[𝓕𝓾𝓮 𝓽𝓾 𝓬𝓾𝓵𝓹𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪]

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Kim Luna.

—Aquí es. —dije, con una voz bajita, que sabía que no podría escucharme.

—¿Dijiste algo?

—Si. —aumente el volumen. —Aquí es mi casa. —señale la mencionada.

—¡Ah! —soltó—No está tan lejos de la mía. —regrese a ver, y este había soltado una sonrisa, lo cual me gustó mucho, ya que no siempre lo ves sonriendo.

—Bueno.. entraré a casa, y muchas gracias. —dije, dando una reverencia.

—Espera. —soltó, lo que hizo que me detuviera. —¿Hay alguien en tu casa? —alzó una de sus cejas.

Recordé que antes de irme, todos se habían ido hacer comprás, por esa misma razón fui a la casa de Sofy, estoy segura que no hay nadie.

—Ahora que lo pienso.. no hay nadie. —susurre.

—¡Habla más duro! —gritó, haciendo que mis hombros salten un poco. —Perdón.. —miró al suelo, viéndose como un cachorro, sus ojos estaban un poco hinchados, y rojos, al parecer, había llorado. —Esque no te escucho. —habló, aún con los ojos viendo al suelo.

—¡Dije que no hay nadie en mi casa! —grite ganándome la atención del mayor. —Esque no me escuchas.

—Esta bien, entra y cualquier cosa, sabes donde vivo.—asentí, y así lo hice, no nos despedimos como cualquier otro lo haría. Entrando ya a mi casa, fue hora de correr a mi cuarto, y tomar las medicinas, las necesitaba de urgencia.

Después de tomar todo el vaso de agua que traía en mis manos, fui a sentarme en el borde de mi cama, para así, llorar.

Sofy fue, y es mi mejor amiga, de todo el mundo, siempre estuvo conmigo cuando yo necesitaba estar con alguien, y un consejo, siempre estaba ahí, para cuidarme, y sobre todo acompañarme.

Coloque mis manos en mi cara para luego deslizar mis dedos sobre mi cabello. Empecé a tirar todas las cosas que tenía a mi alcance sintiéndome malditamente miserable.

Sollozaba como si fuera un don en mi, limpiaba mis lágrimas cada dos por tres segundos, también intentaba calmarme pero era mega imposible.

Y finalmente me dormí, con un dolor de cabeza horrible.

(••)

—¡Lunaaa! muévete que no tienes más tiempo. —gritó un muy desesperado Taehyung.

—Voy, voy. —salía de mi cuarto totalmente mal, ni siquiera me había arreglado, ni nada, mis ojos estaban rojos, y algo hinchados, así que salí de la pieza con la cabeza cabizbaja.

—Ten. —me dio dinero, y las llaves de la casa. —¡Ten un lindo día mi princesa! Disfruta el colegio. —beso mi frente.

Asentí varias veces, y salí de casa, comencé a caminar sin ánimo alguno, y seguí preguntandome que hubiese pasado si hubiera detenido a que Sofy se embriagara, de seguro estaría ahorita conmigo, quejándose de su hermano.

Y hablando de su hermano, alcé mis ojos, y lo vi saliendo de su casa, con la camisa blanca fuera de sus pantalones, con su cabello revoltoso, y sus audífonos puestos.

Vi como cerraba la puerta de su casa, y sin notar mi presencia, siguió caminando.

Y así permanecimos durante todo em camino, el estaba por la otra esquina de la calle, y no mentiré de vez en cuando, volteaba a verle, me sorprendió bastante que llevará el uniforme del colegio, ¿estudiará aquí? Frunci el ceño.

Pero, el es mayor de nosotros, y los del último año, también son menores que el. Internamente me di cuenta que estaba pensando mucho en el, sacudi varias veces mi cabeza y seguí caminando de rumbo al colegio. Llegué al destino, y con la cabeza cabizbaja entre a mi salón, uno que otro suspiro salían de mi.

—¡Luuunaaa! —gritó Hoseok, corriendo hacia mi. —Debo pregun... ¿Paso algo?

—Ho-hoseok. —dije, para después respirar profundamente. —Debo decirte algo. —mire a sus ojos, y notaba ya la preocupación en estos. —Sofy..

—¿Qué pasó? —preguntó, sabía que también sería difícil hablar con el de esto.

—Sofy..

—¡Dale Luna, habla!

—Sofy se fue a Europa con sus padres. —dije lo más rápido que pude, pero también sabía que el había entendido perfectamente.

—¿Qué? ¿Es broma verdad?

—No. —sentía como mis ojos se llenaban de agua—Se fue, porque, ese día que fuimos a su casa, ella se embrago, tuvo un accidente, y, y sus padres quisieron que ella vaya con ellos.

La expresión de el fue realmente sorprendente, tenía en cuenta que le dolería, pero nunca pensé que tanto. —No puede ser. —dijo, con la voz afectada.

—Si, yo..

— ¡Pero porqué! Agh, ese día todos estábamos mal.. —asentí varias veces. —, pero.. tu no, tu  estabas completamente sana Kim Luna. —frunci el ceño, y lo mire con desdén—¡La hubieras ayudado! Y si la hubieras ayudado, ella estaría con nosotros ahorita. —soltó en un suspiro—Dios, Dios, Dios, no puede ser.

—Yo.. yo intente ayudar pero..

—¡Pero nada! —gritó, mis ojos se expandieron, nunca me había hablado así. —Fue tu culpa.

Rápidamente el agua de mis ojos seguían aumentando, ¿en realidad era mi culpa?

—Nono, no fue mi culpa, yo también estoy mal por ella, pero..

—¿Pero? No debe existír peros, ¿te alegras de que de fuera?

—Pará, las cosas no son así Jung Hoseok, si Sofy es nuestra amiga, y me duele mucho, pero, ¿Porqué me hablas así? Yo soy tu mejor amiga.

—Eras.

—¿Qué?

—Si, Kim Luna; algo me dice que tu querías que ella se fuera.. Sofy es la una chica que me gustaba, y lo hechaste a perder..

No dijo nada más y se fue, dejándome completamente destruida. No podía seguir teniendo clase, entonces corri para llegar al salón más tranquilo del colegio, donde podré quizás llorar a gusto.

Quizás si es mi culpa, y no debía dejar que tome, y se embriague, quizás si es verdad. Pero jamás tuve una intención de que Hoseok salga herido, jamás permitiría que ellos dos estén mal, ahora que lo pienso, siempre lo estuvieron.

Entre a la sala de artes, donde jamás suele estar alguien, pero este día fue tan intenso, que para mí mala suerte, si estaba.

Jeon Jungkook estaba sentado, dibujando algo quizás, con su cabello a los costados de su cabeza, mire cada movimiento del pelinegro que me olvide por completo que traía mi nariz roja, al igual que mis ojos. Se veía muy bien, traía su camisa blanca que es el uniforme diario, sus aretes, y una linda concentración, que no quisiera arruinarlo..

Y al querer cerrar la puerta, esta chillo, ganándome la atención del mayor, junto sus manos, al igual que sus piernas, y me dedico una mirada fulminante

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Y al querer cerrar la puerta, esta chillo, ganándome la atención del mayor, junto sus manos, al igual que sus piernas, y me dedico una mirada fulminante.

—¿Porqué estas llorando? —preguntó.

Te odio, Jungkook. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora