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Nota: Tal vez se pregunten dónde están los padres de Joong y Nine? Pues, ellos son estudiantes, por ende, están viviendo en los condominios cerca de la universidad, sus casas quedan lejos, inclusive pues saben que la familia de Joong no está en el país. Por eso es que no hacen participación, ya que no saben nada xp o por el momento no.

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El agua de la ducha estaba tibia, eran casi las siete de la mañana y Nine hacía un suave masaje en sus cabellos. 

Estaba serio, su mirada rota, igual -o más- que las semanas anteriores. 

Había tenido un sueño. Uno muy feliz y doloroso a la vez. Su niña le sonreía, hacía muecas y extendía sus bracitos hasta él para que la cargase, pero justo cuando Nine corría para tomar al pequeño amor de su vida... despertó. 

En su sueño era feliz. Malai era hermosa, morenita y había heredado la sonrisa de Joong. Pero en su realidad el dolor que sentía no se quitaba con nada. 

Tomó el jabón luego de soltar un pesado suspiro, con mucho cuidado lo paseó por su cuello, brazos, pecho y se detuvo en su vientre. Tocó el espacio de su cuerpo que antes fue el refugio de su nena, deslizó su dedo por una diminuta estría y mordió su labio inferior. 

Se sintió asqueado de sí mismo. Sintió que su cuerpo no fue suficiente como para cuidar de Malai.

—Mi vida... -susurró acariciando su vientre vacío— Perdóname.

Sus lágrimas se mezclaron con el agua que seguía cayendo sobre su cabeza, frunció el entrecejo y apretó con fuerza sus dientes, tanto que incluso las venas de su rostro se hicieron visibles. Salió rápido de la ducha y sus ojos se encontraron con su reflejo, en el espejo de cuerpo entero. 

Su apariencia lo asqueó aún más. Sus ojos estaban hinchados, sus labios partidos y unas ojeras imposibles de disimular. Su estómago se veía muy levemente abultado. 

Empuñó sus manitas y golpeó su propio vientre, se escupió mil insultos hacia su persona y se culpó por ser tan débil. Lloró y gritó lo injusta que era la vida por haberse llevado a una nena que ni siquiera pudo conocer la luz del día. 

Su escándalo alertó a sus amigos . Gulf fue el primero en entrar, encontrándose al menor completamente desnudo y golpeándose una, y otra vez en su cuerpo. Cogió una toalla y envolvió al delgado muchacho en ella, lo abrazó con fuerza, sin importarle que su ropa se estuviese mojando. 

Dome apareció en el baño con una expresión preocupada, sus ojos estaban hinchados por haber estado dormido minutos antes. Se unió al abrazo y le susurró a Nine que todo estaría bien, le pidió que se mantuviera firme... Ya que maní siempre estaría con él. 

~ o ~

Nine tenía sus ojitos hinchados, era una clara evidencia del llanto de ésa mañana. Su esposo lo notó pero no dijo nada, no era necesario, sabía de sobras qué estaba destrozando al más joven. 

No le dirigía la palabra, estaba serio y miraba cada rincón de la pequeña oficina del doctor Kimmon, quien había salido un momento para buscar los resultados. 

Joong mordió su labio inferior, no es como si tuviera mucho que decir después de todo. 

El incómodo ambiente se mantuvo por diez minutos, hasta que el médico entró con dos sobres grandes, uno blanco y el otro rosita. 

Primero tomó el blanco, lo abrió con mucho cuidado y sacó un par de hojas, las leyó en silencio, preparándose para darles esa información a los jóvenes padres frente a él.

Nine se moría por dentro, los nervios se lo estaban devorando.

Las manos de Joong temblaban y no había manera en que se quedasen quietas.

— Dígame algo, joven Kornchild —habló Kimmon acabando con el mutismo incómodo-, ¿Ingirió algún tipo de medicamento que no haya sido recomendado por su ginecóloga? Ya sabe, para el dolor de cabeza o algo así. 

Nine inmediatamente negó, sabía de sobras que no podía tomar ningún fármaco mientras se está encinta. 

El mayor frunció el entrecejo sin quitar la vista del papel. 

—¿Estás seguro? ¿No intentaste tomar algo debido a la anomalía en el corazón del feto? 

—¿Q-Qué? ¿Anomalía en su corazón? 

—¿Tu ginecóloga no te informó? Tu bebé tenía un pequeñísimo defecto en su corazón, aunque eso no fue lo que provocó tu amenaza de aborto, obviamente. —pausó un momento, le dio una rápida ojeada al papel en sus manos y continuó- Aquí todo indica que le transferiste algún fármaco, eso actuó directamente sobre el feto... 

—¡Que yo no fui, maldita sea! —alzó la voz- ¡Jamás hubiera hecho algo que pusiera en riesgo la vida de mi hija! 

Joong puso una mano en la espalda del lloroso chico y ahí le dio suaves caricias, intentando tranquilizarlo un poco. 

—Yo estoy aquí para darte los resultados de la autopsia, no te exaltes. Después podrás debatir todo lo que quieras contigo mismo para averiguar de donde salió esa pastilla. —guardó la hoja nuevamente en el sobre blanco y entrelazó sus manos- Sé que esto no será de mucho consuelo, pero... Si tu bebé hubiese sobrevivido, jamás podría llevar una vida normal, las secuelas serían demasiadas. 

Nine mordió su labio inferior y lágrimas brotaron de sus ojos, su esposo a su lado sólo podía acariciar su cabello y espalda. Por lo menos pudo quitarse un peso de encima, efectivamente no había sido un consuelo, pero podría vivir con la idea de que Malai está mucho mejor, a diferencia de cómo habría sido su vida. 

Además, esa mañana se culpó de la peor manera y quizás no era todo su culpa. 

El menor tomó esta vez el sobre color rosa, hizo una pequeña sonrisa y lo abrió. 

—Este informe lo envía la enfermera Kin. 

Pero Kimmon no lo leyó, se lo entregó al moreno que en todo momento había estado callado. Joong en realidad aún no podía controlar el temblor de sus manos, pero de igual forma recibió el sobre. 

Lo primero que sacó fue una hoja, en el centro habían dos manitas extremadamente chiquitas pintadas de color lila y debajo, con una delicada caligrafía, tenía escrito: "Siempre los amaré, papitos" 

Nine sorbió la nariz y no notó que junto a él, al moreno se le comenzaban a asomar las lágrimas. 

Lo siguiente que sacó fue una pequeña fotografía impresa de Malai -cuando estaba viva-, en la que se podían apreciar las pelusas en su cabeza, por haberla fotografiado al momento de bostezar. 

—Era demasiado hermosa...—murmuró Joong .

—Lo es... —corrigió Nine.

El moreno asintió y el mayor apoyó su cabeza en su hombro, Kimmon sólo miraba a los jóvenes derramar lágrimas y soltar sonrisas dolorosas. Su futuro juntos aún estaba incierto, lo que los unía había dejado de existir y a cambio dejó una marca imposible de borrar.

Una marca que de todas formas los unía...

Como una estrella. || Joongnine - MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora