevo con cuidado hacia la silla y me siento a su lado.
-      Cariño mírame – la tomo de la cara – que paso? Cuéntame, me estas asustando.
-      Era Matías - me dice Maldita sea!
-      Que te dijo? – me levanto y tomo mi celular, para llamar a Marcus
-      Que se enteró que nos casamos y que si debería felicitarme – esta preocupantemente tranquila, no llora, ni siquiera me mira a los ojos.
 
Llamo a Marcus y cuando me contesta no lo dejo ni siquiera contestar
-      Acaba de llamar a Victoria, te pasaré el número, quiero que me digas de donde llama.
-      Bien si.
Le paso el numero y corto la llamada, esperando a que el vuelva a contactarme con los datos. Camino hacia Victoria que sigue sentada, con la mirada perdida. 
-      Mi amor, mírame – le hablo silenciosamente y al fin me mira a los ojos.
-      Perdóname – sus lagrimas comienzan a mojar su hermosa carita – perdóname – me abraza
-      Por qué? Por qué debo perdonarte?
-      Por todo, por hacerte vivir esto, si no me hubieses conocido no estarías corriendo peligro, estarías más tranquilo, es mi culpa, hasta haber contestado la llamada fue mi maldita culpa
-      Ey! – la tomo de la cara y beso sus lagrimas – no me arrepiento de nada, no corremos peligro, estamos bien, estaremos bien y ya nos desharemos de él. Te lo prometo, Victoria, nada de esto es tu culpa. Nada.
-      Estoy feliz, pero él aparece queriéndome sumir en el infierno en el que viví y lo enoja mucho no poder hacerlo, lo sé y tengo miedo de que no pare hasta lograrlo
-      No lograra nada. – me suena el celular – espera, es Marcus
Contesto la llamada rápidamente
-      Dime Marcus
-      Escucha atentamente, la llamada es de al rededores de tu casa, sé que es una especie de fortaleza y no puede entrar, igualmente por las dudas, cierra todo, y llama a seguridad para que estén atentos en la entrada, estoy enviando a siete hombres armados para que cuiden cada esquina de tu casa.
-      Bien.
-      Lo encontraremos Caden – me dice con entendimiento en su voz
-      Eso espero, debo ir con mi mujer, gracias Marcus.
 
Primero voy a cerrar cada puerta y ventana. Debo estar seguro de que nada pasará, no entiendo cómo consiguió llegar hasta aquí.
-      Cadeeeeeeeeeen!!!! – escucho gritar a Victoria desde la cocina y se me hiela la sangre. Doy gracias a Dios porque mis piernas empiezan a moverse sin darse cuenta.
Cuando llego a la cocina, la encuentro encorvada apoyando las manos sobre la mesa, con una cara de dolor, parada sobre un charco de agua.
-      Mi amor, que te pasa? Se te cayó un vaso con agua? Cuidado con los vidrios – me mira con cada facción de la cara reflejando dolor
-      Acabo de romper bolsa Caden
-      Que!? – le digo estupefacto – no puede ser, quizás te estás equivocando, faltan dos semanas todavía
-      Caden maldita sea! Estoy teniendo una contracción que me está partiendo a la mitad! Llévame al baño, mientras yo me doy una ducha, tu toma el bolso de la bebé y llévame al hospital, aprovechemos ahora que el dolor pasó – la miro a la cara y no puedo moverme – Caden despiértate!
-      Si si – la tomo suavemente del brazo.
Entramos a el baño y hago todo por inercia, la desvisto, abro la ducha, la ayudo a meterse, voy hacia la habitación de mi bebé, tomo el bolso que Victoria ya había preparado, y la valija con las cosas que necesitará después de parir.
Vuelvo hacia el baño, y la encuentro otra vez encorvada, inhalando y exhalando.
-      Cariño… .- le digo, pero llaman por el intercomunicador
-      Ve… - me dice sin siquiera mirarme
Contesto y son los guardias de seguridad que envió Marcus, llamo a Tom y le pido por favor que él se encargue, pero que cuatro de ellos vengan con nosotros al hospital.
Vuelvo al baño, y Victoria ya esta secándose, lleva el pelo atado en un moño desordenado, es hermosa.
-      Ayúdame por favor a ponerme algo cómodo, saca del vestidor un vestido que sea holgado.
 
