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Después de tanto meditar y buscar la manera de decirle la maravillosa noticia a su esposo por obligación, creyó que por lo menos debían entablar una mínima conversación, y eso no sucedía a ninguna hora del día. Con toda la suerte del mundo Joong le decía 'Buenos días' o 'Buenas noches' y listo, eso era todo. ¿Cómo esperaba que se pudiesen conocer? Nine sólo sabía su nombre y apellido, además de su edad -que ni siquiera salió de la boca del moreno, Nine pudo saberlo sólo porque encontró en la mesita de noche la cédula de identidad del chico-.

Joong era menor por dos años. ¡Y él siempre lo trató por su nombre! Así, sin más. Aunque Nine sabía perfectamente que no era su culpa, que si tan sólo hubiera un pequeño contacto entre ellos podrían evitarse muchos errores a futuro.

El moreno siempre se negaba desayunar o almorzar en casa, siempre excusándose de que quería llegar temprano al trabajo - de medio tiempo - porque tenía demasiadas cosas que hacer y precisamente éso le encendió el foco al castaño. Le prepararía una cena deliciosa al moreno e intentaría, por lo menos, apaciguar el ambiente.

Nine en realidad quería tener una buena relación con Joong, aún si de todos modos se divorciaban. Era su esposo -por obligación, claro- y el papá de su bebé, si el menor no quería responsabilizarse de su hijo, mínimo quería saber lo necesario para contárselo en algún momento cuando el nene creciera. Porque claro, su hijo en alguna etapa preguntaría por su progenitor y le sería un bochorno terrible decirle que ni siquiera él lo conocía.

Buscó en internet la mejor receta, la preparó con mucha dedicación para que el platillo quedara exquisito. Cerca de las siete y media, escuchó la puerta principal abrirse y salió rápidamente de la cocina.

-B-Bienvenido Joong... -Dijo Nine, obsequiándole una preciosa sonrisa llena de vida.

Joong le devolvió la sonrisa. Si el moreno no fuese un desconocido y de verdad estuvieran casados por amor, Nine se perdería en la sonrisa y profunda mirada que el menor le daba. Era su tipo ideal.

-Te preparé la cena - habló el pelinegro jugueteando con sus dedos.

- ¿En serio? No debiste molestarte.

- No es molestia. Por favor, ven a comer, ¿Sí?

El moreno asintió aún sin borrar su sonrisa. Siguió al pelinegro hasta la cocina y se acomodó en el comedor, donde estaban los cubiertos y demás. Sus ojos se centraron en el mayor, sonreía para sí mismo, se movía de un lado para otro sirviendo la comida en un plato y de algún modo, se veía más lindo que antes. Traía un brillo especial en él y su aura. Joong lo notó y soltó un suspiro mientras desviaba su mirada.

En su mente rogaba que no fuera lo que estaba pensando.

Nine puso frente a él un plato con comida, se veía bastante delicioso, debía admitirlo. Siempre le negaba el desayuno al pelinegro, no se presentaba a la hora del almuerzo y por la noche, simplemente le decía que ya había comido, aún si esto no era verdad. Prefería saciarse con comida chatarra.

Quería mantener cierta distancia con el mayor, y la razón tal vez es obvia. No quería encariñarse con él.

- ¿Estás bien? - La voz de Nine lo sacó de sus pensamientos.

- ¿Eh?

- Estabas mirando a la nada, ni siquiera has tocado la comida. ¿No te gusta?

- Oh~ no es eso... sólo estaba pensando. En realidad la comida se ve deliciosa.

El comentario le robó una sonrisa al mayor. Ahora era Nine quien contemplaba a Joong, quien había comenzado a comer como si fuera un niño pequeño, realmente parecía hambriento.

Como una estrella. || Joongnine - MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora