Bastardo redentor | BNHA fanfiction, AU Medieval | Cuento corto

7.- Una guerra inminente

Esa misma noche los soldados oficiales de orden directa del rey Shigaraki, recorren pueblo tras pueblo, todo el reino para llamar a los jóvenes de todas las familias para ir en ese mismo momento a emprender la aniquilación del reino entero de AFO: tierras, pertenencias, casas, personas, y obviamente la vida del mismo.
Izuku es de los primeros en recibir la orden, por causa de que su madre es parte de la escolta personal del rey, y obedece las ordenes impetuoso, con el odio por su progenitor hirviendo dentro de él.

Los barcos con caballos, armas y soldados, llegan a la isla del palacio de AFO entrando la madrugada, una horda de espadachines y escuderos, entre ellos la legión del fallecido All Might. El rey Shigaraki va al frente junto a su escolta, entre ellos, Inko Midoriya, mientras el resto de la tropa destruye todo lo que encuentra y lucha contra la fuerza militar local, el rey de menor edad se dirige directamente a su hermano, dentro del palacio, nadie puede detenerlo, como ha sido siempre, derriba a cada soldado con tan sólo un toque de sus dedos, pues como sabemos después del relato de All Might, es el primero usuario del OFA, y parte este es la potenciación de la fuerza física, su poder es inimaginable.

Izuku casualmente pasa cerca de la puerta del palacio cuando Shigaraki menor, tras dejar a toda la población que se encontraba dentro del palacio rendida en el suelo, tiene tomando de la cabeza y casi inmovilizado a AFO. El chico olivo baja de su caballo y entra a verificar que su madre se encuentre bien, sin dirigirle una sola palabra, pues sigue enfadado con ella.

La escena que verá: Una especie de neblina blanca con destellos plateados sale de la cabeza de AFO, el hombre que hacía unas horas le había dicho ser su padre; cuando ésta acaba, el hombre cae al suelo y su piel se seca gradualmente, se encoge, sus blancos cabellos desaparecen y, con el último mortecino aliento habla:

—Gracias, hermano, a pesar de todo, gracias, yo sé cuánto me amas...
Gracias, hermano, gracias por amar a un ser tan atroz como yo, gracias por dejar alojar mi magia en tu vida, en tus manos, en tus fuerzas, gracias —

Izuku no puede no distinguir aquellas palabras que hace tan sólo un mes le abrieron una ingente herida en el corazón, el golpe en el trauma lo hace caer de espaldas y sufrir un leve pero prolongado vahído, además de reabrir la herida, esa escena es tan sólo la segunda vez que ve a alguien de cerca abandonar la vida; la voz de All Might parece sonar a los oídos del peliverde desde lejos:

—El rencor es algo atroz, joven Izuku, algo terrorífico... —

El joven cae completamente al suelo desmayándose sin más motivo que por el impacto emocional.
Le vuelve la consciencia estando en medio del bosque, aislado del fragor de la guerra, recostado al lado de un árbol, lo primero que al abrir los ojos ve es a sus compañeros y sus caballos parados a unos metros, Ochako y Katsuki con las armaduras puestas pero las caretas en sus respectivas manos, tratando de despertarlo, sin preguntar qué le ha sucedido, asumen que se ha golpeado en la cabeza durante la batalla. —¿¡Qué ha pasado?! Escuché a All M... —antes de terminar, se da cuenta que no servirá de nada hablarles de aquella alucinación y el sobresalto, baja la mirada y continúa —Mi madre, ¿Dónde está mi madre? —Ochako contesta amable, con el gesto un poco confundido por la anterior frase del niño aceituna —Ella está bien Izuku-kun, salió de aquel palacio hace unos minutos, nosotros tenemos la orden de avanzar hacia el pueblo del noroeste por aquel enorme puente —señala el final del bosque.

Al levantarse aún sintiéndose un poco mareado, vuelve a parecer escuchar el eco de la voz de su maestro:

—El rencor es algo atroz, joven Izuku, algo terrorífico... —

Se vuelve a marear pero esta vez no desfallece, solamente baja la mirada.
El rubio y la castaña esperan a que su compañero recupere por completo el equilibrio, Katsuki aún con gesto de irritación.