La ayudo a vestirse, sin decirle nada, frotando su espalda cuando llegan las contracciones, los dos estamos muy nerviosos.
Llevo las maletas y todo lo necesario al auto, la ayudo a subir y vamos hacia la clínica. La obstetra nos espera allí, con una sonrisa en la cara, no sé si porque mi hija esté por nacer o por lo que nos cobra por atender el parto.
-      Ya veo que se adelanto – nos dice al llegar a ella.
-      Si – dice Victoria con otra contracción – tengo contracciones muy dolorosas cada seis minutos
-      Bien, genial, estas dilatando rápido. Vamos
-      Aaaay! Necesito una maldita silla de ruedas! – grita Victoria, ordenando a cada personal de la clínica que hagan lo que ella pide. Una señora regordeta llega rápidamente ayudándola a sentarse – gracias, lamento haber gritado así.
-      Está bien querida – le contesta la enfermera.
La llevan a la habitación, y comienzan a hacerle todo tipo de cosas que no entiendo, le colocan suero y no entiendo para qué.
-      Mi amor, necesitas algo? – le digo acariciando su cabeza cuando los médicos nos dejan solos.
-      Necesito que te calles Caden – la miro sorprendido – tú y tu maldita polla! Mira lo que me hicieron! – quiero reírme, pero estoy más sorprendido.
 
Inhala y exhala como le enseñaron en el curso de preparto. Cuando al parecer la fuerte contracción pasa, abre los ojos y me dice
-      Lo siento cariño, te amo a ti y a tu polla. Lo siento mucho – me rio y besos su frente
-      Está bien mi amor, lo sé.
La doctora Walliser entra a la habitación
-      Bien Victoria, veremos cuanto de dilatación estas teniendo.
Se coloca entre las piernas abiertas de mi mujer, y ella aprieta mi mano, cerrando fuertemente los ojos.
-      Es necesario esto? – le digo nervioso, queriendo alejar a cada persona que le haga mal a mi mujer
-      Si. Sé que duele, lo siento. Victoria, estas dilatando activamente, si quieres la epidural, tienes que decírmelo ahora, ya tienes ocho centímetros de dilatación y es el límite.
-      No – la miro sorprendido y horrorizado – no quiero.
-      Bien – la doctora le sonríe y se acerca a ella tomando su mano – todo estará bien.
-      Lo sé. Gracias.
 
La doctora sale y a los minutos entra un enfermero, para llevarse la ropa de la bebé.
-      Ayúdame a levantar- me dice tendiéndome la mano
Se para, comienza a caminar, yo la ayudo llevando el suero hacia todos lados, luego coloca sus manos sobre la cama, y sigue respirando
-      Hmmm – dice Victoria en voz baja.
-      Cariño, no crees que lo mejor es acostarte?
-      No! Caden…
-      Que cariño? – le digo preocupado
-      Llama a alguien por favor, necesito pujar.
Rápidamente salgo de la habitación en busca de la doctora, y casi la llevo a rastras para que vea a Victoria.
Al examinarla nuevamente, se dan cuenta de que ya está completamente dilatada y que debe parir YA.
La llevan rápidamente a la sala de partos y a mí a una habitación contigua, me dan la ropa estéril que necesito y me reúnen con Victoria nuevamente.
Ella ya esta semi en cuclillas esperando, voy hacia ella rápidamente y sin siquiera mirarme me toma de la mano.
-      Me duele, me duele mucho – me dice Victoria con lágrimas en los ojos, y yo me siento un inservible por no poder hacer nada por ella.
-      Respira mi amor, ya casi está con nosotros, respira – ella asiente, y respira como le enseñaron.
-      Bien Victoria, necesito que pujes con todas tus fuerzas, ahora.
Victoria empieza a pujar fuertemente, sin gritar, pero sufriendo, lo sé.
-      No puedo, no puedo – me dice llorando y apretando mi mano
-      Si que puedes mi amor, si que puedes, vamos, ya casi está – beso su frente y ella sigue pujando nuevamente
-      Bien, la cabeza ya esta fuera Victoria, necesito un esfuerzo más.
Ella asiente y vuelve a pujar, un llanto muy fuerte rompe con todo tipo de sonidos en la habitación. Abren rápidamente la bata de Victoria, exponiendo sus pechos y colocan a nuestra bebé sobre ella.
A pesar de haber estado sufriendo de una manera inimaginable, mi mujer lleva a nuestra hija hasta su pecho y comienza amamantarla. La tapan con una sabana y limpio mis lágrimas que entorpecen la visión más hermosa que vi en mi vida.
Es blanca, casi colorada, tiene el cabello de un rubio oscuro, una boquita igual a la de Victoria y los ojitos cerrados.
-      Es hermosa – me dice Victoria leyéndome el pensamiento – ya estoy completa
-      Los dos lo estamos - beso suavemente a mis dos mujeres y me quedo sentado a su lado. Acariciando con un dedo a mi hija.
 
Luego de unos cinco minutos, nos separan, llevando a mi hija a sus primeros controles, y yo sigo cada movimiento hasta que las vuelven a juntar. 

IntenseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora