RJ.

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SeokJinnie a estado ahorrando desde que su corazóncito decidió latir descaradamente por una persona que ni siquiera sabe de su existencia, aún así, él ponía cada día un pequeño billete a su alcancía de el personaje tata

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SeokJinnie a estado ahorrando desde que su corazóncito decidió latir descaradamente por una persona que ni siquiera sabe de su existencia, aún así, él ponía cada día un pequeño billete a su alcancía de el personaje tata.

Era imposible no seguir a alguien de corazón tan puro, de un humor tan gracioso y una personalidad encantadora ( omitiremos hablar sobre el físico porque de eso no había nada imperfecto en aquél chico ).

Eran vísperas navideñas cuando su hermana menor, Chungha, se había subido a su estómago para saltar hasta tratar de despertarlo. En su mente habían pasado miles de opciones para lanzarla al suelo como si de una reacción despiadada de su cuerpo se tratase. Claro que esas ideas no eran ninguna opción.

Abrió un poco sus ojos pestañeando con suavidad para después cerrar sus manitas en puños y resfregar sus ojos.

- ¡Vamos perezoso! ¡Santa a traído algo para ti! -

Retiró sus puños de su rostro y sus ojos se abrieron tanto como si se tratase de dos pequeños limones. La somnolencia yéndose de golpe, al igual que su hermana. No pueden culparlo, él seguía creyendo en Santa aunque tuviera 16 años.

Corrió con pies descalzos acariciando los mosaicos helados de su casa, su perrito, Janggu corriendo a su lado y meneando la colita, podía sentir la emoción de su fiel compañero y eso simplemente le hacía sentirse más feliz.

Se detuvo abruptamente frente al árbol de navidad, de ramas esponjosas y olorosas, un aroma cálido llenando su hogar. Le sonrió a sus padres cuando los vio y bastó una simple mirada de aprobación por parte de ellos para que se acercara los pasos restantes al árbol.

Estiró su mano para alcanzar su obsequio navideño, justo en la punta donde la estrella navideña se encontraba brillando en todo su esplendor, había un sobre que podía reconocer a la perfección, uno que tanto había deseado tener en sus manos. El simplemente creía que estaba soñando, ¿a caso todo esto era real? Probablemente tomó algo de enjuague bucal mientras limpiaba su boca.

- Chungha-ah ¿puedes pellizcarme? -

La pequeña niña feliz de la vida por causarle algún tipo de daño a su hermano mayor, asintió desenfrenadamente y sujetó su brazo con una famosa reputación de elefantito y atinó a pellizcarle haciendo presión con sus uñitas.

SeokJin chilló un poco, probablemente del dolor pero más que nada, de emoción al saber que en realidad, nada de esto era un sueño.

- ¿Es para quién creo qué es? Oh Santa, juro que me portaré aún mejor si esto llega a ser lo que mi corazón tanto anhela -.

Desenvolvió con cuidado el papel y su sonrisa cuadrada le hizo competencia a la estrella brillosa. Lágrimas de felicidad, emoción e incredulidad se deslizaban por su rostro un poco hinchado a causa de la siesta.

Abrazó la entrada al concierto de la persona que tantas veces le había salvado la vida, que le había impulsado a salir adelante aún sin saberlo, que era su mayor motivación y orgullo. Y también, el príncipe azul que tanto se mencionaba en los cuentos de su hermana.

❤️🌲

Cinco días después, la llegada del tan esperado concierto había llegado, junto a su cumpleaños. Pero eso es algo que no importa mucho, al menos no para él.

Luego de destrozar al pequeño RJ de alcancía, corrió tienda tras tienda hasta encontrar una que no estuviera agotada y compró lo que sería su "outfit ideal" para aquella ocasión.

Justo ahora, a unos pasos del estadio más grande de el país, se encontraba un pequeño SeokJinnie luciendo jodidamente tierno. No le importaba que algunas personas lo hubieran visto mal o algunos niños malcriados le dijeran cosas hirientes. Nada podría arruinar su gran día.

Cuando las luces comenzaron a iluminar toda el área, su corazón latió de forma descontrolada. Y entonces lo vio, ahí se encontraba el príncipe de los cuentos de su hermana. Con el cabello perfectamente enrizado y ojos brillosos, labios con un toque de rosa haciéndolos ver tan cuidados y una piel blanquecina luciendo tan suave.

Esto era mil veces mejor que sus sueños, que sus idealizaciónes a ojos abiertos. Su mente esta vez no le jugaba ninguna broma. Santa lo había hecho real.

Disfrutó cada canción sin importarle que su garganta sufriera consecuencias más tarde, nada importaba en estos instantes. La diadema de tata deslizándose a veces de sus hebras castañas, suspiró frustrado cuando esta finalmente se cayó luego de tantos saltitos que había dado. No pasaron ni siquiera unos 43 segundos cuando volvió a ponerse de pie, había música de fondo pero ningún canto resonaba en el lugar, alzó su mirada encontrándose a YoonGi , la sensación de los últimos seis años, gritos de fanáticos haciendo explotar sus tímpanos y enrojecer sus mejillas. Ninguna palabra decente pudo salir de sus labios.

- ¿Eres un gran fanático de RJ no es así? -

SeokJin asintió una y otra vez. Se identificaba tanto con aquel personaje ficticio a decir verdad.

Miles de ojos puestos en el cantante le observaban levantar una de las tantas rosas que le lanzaban sus admiradores y se la extendió al pequeño niño con pijama y diadema de aquel alienigena con forma de corazón.

- ¿Cuántos años tienes..? -

- SeokJinnie -.

- Claro, ¿Cuántos años tienes SeokJinnie ? -

- Hoy cumplo 17, hyung -.

- Oh -...

Un puchero se hizo presente en los labios de el cantante, el cual se vio remplazado por una sonrisa cuando sus dedos rozaron los de el chico al tomar la rosa.

- Entonces, ¡Feliz cumpleaños! Y muchas gracias por apoyarme y venir a verme, Jinnie -

Se sacó su gorra, pasándola a su cabeza y brazos. Se acercó con valentía, alejando el micrófono, relamiendo sus labios antes de pegarse al chico y susurrarle unas palabras llenas de esperanza.

- Espero encontrarte algún día cuando seas un poco mayor, no tengas duda de que esperaré por ti para conocerte bien -.

Una vez terminó de hablarle y acomodarlo la gorrita, le dedicó una última sonrisa para regresar y continuar con su concierto. Tal vez había sido un poco atrevido pero aquel chico parecía ser todo lo que siempre deseó.

Y si el destino lo querría, volvería a juntarlos cuando sepa que ambos están listos para iniciar una amistad y quién sabe, tal vez hasta algo más allá.

Truly, Madly, Deeply (YoonJin). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora