Ranma Y Tu

Capítulo 27

Especial: ¡¿Ranma y ___ comparten futón?!.

—Después de un largo día no viene mal un baño, ¿no ___?— el pelinegro miró a su novia, la cual se encontraba acariciando su cabello. —Estás muy callada, ¿sucede algo?— cuestionó, mientras colocaba una mano en el brazo de ___.

—No es nada...— susurró por lo bajo, mientras volteaba su rostro, para no tener que verle.

—¿Me estás ignorando?— Ranma se encontraba notoriamente inquieto.

—No, no... Es que...— ___ estaba visiblemente sonrojada, lo cual no pasó desapercibido por su novio.

—Ah, ya veo. Te está comenzando a molestar que nos bañemos juntos, ¿no es así?— inmediatamente la castaña se dió la vuelta, causando que el agua caliente que en la tina se encontraba, desbordara un poco.

—¡Para nada!, es que nunca habíamos estado tan cerca... Mientras nos bañamos— el Saotome se fijó en lo que su pareja recalcaba.

—¿Y eso te molesta?, ¿te incomoda que esté cerca de ti cuando nos bañamos?— la prima de Akane llevó las manos a su rostro antes de negar.

—Es que me da un poco de vergüenza...—.

[...]

La castaña miraba desde el espejo la musculatura de su novio. Sin duda algunas Ranma resultaba terriblemente atractivo para su persona.

Y tan solo llevaba una toalla...

Casi lo mismo iba por el lado del pelinegro. Ranma no era de fijarse del todo en el cuerpo de las mujeres, ya que las consideraba insoportables en su mayoría, sin embargo con ella era diferente.

Había aprendido a comportarse para no llegar a incomodarla, y ese había sido el entrenamiento más largo e insufrible que había tenido. Pero había logrado manejar sus impulsos masculinos, al punto de apartarlos. Sin embargo eso no significaba que de cuando en cuando, el jóven Saotome no se permitiera dar una fugaz mirada al cuerpo en toalla, ropa interior (o cualquier cosa que estuviera llevando puesto) de la sobrina de Soun.

—Estoy muy cansado— las manos de ___ rodearon el torso de Ranma, causando que este le diera un escalofrío.

—Vayamos a nuestra habitación a descansar entonces— el practicante de artes marciales asintió y se encaminaron hasta la salida del baño.

—¡El baño ya está disponible!— Ranma pasó a adornar los hombros de ___ con su brazo derecho, y caminaron así hasta la habitación.

[...]

—¿No que te encontrabas cansado?— ___ mantenía sus brazos alrededor del cuello de Ranma.

—Sí, pero para pasar tiempo juntos no...— el jóven Saotome abrazaba por la cintura a su amada.

La escena íntima resultaba bastante tierna, al mismo tiempo, llevaba cierto toque de sensualidad.

Tanto ___ como Ranma permanecían en ropa interior. Y aún así no les molestaba en lo absoluto a ninguno.

Aquella intimidad era suya... Únicamente suya.

De los pocos momentos en los que podían realmente mimarse, sin la molesta compañía de una familia que trataba de vee cada paso amoroso que ambos daban.

—Oye, me haces cosquillas— las manos de ___ pasaron a los hombros de Ranma, mientras depositaba numerosos besos en la derecha del pelinegro.

—Te quiero— el último beso resultó el más sonoro de todos.

—Y yo a ti— susurro un sonrojado Saotome.

—Deberíamos aprovechar...— era de noche, y alguno de los integrantes de la familia se encontraban todavía cenando. Ellos habían sido los primeros en terminar, para poder ocupar el baño sin que nadie les molestara.

En la oscuridad de la habitación, Ranma acorraló a ___ contra la pared y su pecho, y unió sus labios con los de ella.

La castaña, sin pensarlo dos veces rodeó el cuello del chico con sus brazos, mientras este la tomaba por la cintura.

Y ahí su beso de buenas noches. Ese que nunca faltaba entre ellos.

Tras eso, ambos tomaron la decisión de acostarse a dormir, y así lo hicieron.

Narra Akane.

—Ranma— toque la puerta con suavidad, la verdad era algo tarde, sin embargo no podía dormir y quería algo de compañía.

Sin embargo el parecía no responder a mi llamado.

—¿___?— esperé unos segundos, sin embargo ella tampoco respondió.

Cuando volví a tocar la puerta, esta se abrió ligeramente.

—Voy a entrar— anuncié y abrí la puerta.

Cubrí mi boca de inmediato.

Ranma y ___ se encontraban dormidos en el mismo futón, y... ¡Solo llevaban ropa interior los dos!.

—¡Argh!— apreté los puños.

___ tenía una mano en el pecho de Ranma, al igual que una pierna en su torso. Mientras que Ranma tomaba su mano y la otra la mantenía colocada en su pierna.

Sentí la ira recorrer mis venas. ¿Cómo podía ser que durmieran tan tranquilos, estando con tan poca ropa? ¡y así de pegados!.

Hablaría con papá. Esto no podía seguir así, si iban tan rápido tal vez...

Gruñí molesta.

—¡RANMA!— grité, mientras le soltaba un puñetazo en la cara, con todas mis fuerzas.

—¡Maldita sea, Akane!— gimió, colocándo una mano en su nariz. Las gotas de sangre tiñeron de carmesí la blanca sábana.

—¡Ranma, Dios mío!— mi prima se acercó a su pareja, y le revisó la nariz. Ambos parecían ignorar por completo el hecho de que estaban en paños menores frente a mí.

—¡Ponganse algo!— grité molesta.

Ellos suspiraron, antes de colocarse sus batas de baño, y mirarme enojados.

—¿Qué está pasando aquí?— cuestionó papá, mientras abría la puerta.

—¿Pues qué crees? ¡esos dos compartían futón! ¡y dormían bien abrazaditos en ropa interior!—.

—¿___ en ropa interior? ¡qué placer!— el maestro saltó en dirección a los pechos de ___, siendo detenido por Ranma.

—Ya me estoy cansando de repetirlo maestro, ¡a las de ___ no!— gritó exaltado.

—¿Qué es todo este alboroto?— Nabiki hacía su entrada, simplemente le dirigí una leve mirada.

—Ranma y ___ comparten futón, ¡y duermen abrazados en ropa interior!— exclamé.

—Ranma, hijo, por Dios, ¿qué le pasó a tu nariz?— preguntó el tío Genma. —Hay sangre por todos lados.

—Akane pasó— el pelinegro llevó nuvamente la mano a su nariz.

—Akane, no debiste golpear a Ranma— me regañó Kasumi.

—Pero...

—Lamento todo el alboroto de esta noche. Akane, sí. Ranma y yo compartimos futón, y dormimos abrazados, pero no siempre en ropa interior— mi prima me miraba fijamente.

—Ya estamos grandes y sabemos lo que está bien y lo que no. Si queremos dormir así, lo haremos. Y si me disculpas, debo ir a ver al doctor Tofu... Quizá necesite una nueva nariz.